cap. 16 En los brazos del pecado.... en los brazos del enemigo.

10.2K 338 68
                                    

 Antes de pasar al capítulo: LO SIENTO, LO SIENTO, LO SIENTO, LO SIENTO. No era mi idea tardar tantísimo en actualizar esta historia, pero, por mala suerte o porque hay gente que no tiene otra cosa que hacer que fastidiar al resto de la humanidad, la carpeta donde tenía guardada esta historia (y la llevaba muy,muy adelantada, casi 30 capitulos) se borró por culpa de un virus que alguien, con muy mala idea, me envió oculto en un archivo que no detectó el antivirus. Y me ha tocado reescribirlo todo a partir de este mismo capítulo. Reitero mis disculpas por todo lo que habeis tenido que esperar. La pena es que también se borró la historia "Ni tan dulces ni tan princesitas". Y esa, sintiendolo muchísimo, si que no voy  a poder reescribirla. Ahora, sin más, ya no os hago esperar. Aquí teneis el capítulo. Espero que os guste y que lo disfruteis mucho.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

HERMIONE P.V.O

        Definitivamente, las serpientes me habían malacostumbrado. Sin Theo a mi lado para dormir me veía incapaz de pegar ojo. Después de lo que me parecieron mil vueltas y unas doscientas horas, decidí levantarme de la cama. Me quedé mirando el techo, pensando qué hacer. Y, por inercia, mis pies me condujeron a la puerta. Salí al pasillo. Hacía un frío que pelaba, pero eso me importaba más bien poco. Mi cerebro había sido desconectado por mis hormonas, que en ese preciso instante bailaban una samba de lo emocionadas que estaban. ¿Y a qué se debía tantísima emoción? Porque de manera inconsciente, me estaba dirigiendo a la habitación del hurón. Cuando llegué allí, me quedé mirando aquella puerta como si se tratase de una obra de arte. ¿Qué narices hacía allí? La respuesta vino sigilosa, taimada, como una serpiente: quería poner en práctica mis palabras con Harry. Quería hacer uso de la falta de moralidad de las serpientes, quería quitarme esa quemazón que me acompañaba desde que el muy idiota de Malfoy me había besado en el patio de armas. Quería, por qué negarlo, volver a disfrutar de aquel hombre que me había vuelto loca durante años... Agarré el pomo de la puerta y entré decidida, antes de que mi cerebro decidiese volver de sus vacaciones. Y allí estaba él, metido en una bañera de madera antigua, con la cabeza apoyada en un cojín, aparentemente dormido.

DRACO P.V.O

          El baño me estaba sentando de maravilla. Lo de sumergirse en agua muy, muy caliente, siempre había sido el mejor remedio para calmar la tensión. Y a pesar de que esa noche había disfrutado de lo lindo, me dolía todo el cuerpo por el viajecito que había hecho para traer con nosotros al cabezahueca de Potter. Pero tenía que reconocerlo, había echado de menos el meterme con él. Y, muy a mi pesar, el ingenio de Potter había mejorado muchísimo con los años. Ahora resultaba hasta interesante meterse con él. Me estaba quedando dormido cuando sentí abrirse la puerta de mi habitación. Me limité a abrir un milímetro los ojos. Una figura permanecía parada en la entrada del cuarto. Una mujer, dado su pequeño tamaño. Cerré los ojos de nuevo. Quizá si me hacía el dormido, se largaba y me dejaba descansar en paz.

          Pero no estaba de suerte. Mi inesperada visitante avanzó hasta la bañera. Pude notar cómo me miraba fijamente. Era esa sensación de picor en la piel que se tiene cuando alguien clava sus ojos fíjamente en ti.  No me moví. Estaba comenzando a sentirme intrigado. Pero no quise abrir los ojos. Aquello resultaba divertido. Oí el suave roce de una tela muy ligera caer al suelo. Y luego otro. Y noté cómo alguien se metía conmigo en la bañera. Sin abrir los ojos, cogí a aquella misteriosa mujer de la cintura  y la coloqué de espaldas a mí, apoyada en mi pecho. Olía muy bien. ¿Oler bien? Inhalé con fuerza. Yo conocía ese olor. Lo conocía muy bien. Abrí los ojos de golpe y bajé la mirada. Esos rizos.... 

-¿Imposible dormir, Granger?

