CAP. 13 La cueva de los acantilados

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HERMIONE P.V.O

                Después de nuestro regreso, la rutina se instaló en mi vida de manera cómoda. Pasaba los días entrenando y estudiando y las noches junto a Theo. Mis avances con los hechizos tenían a todos pasmados. No es por presumir, pero de siempre se me ha dado bastante bien. Si para los deportes y todo lo físico soy un desastre... todo lo que tenga que ver con la mente es pan comido para mí. Eso y que Theo es un maestro increíble.

              Una de esas noches, tres semanas después de nuestro regreso de los territorios McMillan, tuve una charla muy constructiva con él.            Paseábamos por uno de los jardines del castillo, contemplando un inusual cielo estrellado, cuando Theo me indicó que me sentara en un banco.

-¿Eres feliz, Herms? -Aquellos preciosos ojos me tenían cautivada. Emanaban dulzura y cariño a raudales.

-Sí. Desde que regresamos y estoy aquí, puedo decir que sí soy feliz. Más que en Dublín. -Él me regaló una sonrisa que hizo que mi corazón saltara de alegría.

-¿Aún le quieres?      

 Sabía a quién se refería. En un principio me molestó su pregunta. ¿Para qué sacar a relucir al hurón cuando estábamos teniendo la noche perfecta? Fruncí el ceño y pensé muy bien mi respuesta.

-Es dificil no quererle. Lo nuestro fue.... muy intenso. Demasiado, diría yo. Pero nos hicimos.. nos hemos hecho demasiado daño. -asintió en silencio- Él me lo dejó muy claro. Hasta que todo esto no acaba, no intentará nada conmigo. Teme que me hagan daño por su culpa, o que me utilicen para llegar hasta él. 

-Típico de él. Pero es así desde pequeño -Theo sonrió- Cabezota y noble hasta el ridículo.

-Tiene ideales de otra época -no pude evitar sonreir- Por cierto, ¿Dónde anda?

-Salió hace dos días él solo. Puntazos que le dan. No te preocupes por él. Quitando a Morgana, es el ser humano más peligroso que hay en esta isla. Está completamente a salvo ahí fuera. No me has contestado.

-No sé si aún lo quiero. Ahora estoy contigo y tú me haces sentir muy bien. Cada vez que nos besamos, cuando dormimos juntos, siento como si tuviese un hormiguero en el estómago....

-Creí que esa sensación se describía como mariposas en el estómago -Theo sonrió divertido.

-Eso es cuando son enamoramientos tontos. Lo que yo siento.... es más fuerte. De todas formas, no te preocupes por el hurón. También me dijo que si me veía feliz a tu lado, se alejaría para siempre.

-Ante todo tu felicidad. -Theo me abrazó con fuerza- Creo que ya va siendo hora de volver a la habitación. Mañana madrugamos.

-¿Por?

-Clases intensivas. Tengo que enseñaros unas cuantas maldiciones de mi cosecha que os serán muy útiles para defenderos en una batalla.

-Negrero

-Vaga

-Tirano

-Ya, ya, pero te encanto...

-Creído -le dí un corto beso y salí corriendo. Él se puso de pie y me siguió caminando tranquilamente. Pude oir su risa. Es un verdadero cielo.    

DRACO P.V.O           

                        Después de día y medio de búsqueda, por fin lo encontré. ¡El muy maldito estaba escondido en unas cuevas cerca de los acantilados!. Até los caballos a un tronco escondido entre los matorrales y me puse la máscara. Nunca se sabe dónde puede haber espías de la arpía milenaria. Cogí con fuerza mi varita y entré en la cueva que parecía estar habitada. El silencio era sepulcral, sólo roto por el golpeteo de las olas contra la roca viva. Después de caminar unos veinte minutos, llegué a una gruta enorme. Al principio creí que estaba deshabitada, pero cuando mis ojos se acostumbraron a la penumbra.... me quedé impactado.

                   Allí, enfrente mío, había un pequeño altar. Y en medio de cientos de flores rojas y doradas, una foto muggle de la pequeña Weasley. Me acerqué en silencio, impresionado por mi descubrimiento. No pude evitar sonreir al recordar sus modales toscos y de marimacho de los que estaba tan orgullosa.

-¿Tú también la extrañas?

-Creí que no volvería a oir tu voz nunca más -no me giré. Él debía haber estado vigilándome desde antes de entrar a la cueva, pues de otra manera no me habría reconocido.

-Y yo jamás pensé que te tendría delante y no sería capaz de lanzarte una maldición.

 Oí sus pasos detrás mío. Sin volverme, hice desaparecer la máscara y me bajé la capucha. Sentí cómo se situaba a mi derecha. Ambos permanecimos en silencio unos minutos, perdidos en nuestros propios recuerdos.

-¿Sufrió mucho?

-Nada. Ella es mucho más fuerte de lo que todos creemos.

-Era, ella era -su voz estaba completamente apagada, sin vida. Sentí cómo me empezaba a enfadar.

-Joder. Sigue estando viva. Tenemos su alma dentro del puto talismán. Mientras hay alma, hay vida.

-Si tú lo dices....

-No te parto los morros ahora mismo porque estamos delante de un altar en su nombre. Y le debo más respeto a ella que a tí.

-¿Desde cuándo eres tan.... noble?

-Desde el momento en que mi madre me trajo a este mundo. -resoplé, molesto. Aquello iba a ser complicado- Pero no he venido a discutir contigo sobre modales.

-Entonces, ¿a qué has venido? ¿A molestarme?

-He venido para llevarte con nosotros. Lo de vivir como un hermitaño no te pega ni con cola. -sonreí de medio lado al ver cómo se tensaba.- Te gusta demasiado ser el centro de atención.

-Si tu lo dices.....

-Joder. ¿Estás abonado a esa frase? -me dio un puñetazo flojo en el brazo- Vale, lo siento....

-¿Está Herms con vosotros?

-Ella y un buen número de leones. Sois como una maldita plaga. -no pude evitar sentirme molesto al recordar la estupidez cometida por Lavender y compañía- Pero al menos estoy rodeado de gente muy competente.... bueno, si exceptuamos a los nuevos....

-Por lo que he podido oir, se lo estais poniendo dificil a Morgana.

-Últimamente nos están jodiendo a base de bien. Tienen un nuevo general.

-Lo sé. Demasiado bien -se levantó la camisa y me enseñó una cicatriz que le cruzaba la espalda de izquierda a derecha- El muy.... casi me parte por la mitad.

-Dicen que es un capullo sin escrúpulos, que sólo vive para hacerse notar y para que esa mala bruja de Morgana lo alabe.

-Por desgracia siempre ha sido así. Aunque no supimos verlo....

-¿Sabes quién es? -lo miré, sorprendido. Por suerte para nosotros, aún no nos habíamos topado con el general de marras. Pero su mala fama le precedía.

-Tú también, Malfoy. Lo conoces demasiado bien....- el suspiro que lanzó resonó por la cueva, haciendo ecos- Se trata de Ronald.

-¿La comadreja? -no pude evitar quedarme con la boca abierta- Pero si erais amigos del alma....

-Pues parece que ya no.

-Joder. No sé si darte el pésame o felicitarte ante la pérdida.

-Lo que quieras. Ahora ¿de verdad quieres que te acompañe?

-Ya te lo he dicho. Además, me muero de ganas por ver la cara de todos los leones cuando aparezca con el mismísimo San Potter a mi lado.

-No sé yo si estaré haciendo lo correcto...

-Venga, Potter, lo estás deseando -no pude evitar reirme un poco- Reconoce que me echabas de menos.

-Ni en tus mejores pesadillas, Malfoy.

LA ORDEN DE NATHAIR (La Órden de la Serpiente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora