·Capítulo 37 : Desenfreno·

429 55 24
                                    

<Christian>

"No hay nada que en esta vida te pueda detener .. como tampoco yo, por eso te elijo, porque eres libre de ser quien eres.."

Luego de una ducha rápida, desayunamos los dos juntos, con un poco mas de comida que de lo común para Anastasia, que ni ha probado tocar los huevos. Suspiro mentalmente, y dejo de leer mi periódico para poner atención en ella. 

-¡Anastasia! .. ¡come! - ordeno pero no mueve el tenedor - ¿piensas quedarte toda la mañana viendo esos huevos? debes comer como ayer, nena, hazlo por tu salud - le pido de buena manera porque la próxima que no haga caso pienso tirarla sobre la misma mesa para azotarla. 

-¡Intento! pero temo de que vuelva a pasar lo mismo que otras veces y lo de ayer haya sido solo suerte pasajera - quito de su mano el tenedor y pincho un poco de la clara para poner cerca de su boca. 

-¡Come y sin excusas! - apenas lo digo abre la boca y lo mastica tranquila. 

Veo que no hay reacciones en su cuerpo avisando a una pronta llegada de arcadas o vómitos. Sigue masticando de manera insegura y traga de a poco pero a los segundos le sube lo escaso que trago para terminar escupiendo en el fregadero. 

Suspiro por lo bajo, por lo menos esta vez no fue tan exagerado el rechazo. 

-¡Dejaré de lado los huevos y tomaré el batido! .. no me pasa Christian - se aparta ocultando el rostro porque quiere llorar pero me levanto a abrazarla por detrás.

-Si no quieres mostrarme tu lado débil lo entiendo .. pero no sufras nena, todo lo hago por el bien tuyo, ayer estuve muy orgulloso de tu valentía pero hoy no quiere decir que lo deje de estar, ya vendrán días mejores en los que puedas comer otra cosa conmigo o sola, ven, vamos a terminar nuestro desayuno - la giro sobre sus pies para ver que tiene los ojos acuosos aguantando el llanto. 

Se nota que es una mujer fuerte ante todo, por lo que contó acerca de sus abuelos y de la exigente educación que les dieron a su primo y ella. Siempre de clase en clase sin estar una hora con las manos sueltas, si no es equitación es natación, y sino era algún profesor de historia era un chef de comidas extravagante que le enseñaba a cocinar por lo menos una rebanada de pan pero ni eso podía, según ella. Todo para que sus nietos no los llamaran marginados o abandonados por sus padres, lo que también me impactaron sus historias de vida. 

Esto me hace entender muchas actitudes de ella, por eso actúa como si no tuviera límite alguno, no se los marcaron para cuando debían sino que su primo y Anastasia estaban bajo el cuidado de una abuela que trataba de cuidarlos pero que no era el mismo cuidado de un padre o una madre protector. 

Su abuela ocupada con la empresa familiar, su primo en el internado, su padre muerto por el coma alcohólico, su madre con el amante que escapo por dinero y Anastasia en manos de Aris Ivelic desde muy pequeña para hacer de ella la mujer perfecta a su medida. 

No a la medida de ella, sino de él. 

Termina de tomar sus dos zumos de frutas tropicales, se huele lo aromáticos de la papaya con el mango y pomelo. Una mezcla un tanto rara pero rica en vitaminas, necesita comer mucho pero algún día llegará ese momento donde no dependa de mi sino de su voluntad de avanzar en esta enfermedad que tiene. 

-¡Listo!, ahora sí, ¿nos vamos? - hace de cuenta como si no hubiera pasado nada, termino mi café y la miro. 

-¿Te sientes mejor que ayer? - su mirada fugazmente lo recuerda y asente dejándome tranquilo. 

-¡Sí Christian! sólo que te comportaste casi como un patán y desvaloraste el trabajo de mi equipo, no me gusta que le falten el respeto .. mi junta hizo un trabajo que valía escucharlos y tu lo pisoteaste sólo por el hecho de que ellos aparecieron en el video ese - se cruza de brazos en reproche a mi comportamiento. 

·Forbidden Love·  -2da parte-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora