Cap. 7 Lecciones

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HERMIONE P.V.O

    Me desperté antes del amanecer sintiendo un peso sobre mi estómago. Giré un poco la cabeza y sonreí. Theo dormía como un bebé, pero un bebé enfunfurruñado. Tenía esa arruguita que se le forma en la frente cuando piensa demasiado. Le dí un besito en la punta de la nariz y seguí observándolo. Desde que volvimos a encontrarnos he ido experimentando cómo ha crecido el cariño que siento hacia él. Quizá es algo más que cariño, pero.... ¿se puede querer a dos personas a la vez? Si lo pienso  bien, sí. Porque son dos tipos diferentes de amor. Con Theo todo es tranquilo, suave, pausado... Él es atento conmigo, cariñoso, poco hablador, le encanta estudiar como a mí... Y aunque todo el mundo en el colegio le consideraba raro, él sólo era tímido. Ahora, después de pasar tanto tiempo con esa panda de degenerados, juerguistas que son los otros, ha desarrollado su sentido del humor, es más abierto, cálido... y por qué no decirlo, apasionado. En cambio, con Draco todo era.... intenso. Sí, esa es la palabra. Intenso. Draco es una persona que no tiene término medio. O siente demasiado o no siente nada. O es extremadamente feliz o se hunde en la más absoluta de las depresiones. Puede reir a carcajadas un segundo y al siguiente estar maldiciendo como un poseso. Puede amarte hasta lo más profundo de su alma o desarrollar un odio visceral que deja a Voldemort a la altura del betún. Y si ahora me dieran a elegir... me quedaría con la estabilidad que me ofrece Theo. Sí, decidido. En estos tiempos tan oscuros e imprecisoso me quedo con la seguridad de Theo. No creo que aguantara mucho al lado de Draco en estos momentos. Sobre todo ahora. Blaise me contó que, desde que llegamos, ha estado como gato escaldado. Hemos roto su esquema de disciplina, tranquilidad y aislamiento. Y no le falta razón. El primer día aquí fue como estar en un monasterio de clausura. Después de los saludos y el reencuentro, ellos volvieron a su rutina. Nosotros, los "nuevos", nos quedamos sin palabras al asisitir como espectadores de su rutina.

    Se levantaban dos horas antes del amanecer. Desayunaban casi en silencio y luego cada cual se iba a sus tareas. Seamus, Higgs y Baddock se pasaban prácticamente todo el día en la forja, reparando armas, cotas y demás enseres. Y también experimentando nuevas aleaciones. Neville seguía con sus plantas, buscando aplicaciones médicas y otras no tan benevolentes, como venenos y posibles usos en pociones altamente mortales. Cormac y Carmichael eran los expertos en la lucha cuerpo a cuerpo. Ver a esos dos pelear sólo con sus manos daba verdadero miedo. Dean y Padma eran los encargados de los caballos. Ellos los domaban, entrenaban y enseñaban a los demás todas las maneras posibles de montar a caballo en una pelea o batalla. Michael Corner y Finch eran los expertos en armas de largo alcance. Tenían una puntería endiabladamente buena y eran unos hachas con el arco, la ballesta y la honda. Harper y Warrington eran expertos en venenos (como buenos ex-slytherin), trampas y rastros, por lo que, además de ser rastreadores, cazaban la mayor parte de la comida del castillo. Blaise y Luna eran los medimagos del grupo (no sé como se fiaron de ellos para otorgarles el puesto. No sería yo quien dejara mi vida y mi salud en manos de un irresponsable que nada se toma en serio y de una chica cuya cordura a veces es cuestionable.) Los quem ás me sorprendieron fueron Urguhart y Dennis. Tras pasear por todo el castillo aquel día, me quedé a ver su sesión de entrenamiento. Para ser tan jóvenes, luchan con una fiereza asombrosa. Ambos saben utilizar cualquier arma que tenga filo, sea del tamaño que sea y del tipo que sea. Y ambos pelean con rabia. Creo que las pérdidas en la  guerra les marcaron más de lo que nos hubiese gustado. Y por último estaban ellos, los dos hombres que me tenían hechizada. Theo era el "Hechicero" oficial del castillo. Cuando lo comenté medio en broma, Seamus y Blaise casi mueren de la risa, pero al final se le quedó el mote. Ahora todos le llaman Hechicero. Aunque a él no parece importarle mucho. Su dominio de la magia se ha multiplicado por cien y conoce hechizos que ni yo, con lo que leo, había oído. Y luego los que se ha inventado. Todo un genio. Y Draco.... Draco estaba en todo y en nada a la vez. Participaba en todas las actividades, se entrenaba como uno más, ayudaba en todo... pero no imponía ordenes ni hacía prevalecer su voluntad por encima de la de los demás. Por eso, me dijo Theo, lo habían nombrado su jefe. Además, como mortífago activo que fue, su experiencia con los "malos" le hizo ganar puntos ante cualquier otro.

LA ORDEN DE NATHAIR (La Órden de la Serpiente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora