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(A/N):  RIREN. Aunque me joda desvelar esto desde un principio.


LEVI

Entro en el pequeño apartamento que comparto con la persona que menos odio en el mundo, Hange.

No es que sea una buena compañera de piso, pero nos entendemos a la perfección después de tantos años de amistad. Yo me encargo de la limpieza de la casa mientras ella se encarga de cocinar, (no es que sea terrible cocinando, pero la comida suele quedarme bastante insípida).

Al principio dudé de nuestra capacidad para convivir juntos, pero llevamos ya cinco años así y ha resultado más sencillo de lo que esperaba, quizás en algunas cosas si que nos parecemos lo suficiente.

Como iba diciendo, somos parecidos a la hora de respetar las manías del otro. Yo no soporto ni una mota de polvo en los muebles mientras que ella se ha adueñado de la habitación que hace de estudio para sus proyectos de investigación. Ambos somos bastante nocturnos, de modo que no nos molestan los horarios del otro. Y por último, somos bastante solitarios, (creo que yo lo soy más), de modo que no hay amigos invasivos que rompan con nuestro ritmo de vida.

En definitiva, parece la convivencia perfecta y de hecho, hasta ahora lo ha sido.

-¿Esta noche tienes planes, enano? -Hange me habla desde el sofá, donde tiene desplegado sobre la mesita de té una montaña de informes.

Le lanzo una mirada crítica al desorden que ha provocado en nuestro salón, a lo que contesta con un encogimiento de hombros y un después lo ordeno.

-Sabes que no. Quizás leer un poco. ¿Por qué, algo que merezca la pena en el cine? -si, somos muy cinefilos.

-No. Es que quiero invitar a Moblit a cenar a casa. Siempre es él quien se encarga de los detalles románticos y por una vez quería organizar algo -dice sin despegar la mirada de los folios.

-Oh -intento añadir algo más, pero decido que es mejor ponerme cómodo y pensar en las posibilidades que tengo.

No es la primera vez que Hange invita a Moblit a casa, como ya he dicho, sucede muy de vez en cuando y no es muy invasivo. Pero para mi resulta incómodo, sobre todo cuando se queda a dormir ya que nuestras habitaciones son continuas. Me sé de memoria los diálogos de las tres películas del Señor de los Anillos de las veces que he tenido que encender el portátil y ponerme los auriculares. Sé que intentan no ser ruidosos, pero las paredes de esta casa son de papel de fumar, así que, ALGO se escucha.

Lo bueno que tiene Hange, es que avisa siempre antes de que venga ninguna visita a casa. Así me da margen a mí para poder ir a otra parte si no me apetece.

El problema es que no tengo con quien quedar esta noche.

Siempre he sido una persona bastante antisocial. No me considero tímido, hablo bastante, pero muchos dicen que tiendo a ser un poco borde. No puedo evitarlo, tengo mala lengua y me encanta el sarcasmo. No se me da bien hacer amigos y suelo sentirme incómodo en presencia de mucha gente.

Lo que si me considero es una persona leal, con los pocos amigos que tengo.

El problema es que todos estamos ya rozando los treinta y las pocas amistades que tengo se han ido casando, teniendo hijos, se han mudado a otro país o simplemente están tan atareados que resulta imposible quedar con ellos.

No es que dramatice demasiado la situación, como ya he dicho, soy bastante solitario, pero hay momentos en los que esa soledad ahoga un poco.

¡Ah si! Por supuesto, no tengo pareja.

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