No lo entiendo, y el no entender me aflija, aquel dragón que antes no era dragón, si no más bien un caballero de alto rango, no era la criatura que conozco. Me miraba desentendido, y a la vez; pareciese que trataba de aguantar una montaña por si mismo. Su garganta ardía con fervor, al igual que Rubí, pero no era Rubí. El color de sus orbes —avellana dulce— no carmín. Un miedo recorrió mi espalda. No podía ser... ¡Lo niego! Era imposible. Sencillamente algo descartado.—¿S-Steven? —vociferé, no lo aceptaba, no quería. El pensar que le estaba arruinando la vida a alguien más me comía la conciencia.
Todo lo que observaba era árboles, árboles y más árboles sin un fin, tomé el tamaño de un individuo normal. Atrás de mi espalda hay una gran pared de piedra y tierra, parados sobre una planicie verdosa, cubiertos por copas de árboles que brindan una sombra disgustante. Los aires invernarles calan mi piel. No creí necesario un cobijo. Miré a la bestia, no cesaba de observar.
—¿¡Bueno ya!?, no me importa si eres el príncipito llorón, deja de mirar, al menos que quieras decir algo, ¿vas a decir algo? —le pregunté, él levantó su porte causando una inseguridad.
Aquellos ojos profundo eran inconfundibles, los había detallado varias veces. Lo que no era capaz de comprender era en cómo había llegado a convertirse en lo que es ahora. Estaba en una situación semejante cuando encontré a Rubí en aquella campiña hace unos años, nunca supe razón de tal transformación, ni como deshacerla. Las manos me temblaban, ¿desde cuándo?
—Dime que no eres Steven... Por favor... Dime quién eres realmente. —Su cabeza llegó a mi altura, su coraza escarlata empezó a iluminar la pesada noche que está cayendo tras mis hombros. Un suspiro caliente salió de sus fosas nasales.
Volvió a mirarme, suplicante tal vez, no era capaz de saber lo que realmente pensaba.
—Steven ven a mí. —estábamos a ¿qué será? Tres metros de distancia, sin dudarlo, él acercó su hocico hacia mí, ¡joder! Acató mi orden ante ése nombre... Es Steven... Mi Steven. —¿Qué te pasó, Steven? No te puedo llevar al castillo de ésta forma, te matarían, incluso Connie trataría de encajarte con su espada. —empecé acariciar su hocico, me brindaba calor ante esta estrellada y fría noche. —tu prometida trataría de matarte. ¡Y tus padres!, sería el fin de tu cuento. —Dio otro suspiro de desentender, debo suponer. —¿no te acuerdas de tus padres? —Steven cerró los ojos frustrado, ¿no se acordaba de todo?
Por un momento la angustia tomó mi alma. Debía permanecer en calma, no perder la cordura en un momento de agonía. No sé que había causado todo esto, pero sí sabía que era algo bastante grave.
—¿Qué haré? Tu cuento será cancelado... Como el de ella. —Murmuré. Me senté en el yerbajo. Steven movió mi hombro curioso —¿Qué? ¿Que no ves que me estoy poniendo histérica? —todo esto me parecía demasiado estúpido, Steven era capaz de reaccionar al nombre Steven, sin embargo, se mostraba confuso ante el pronunciar de Connie y padres.
Él enrolló su enorme cola para acorralarme con su enorme estructura. Emanaba cansancio, la temperatura, gracias a su esófago, aumentó con desdén, alejando el frío.
—¿Qué? ¿Quieres que te cuente un cuento para dormir? —comenté burlesca. Reí ante mi comentario. Steven acercó su rostro hacia mí, tragué saliva, es un tonto por hacerme sentir nerviosa aún con esa figura que tiene. —Sabes... Los humanos ven a los cuentos como una historia que va contada de boca en boca, la mayoría del tiempo claro —lo miré, prestaba atención como un niño. —lo que no saben es que... Detrás de cada fantástica historia, hay un hada que tiene que cargar con un pesado trabajo, ¡¿para qué?! Para que al final el protagonista se tome todo el crédito quedando como un irrefutable héroe. En la mayoría de los cuentos ni siquiera se menciona la aparición de un hada. ¡Son nuestros registros!
Tenía la ligera esperanza de que él no recordase lo que estaba contando, por que, si por defecto lo hiciese; otra regla rota ante mi conciencia.
—Soy pésima guardando secretos, ¿no crees? —cuestioné en voz alta.
Entonces empecé a pensar en muchas cosas, tenemos miles de registros en varias academias, una más relevantes que otras, y aunque no seamos mencionadas en la gran mayoría, terminábamos teniendo una vida exitosa y placentera, yo quiero eso.
Estoy harta de ser usada sin que realmente quiera... No me entiendo...
Como si Steven fuese capaz de sentir la melancolía, acurrucó su mentón hacia mí.
—¿Qué pasa? ¿Quieres algo?, ¿vas a comerme? —hasta éste momento no me había dado cuenta de la línea tan frágil en la que dependía mi vida. Él dio un rugido grave, parecido a una carcajada. Sabía que no le haría nada con dar un par de golpes en su coraza, pero igual lo "golpeé". —Tonto...
Lo acaricié, fueron largos minutos donde pasamos junto el silencio, sus ojos finalmente se sellaron, su respiración continuaba siendo pesada.
—Te amo Steven... —escuché un siseo, entonces me dormí.
Fin del capítulo 11.
------------------------
ESTÁS LEYENDO
Follow Me | Steven Universe
Fanfic"Un cuento de hadas con príncipes y princesas, pero el príncipe se enamoró del hada madrina" Steven debe casarse, eso conllevará a conocer a su ya planeada prometida. Él no desea este compromiso, está hechizado por los ojos agua de una bella dios...