La Belleza De Una Sonrisa

❥ Día 4 ❥

Taehyung…

Me llevé las manos a la cabeza mientras sentía el intenso dolor que me provocaba la resaca de la noche anterior; no recordaba como había llegado a mi habitación en la cabaña, suponía que alguno de los chicos se encargó de traerme de vuelta.

Estiré mis brazos intentando deshacerme de la inmensa flojera que invadía mi cuerpo; pero para mi sorpresa, el tacto de mi piel rozó con la suave piel de alguien que parecía estar recostado a mi lado. Giré la mirada a ese alguien que aparentemente me había acompañado toda la noche.

-¡MIERDA! – De un salto caí de la cama hacia el suelo, no podía creer lo que veían mis ojos.

Escuché el quejido de aquella chica de cabello rubio que reposaba en mi cama, casi al mismo tiempo en el que empezaba a entrar en pánico me percaté de un curioso detalle. Ella llevaba puesta su ropa, miré hacia mi cuerpo dándome cuenta que lo único que me hacía falta era la camiseta que llevaba puesta la noche anterior.

-¿Ella que hace aquí? – Susurré para mí mismo.

Tenía miedo de pensar que algo malo había sucedido entre Lalisa y yo cuando ambos evidentemente no estábamos consientes de las estupideces que decíamos o hacíamos. Por lo pronto, me animaría a despertarla del tan agradable sueño que parecía estar teniendo.

Me levanté del suelo y me acerqué a ella con cuidado; estiré mi mano para mover su cuerpo, allí pude observar cuan preciosa se veía mientras dormía. Sonreí, recordé aquel día en el hospital; fue ese día en el que pude conocer a la verdadera chica que residía detrás del disfraz de niña rebelde quien sostenía entre sus preciosas manos una cajetilla de cigarros que solía gastar en un día.

-Lali – Susurré tan suave como me permitió la voz.

Sus pestañas empezaron  a moverse mientras seguidamente sus ojos se abrían poco a poco quejándose de la luz que entraba por las ventanas de la habitación hasta abrirse paso para llegar a su rostro. Frunció el ceño cuando se percató de lo diferente que lucía su habitación, luego gritó y empujó mi cuerpo lejos del suyo una vez se topó con mi presencia; la entendía, yo había reaccionado de la misma manera.

-¡¿QUE CARAJOS HACES AQUÍ?! – Preguntó ella mientras pasaba sus manos por su cuerpo, seguramente cerciorándose de no estar desnuda.

-Bueno, esta es mi habitación – Me encogí de hombros – La verdadera pregunta es qué haces tú aquí – Sus ojos se abrieron como platos.

-¡¿Esta es tu habitación?! – Tragó saliva y empezó a mover los ojos en busca de respuestas en su mente.

-Supongo que alguien nos trajo aquí o vinimos juntos pero debido a nuestro alto nivel de alcohol en sangre, terminamos dormidos sin darnos cuenta –

-¿Osea, que no me violaste? – Preguntó ella algo nerviosa.

-¡¿Quién piensas que soy?! ¡¿Tengo cara de abusador sexual, o que?! – Me ofendió aquella pregunta; pero no estaba seguro de nada – Obviamente que no toque ni uno solo de tus cabellos, tampoco estoy tan desesperado por ti – Rodé los ojos.

-Lo siento – Se levantó, acomodó su cabello y suspiró – Necesito un cigarrillo –

-¿Un qué? ¿No que ibas a dejarlo? – Me interpuse en su camino mientras intentaba salir de la habitación.

-Lo sé, pero estoy nerviosa de tan solo imaginar que tú y yo pudimos haber… - Se quedó callada antes de terminar su idea - ¡Necesito un maldito cigarro! –

-¡Vaya! ¿Tanto asco te doy? –

-No me das asco – Sus mejillas parecieron cambiar de color – Es que, sería algo vergonzoso haber tenido tu primera relación y ni siquiera recordarlo –

-¡Ahí está la prueba de que no hicimos nada! – Me acerqué a ella mirando fijamente a sus ojos - Si tú y yo hubiéramos hecho algo seguramente lo recordaríamos ¿sabes por qué? – Sonreí.