cap 27. Preludio a la Batalla

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Como estoy tardando muchísimo en subir el capítulo final, voy a hacerlo en dos partes, para que no tengáis que esperar tantísimo. La segunda parte de este capítulo se centrará en la batalla en sí. Esta parte es más como las últimas horas antes de que se decida si todo va a acabar bien o mal.

Espero que disfrutéis de este pequeño adelanto y os prometo que mañana está la segunda parte y final de esta historia (palabrita de Merlín. Sólo me queda hacer algunas correcciones y ajustes en algunas partes y listo. La historia habrá terminado).

Os agradezco a todos la enorme paciencia que habéis demostrado poseer hasta ahora. No me es muy agradable hacer esperar por los capítulos, pero de finales del año pasado a ahora, he tenido recaídas con mi problema de espalda y el estar sentada ante el ordenador más de quince minutos al día resultaba todo un martirio. De ahí el haber estado tanto tiempo sin pasarme por este fic. Eso y que lo he reescrito una decena de veces porque no le encontraba el punto para que quedara realmente bien.

Bueno, dejo la charla y os doy paso a la primera parte del último capítulo. Disfrutadlo.

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La tensión se palpaba en el aire. Faltaba menos de media hora para que el amanecer llegara. Y con él, el final de aquella pesadilla.

Hermione despertó de golpe al sentir que se encontraba sola en la cama. Parpadeó de manera un tanto perezosa y buscó a Draco entre las cada vez más débiles sombras del dormitorio. No estaba allí. Soltó un sonoro suspiro y se levantó con cuidado. Si lo hacía demasiado rápido las nauseas arrasaban con su pobre estómago sin ninguna piedad. Una vez comprobado que nada saldría fuera de su organismo si se ponía en pie, caminó hacia la ventana. Desde allí arriba tenía una de las mejores vistas al lago. Y allí encontró a su esposo. Draco lanzaba con desgana piedras al agua, rompiendo la quietud de la superficie con ondas que se extendían hasta más allá de donde sus aun adormilados ojos podían alcanzar. Volvió a suspirar y se alejó de la ventana. El aire corría fresco a esas horas y lo que menos quería era acatarrarse. Aunque aquello podía sonar un tanto idiota sabiendo lo que iba a pasar en unas horas. Decidió bajar a las cocinas para ordenar el desayuno. Se cubrió con una gruesa bata de felpa (regalo de su madre cuando cumplió dieciocho y que se había traído a la isla en un impulso) y salió al frío corredor.

-Madrugas demasiado, Hermione.

La ronca voz de Dennis hizo que su corazón se saltara por lo menos media docena de latidos. Se giró como una peonza e intentó lanzar al chico su mejor mirada asesina, fracasando de manera escandalosa.

-Otro susto como éste y no lo cuento. Creía que tu misión era evitar que me pasara algo malo.

-Mi misión es protegerte de las tonterías que tanto disfrutas cometiendo. El que no me hayas oído acercarme a ti no es mi maldito problema.

No dijo nada. Todos sabían que al “pequeño” Creevey le sentaba muy, muy mal madrugar si no era para ir a partirle la crisma a algún seguidor de Morgana. Se situó a la derecha del chico y caminaron en silencio hacia las cocinas. Cuando llegaron, los elfos trabajaban a todo trapo. No sólo estaban preparando el desayuno de los moradores del castillo, sino que se dedicaban con verdadero afán en la elaboración de pociones, fórmulas y otros preparados que podrían salvar muchas vidas durante el combate. También preparaban raciones de campaña y mochilas con víveres para los refugiados por si se daba el caso de una huída precipitada del lugar. Hermione saludó con dulzura a las criaturas, que pararon unos segundos y le devolvieron el saludo con entusiasmo. Dennis bufó, aun de mal humor.

LA ORDEN DE NATHAIR (La Órden de la Serpiente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora