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(A/N): Quiero darle las gracias a DaniellaWoll por la maravillosa portada que ha realizado para este fic.

Hace tiempo que no dedico tiempo a leer y les quería recomendar un fic que me tiene en vilo por las noches: Metamorfosis, de Luna de Acero. Es una maravilla, amé a los personajes desde el primer momento.

Ahora si, vamos al lío.

LEVI

Suelto el mando de la consola y pellizco el puente de mi nariz. Hace varias horas que Eren se marchó para irse a trabajar y ya no sé qué más puedo hacer para que el tiempo no transcurra con tanta lentitud. Él insistió en que intentara dormir de nuevo, aprovechando el último sábado que tengo libre antes de reabrir mi negocio, pero una vez que me despierto soy incapaz de conciliar el sueño.

Apago la tele y me estiro, recorriendo con la mirada el salón, buscando algún resquicio que se me haya pasado por alto a la hora de limpiar. No he dejado ni una mota de polvo en toda la casa y Moira está tan agotada de su paseo mañanero que ni siquiera abre los ojos para controlar lo que estoy haciendo. Dudo mucho que quiera volver al parque tan pronto.

Me pongo a divagar acerca de todo lo que sucedió ayer con Eren en el centro comercial y en mi habitación. Cada vez disfruto más de su cuerpo, me siento más seguro de lo que hacemos en la intimidad y no voy a negar que me sentí tentado de dar un paso más, de demostrar que puedo llegar hasta el final. Reconozco que sabe cómo hacerme disfrutar, es como si se supiera de memoria las zonas más erógenas de mi cuerpo.

Ya no me resulta chocante verlo desnudo. No me faltan las curvas de una mujer, no las necesito, no las echo de menos. Me gusta su torso firme, sus marcados músculos, sus grandes y expertas manos que transmiten tanta calidez con cada caricia. Me vuelve loco con sus gemidos, con esos labios que no me canso de besar, por no hablar de ese trasero que tiene. Joder, siempre he tenido debilidad por los culos, aunque debido a los atributos de mi ex novia todos piensen que me van los pechos grandes.

Admito que es distinto al de una mujer, más firme, menos voluminoso, menos redondeado. Pero adoro ese par de nalgas.

—Mierda —murmuro al darme cuenta del efecto que ha tenido esa imagen mental en mi cuerpo.

No entiendo cómo he sido capaz de resistir tanto tiempo sin sexo teniendo en cuenta la facilidad con la que me excito últimamente. Claro que no tenía a Eren ni su maravillosa anatomía rondando cerca.

Suspiro, mordiendo mi labio e intentando ganar algo de control sobre mis impulsos. Estoy deseando ver su reacción sobre la moto, tengo decidido el sitio donde lo voy a llevar. Espero que no se asuste, me gustaría poder compartir mi hobby con él. Por supuesto que podríamos ir en coche a disfrutar de la naturaleza, pero no es lo mismo, conducir una moto es como volar, cada giro, cada curva te proporciona la sensación de ingravidez, es una experiencia única.

Espero que todo salga bien, me he acostumbrado en seguida a su conducción y me siento preparado para llevarlo conmigo.

Y no es lo único en lo que me siento preparado.

Anoche quise tocar a Eren de otra manera, me contuve porque no me gusta hacer las cosas de forma impulsiva. Sé que tuvo una mala experiencia, sé lo brutos que podemos ser los tíos cuando nos dejamos llevar por el deseo. No quiero eso para él, siempre he tenido en cuenta el bienestar de mis parejas y en este caso quiero ser más considerado todavía. No sé mucho del sexo con hombres, salvo que, por ironías de la vida tenemos el punto G ahí detrás.

Tampoco entiendo muy bien como funciona, no siento nada especial cuando voy al baño.

Me levanto decidido y me dirijo a mi habitación para encender el portátil. Necesito investigar un poco, aunque no me motivan mucho mis opciones. Sé que Eren me guiará en todo lo que necesito saber, pero no me imagino a mi novio dándome clases en medio de un calentón sobre cómo debo meterla. Mi segunda opción es Farlan, pero temo acabar con más información de la que me gustaría. Además, está demasiado ocupado amueblando el piso que ha conseguido de alquiler.

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