El diario de Elena (COMPLETA)

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Por fin llegó el día y las ansias se apoderaron de mi cuerpo. Estábamos preparándonos antes de salir a la misión. Uniformes, botas, armas, binoculares y el mejor sistema de micrófonos que nos mantendrían comunicados a distancia. Sólo éramos Alex, Robert y yo. Los tres debíamos manejar la situación y una vez dentro, si era necesario, pediríamos refuerzos.

Partimos entonces y al llegar al alejado lugar y pusimos en marcha la operación. Robert probó el sniper y lo acomodó en el mejor sitio. Tenía una vista óptima del lugar. Estaríamos cubiertos y seguros. O eso esperábamos...

Mi estómago se encogía al tiempo que mis pulsaciones se volvían más violentas e irregulares.

- ¿Estás lista? -preguntó Alex mientras se ajustaba el arnés a la cintura.

-Sí -repongo casi como un reflejo involuntario. No sé con certeza si estoy lista, pero he esperado este momento toda la semana.

Al fin, luego de una hora, habíamos podido mirar dentro de la fábrica y, lamentablemente, nos encontramos con lo que habíamos sospechado. El lugar estaba tomado por unos hombres armados. Había tres en la azotea vigilando la entrada; uno en el primer piso y tres alrededores del lugar. El número aproximado era de siete sujetos, pero debíamos estar atentos a la peligrosa posibilidad que hubiera más.

Decidimos, luego un rato, que debíamos acabar principalmente con los francotiradores de la azotea y para esto, Robert tenía que ser rápido. Al caer el primero, los demás se alarmarían, así que tenía sólo un par de segundos para acabar con los tres.

Midió cada centímetro entre ellos los memorizó. Poco ruido, poco tiempo, pocas balas. Esperábamos su señal para cuando estuviera listo y en ese momento, Alex y yo nos treparíamos por el muro hasta el otro lado.

El suspenso se apodera del aire. Es denso y pesado como la tensión entre nosotros. Observo todo en cámara lenta. Miro a Robert, concentrado, mirando a través de la mirilla del rifle, a Alex respirar profundo, y al tiempo volverse más escaso.

-Lo más importante es volver con vida -dijo Alex mirándome profundamente. No recordaba cuándo había sido la última vez que veía mirada aterrada en sus ojos.

En ese momento me arrepentí de todo. Sabía que él quería hacerlo con apoyo de los demás agentes. Era más seguro para nosotros, pero más arriesgado para Amelia. Fue mi idea hacerlo así. Más complicado y no me perdonaría si ponía la vida de mi compañero en riesgo.

Sacudí mi cabeza, miré a Robert y en seguida dio la señal. Había comenzado todo.

Subimos juntos el muro impulsándonos con la cuerda del arnés. Escuché el ruido de tres casquillos caer sobre el suelo y luego encontré las palabras de Robert en el intercomunicador de mi oreja: "los objetivos han sido neutralizados". Miro a Alex una vez que estamos sobre el muro y le hago un gesto con el dedo pulgar alzado. La primera parte del plan ha sido alcanzada.

Seguidamente nos liberamos de las cuerdas y el arnés y nos dejamos caer hacia el otro lado del muro haciendo el menor ruido posible. Todo parece estar en orden allí dentro. Ninguno se ha dado cuenta que hemos entrado y tampoco que hay tres menos de sus matones.

Avisé a Robert para que llamara a los refuerzos. Estarían aquí en menos de diez minutos.

Caminamos hacia la entrada poco a poco. Alex iba a mi lado, cubriéndome. Debíamos neutralizar a los otros tres que ahora estaban a nuestro mismo nivel y alcance. La estadística era sencilla. Mayor cantidad, mayor posibilidad. Nos aproximamos un poco más y pudimos observar a dos de ellos. Quiero apresurarme a disparar, pero me detengo para asegurarme que Alex los tenga medidos. Habíamos hecho esto muchas veces, yo me acercaría disparando y Alex iría detrás cubriéndome, pero antes tenía que saber dónde estaba el otro que restaba. Para esto, Robert debía usar su vista periférica y alertarnos por el micrófono.