Subimos al coche y en menos de cinco minutos estábamos en el supermercado.
Tomo el carrito al entrar, pero Amelia me lo arrebata en seguida.
-¿Crees que también manejaré muy rápido?
Se ríe.
-No, es sólo que nunca he manejado uno. A mi padre siempre le hacen la compra.
No puedo evitar reírme.
-Y yo que pensaba que eras una niña consentida -digo con ironía.
Caminamos por los pasillos hasta encontrar lo que buscábamos. Ella parecía ser la única persona que disfrutaba estar en ese lugar. Era como observar a una niña jugando a ser mayor. Me cautivaba ver cómo encontraba fascinación en cosas tan rutinarias.
-Me da gusto que ya no estés enojada conmigo -dice cuando estamos en la fila para pagar-. Ayer la pasé muy mal luego de lo que me dijiste.
-Perdona. El encierro me pone de muy mal humor.
-Descuida- repone-. Y quiero que sepas que no existe nada entre Alex y yo. Él me besó y no pude esquivarlo.
-Tal vez no quisiste hacerlo.
Alza una ceja.
-Amelia, creo que ya has vivido suficiente tiempo tratando de complacer a los demás. Complácete a ti misma. Alex es un chico encantador y si sientes que entre ustedes puede existir algo más que una amistad, entonces no te cierres ante las posibilidades.
Me duele haber dicho eso, pero debo mantener mi promesa de protegerla. Sé que soy su principal amenaza, así que haré todo lo posible para mantenerla alejada.
-Hasta ahora sólo existe ese beso y, a decir verdad, no lo disfruté -confiesa.
No puedo negar que me causó un gran alivio escuchar eso.
-Alex es muy atractivo y simpático, pero no creo que sea lo que busco.
Me río.
-¿A qué te refieres?
-No lo sé -vacila-. Es un poco egocéntrico y prepotente. No es mi tipo -concluye.
-Tu tipo... -repito-. ¿Cómo es tu tipo?
Sonríe y se encoge de hombros.
-Alguien interesante, que me intrigue y me obligue a descubrir todos sus misterios; que se meta en mi mente y me consuma. Un amor intenso; impredecible, que vaya más allá de lo evidente; que me quite el aliento y me haga sufrir un poco quizá.
Sonrío con picardía y bajo la cabeza.
-Suena difícil... -me limito.
Suspira y asiente con la cabeza.
-Yo ya he asumido que eso es imposible de encontrar.
-En realidad no mereces nada menos que eso. No sé si Alex tenga lo que busques, pero nada pierdes con intentarlo.
Baja la cabeza y se queda un poco confundida.
Al poco rato, íbamos camino a casa. Ella estaba muy callada. Tenía la vista clavada en la ventanilla del auto. No quería interrumpir sus pensamientos, así que guardé silencio hasta llegar al estacionamiento del departamento. Observé que Alex esperaba allí, recostado de su auto con una sonrisa amplia como la que suele tener cuando se trae algo entre manos.
-¿Qué hace aquí? -me dice ella.
A juzgar por el tono de su voz, no creo que le haya gustado la sorpresa.

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El diario de Elena (COMPLETA)
RomanceElena es una agente de policía que ama su trabajo. Su siguiente caso a investigar, es la desaparición de Amelia Habash. Amelia es una doctora del hospital central, con una vida monótona y controlada absolutamente por su estricto padre. En este rel...