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—Vaya, tuvo que ser una imagen impactante —dice Armin, tras escuchar de nuevo mi primer encuentro con Levi.

—Ya te digo, daban ganas de adoptarlo —respondo mientras me despeino el pelo aplicando un poco de cera.

—Supongo que no te refieres al perro, ¿verdad? —el tono de su voz me demuestra que ha entendido a la perfección el juego de palabras.

Le dedico una sonrisa ladeada a través del espejo. En mi propio reflejo se ve como brillan mis ojos con anticipación.

—Hacía tiempo que no te veía tan ilusionado con alguien —comenta mi mejor amigo.

Escucho que se levanta de su cama y se acerca a mi espalda. Con una mano comienza a colocarme algunos mechones de pelo que no alcanzo a ver en el espejo, seguramente está algo apelmazado, él sabe como me gusta que luzca.

Tengo el cabello liso pero me queda mucho mejor este look despeinado, ya me he vuelto un experto a la hora de darle forma.

—Ni tan nervioso —añado con una sonrisa—. El tipo impone para lo bajito que es.

—¿Es más bajo que yo? —pregunta Armin con curiosidad.

Me giro levemente y lo miro de arriba a abajo antes de volver la vista hacia mi reflejo.

—Como tú antes de dar el último estirón. Pero él tiene casi treinta —añado divertido—. En parte por eso aparenta ser más joven.

—No harías ningún comentario acerca de eso, ¿verdad? —que bien me conoce.

—Claro —respondo con una sonrisa.

—Eren...

—¿Qué quieres que haga?. No pude evitarlo —me masajeo de forma inconsciente la pierna donde Levi me golpeó con la muleta—. Además, él tampoco se quedó corto con las pullas.

—Bueno, parece que has dado con alguien con un sentido del humor tan peculiar como el tuyo.

—Tiene algo... No sé explicarlo, Armin —hago una pausa y soy consciente de que mis mejillas están algo sonrosadas—. Solo estuve un par de horas con él, pero tiene algo que atrapa.

Armin me dedica una seria mirada a través del espejo. Sé lo que está pensando en estos momentos. Sé que piensa que estoy adelantando los acontecimientos, que me estoy emocionando antes de tiempo, que no aprendo a tomarme estas cosas con más calma, que me ilusiono demasiado rápido...

—Enséñame la foto de nuevo —a pesar de mi lista de fracasos amorosos, Armin es tan buen amigo que siempre pone interés en lo que le cuento, aunque crea que la relación esté condenada al desastre.

Por supuesto, cuando ve señales muy evidentes de que algo raro sucede, es sincero conmigo. Que demuestre interés no implica que se calle lo que piensa. Por ese motivo siempre confío en él, sabe leer a las personas como si las conociera de toda la vida. Gracias a eso he evitado una gran cantidad de problemas, tanto con posibles parejas como con compañeros del instituto.

Le extiendo el móvil después de buscar con rapidez la foto de Tinder donde sale Levi con una copa de vino, es mi favorita, ojalá tuviera más fotos.

—Tiene pinta de matón, no es mi tipo —dice encogiéndose de hombros y lanzándome una intensa mirada—. Pero admito que es guapo.

—Muy guapo —corrijo sin dejar de sonreír—. Y eso que el otro día estaba hecho un desastre.

No pude evitar una carcajada al recordar las miradas afiladas de Levi cubierto de barro de la cabeza a los pies.

—Justo cuando estabas a punto de borrar la aplicación —me recuerda Armin—. Espero que éste te salga mejor que los dos últimos.

TinderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora