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LEVI

Eren se marchó temprano después de compartir una intensa sesión de besos después de desayunar. Me explicó que estaría durante la semana con su familia, aprovechando lo que restaba de las vacaciones y que regresaría el siguiente fin de semana para volver a trabajar en la cafetería. Estamos a miércoles y no hemos parado de hablar cada vez que hace un descanso en sus horas de estudio. Al parecer tiene unos cuantos exámenes justo después de las vacaciones, jamás me imaginé que serían tan cabrones en la universidad.

Ahora estoy en el sofá, esperando a que mi amigo Erwin venga a buscarme para ir a ver algunas de las motos que me había mandado por e-mail. Me hubiera gustado aprovechar estos días que tengo cerrada la tienda de té para quedar con Eren, pero entiendo que prefiera estar con su familia en unas fechas tan señaladas.

Tendré que seguir conformándome con los fines de semana y las llamadas.

Abro la galería y dedico unos minutos a observar las fotos que me mandó por la mañana. En una de ellas incluso le estoy dando un beso en los labios, como si fuera lo más normal, como si no estuvieran otras dos personas delante disfrutando del espectáculo. Me sorprendo a mi mismo con mi actitud, me cuesta bastante ser afectuoso delante de otras personas y tampoco llevo tanto tiempo quedando con Eren.

A pesar de ese detalle, debo reconocer que si llevamos bastante tiempo hablando. Quizás por eso tengo esta sensación como si lo conociera desde hace años.

La otra foto tiene algo especial que no sé explicar. Me gusta como me está mirando Eren, como si le estuviera contando la historia más interesante del mundo. Recuerdo lo que sucedió en mi habitación después de la cena y al día siguiente. He tenido unos días para sumirlo todo con más calma, recordando lo mucho que me divertí y lo bien que me hizo sentir en todo momento. No puedo negar que mi cuerpo reacciona a su contacto de forma espontánea, ignorando por completo a las preguntas que hace mi cabeza. Aún así, las contesto sin darle demasiadas vueltas.

Me gusta lo que he hecho con él. Quiero repetirlo. Ya está, eso es todo lo que importa.

Como si acabara de invocarlo con mis pensamientos, veo su nombre en la pantalla y descuelgo al instante. Apenas podemos hablar, pero me comenta entusiasmado que se ha reunido con un grupo de amigos de la infancia y que su hermana no deja de arrastrarlo de un lugar para otro cuando descansa de estudiar. Dejo que hable la mayor parte del tiempo, tampoco es que haga cosas muy interesantes en las horas que pasa frente a los apuntes. Todavía no he olvidado la emocionante charla de la langosta que entró volando a su habitación.

Un pitido me alerta de que tengo una llamada entrante y descubro al asomarme a la ventana de que Erwin está esperando delante de mi portal. Me hubiera gustado hablar más tiempo con Eren, pero no me gusta hacer esperar a los demás. Me despido sin darle demasiadas explicaciones y salgo a la calle para toparme con un Porsche que pega muy poco con el aspecto humilde de mi barrio.

EREN

Después de colgar con Levi me enfrento a dos ojos rasgados que me miran con profundo interés desde el umbral de mi puerta.

-Ya he tenido suficiente paciencia -mi hermana cierra con delicadeza y se deja caer a mi lado en la cama.

-¿Qué pasa? -pregunto con simpleza.

-Eren, nada de tonterías -comenta en tono cortante-. ¿Quién es?

En algunos aspectos creo que Levi y ella se parecen. No se andan con rodeos.

Suspiro, no tiene sentido tratar de disimular a estas alturas.

-Se llama Levi -respondo evitando su mirada.

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