-No hables, hurón. No estropees el momento -Granger levantó la cara hacia mí y me miró fijamente. Sus preciosos ojos brillaban con picardía y con algo más. ¿Deseo? Sin poder evitarlo, la besé. La besé con fuerza, cobrándome los últimos seis años en los que no pude hacerlo. Y ella me devolvió el beso con mayor intensidad. Me estaba cobrando los intereses de mi abandono. El agua de la bañera se derramó por el suelo de piedra, mojando su ropa y la mía, que yo había dejado por allí tirada. 

-¿Qué pasa con Theo?

-Esta noche está ocupado -Granger me mordió el cuello con fuerza- Y si piensas que se va a poner celoso, olvídalo. Tengo su permiso.

-¿Ahora necesitas su permiso? -intenté cabrearla para que se marchara. Si aquello continuaba, no quería pensar en las consecuencias.

-No. Sólo te informo, para que luego no pienses que él te va a venir a montar una escenita de celos -Me cogió del pelo y tiró con fuerza hacia atrás, mientras seguía mordisqueándome el cuello.

-Vale. -Fue lo único que pude decir. Me levanté, salí de la bañera y la cogí en brazos. De dos zancadas me situé al lado de la cama y la dejé encima del edredón. 

-Voy a mojar toda la cama, Malfoy.

-¡A la mierda las sábanas, Granger! -la senté y volví a besarla- Leoncita, esta noche no la vas a olvidar en lo que te queda de vida.

-Te veo muy seguro, hurón -la muy ladina empezó a acariciarme el cuello y la espalda- A lo mejor, quién no la olvida eres tú....

-Veamos quién tiene razón....

CASTILLO DE LEFAY. SUR INGLATERRA.

           Una mujer joven, de cabellos negros y ondulados, paseaba furiosa por la sala de caza. En la mesa, permanecían sentados cuatro hombres. Uno de ellos rondaba los cuarenta, y era el único que no mostraba temor en sus ojos. Los otros tres seguían con la mirada el ir y venir de su señora.

-¿Cómo pudo escapar? -la voz de ella era algo ronca, aterciopelada, imponente.

-Una de las Serpientes lo encontró antes -la mujer lo fulminó con la mirada. De los tres jóvenes, aquel era su preferido. El día de su retorno, aquel pelirrojo había llegado hasta ella y le había ofrecido su vida y sus servicios de manera incondicional. Y había cumplido con creces.- Se nos adelantó por muy poco. Si.... Montague no se hubiese entretenido jugando en una aldea.... Ahora tendríamos a Potter ante tí.

-Tranquilo, Ronald -la mujer se acercó a él y lo acarició en el rostro- Sé que no pudo ser de otra manera. Pero se paciente. Tu venganza llegará pronto. Goyle, Montague, bajad a los calabozos. Han traído una nueva remesa de esclavos. Seleccionar a los que creais útiles y de los demás deshaceros. 

-¿Podremos....? -Goyle miró a su señora con algo parecido a la súplica.

-Si, querido. Con los que no sean aptos podreis jugar todo lo que querais.

        Los dos chicos se levantaron, hicieron una pequeña inclinación de cabeza y salieron riendo de la sala. La mujer miró al hombre mayor.

-Lestrange, tú también puedes retirarte. Descansa.

-Como ordene mi señora.

         Cuando se quedaron a solas, la mujer cogió al pelirrojo de la barbilla y lo besó con fiereza. El chico correspondió con igual o mayor intensidad.

-Te he extrañado, Ronald, querido.

-Y yo a tí, Morgana -Ron la volvió a besar- Te juro que te traeré a Potter. Esa Orden de pacotilla quedará pronto sin lider.

-¿Por qué lo odias tanto? -Morgana sonreía con maldad. Aquel joven había sido todo un descubrimiento. Falto de moral, ambicioso, corroido por la envidia... no le importaba que la mujer a la que besaba y se entregaba tubiese el cuerpo de su hermana. Con cambios, pero su hermana en el fondo.

-Porque él siempre ha tenido todo lo que yo deseé y a él todos le seguían sin cuestionarlo.

-Pero ahora tú eres mi General....

-Si me dejases.... sería mucho más.....

-Querido Ronald -Morgana ronroneó en su oido- Cuando por fín esa maldita Orden sea aplastada, tú serás mi rey. Te lo prometo.

-De momento me conformo con tus besos y tu cuerpo -Ron sonrió con maldad. Por fín había encontrado a alguien que lo valoraba tal y como merecía.

LA ORDEN DE NATHAIR (La Órden de la Serpiente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora