En cierto modo, lo que dijo el director me conmovió un poco. Nunca me habían dado la oportunidad de poder confiar en alguien. Se me iba a hacer un poco difícil contarle mis cosas ya que soy bastante reservada en cuanto a mis problemas personales, pero algo dentro de mí decía que podía hacerlo con toda confianza.
- Mi padre nos abandonó cuando yo tenía 7 años. Desde ese entonces, mi madre me descuidó por completo, se la pasa bebiendo todo el tiempo y aparte, no puede estar un día sin tener sexo con un hombre. Y bueno, yo me he convertido en una bestia. –le conté entre suspiros- ya se me olvidó lo que se sentía sonreír, ya no recuerdo lo que es estar feliz. –Pude notar como mi voz empezó a quebrantarse. Pude sentir que en cualquier momento podían desbordarse mis ojos- para poder mantenerme tengo que esperar que mi madre se emborrache y poder quitarle el dinero que ella misma le quita a los hombres para comprar más licor. –una lágrima rodó por mi mejilla.
Por primera vez, me volví débil. No me gusta sentirme así frente a nadie, no podía mostrarme indefensa, así que di un suspiro, sequé mis lágrimas y traté de no pensar.
- Lamento mucho por lo que estas pasando, ahora entiendo porque tu actitud. Pero lo que no entiendo es, ¿por qué tomaste una actitud agresiva de repente? –Preguntó posando ambos codos en el escritorio.
- Ayer me enteré que mi madre estará un tiempo fuera de casa. No dejo dinero, y quedan pocas provisiones. No sé qué voy a hacer. –musité mientras pasaba mis manos por la cara en señal de preocupación.
- Tranquila, yo te ayudaré. –Tomó mis manos con delicadeza.
- Director Collins, yo... –iba a hablar pero él me interrumpió.
- Descuida, lo haré sin ningún tipo de beneficio a cambio. Solamente quiero ayudarte –dijo con una pequeña sonrisa- y puedes llamarme Andrew.
- Está bien. –Contesté apartando mis manos de las suyas- Gracias, pero no se preocupe. –me levante de la silla y acomodé mi mochila a mi espalda.
- ¿Ya te vas? –Preguntó levantándose también- si quieres te puedo llevar.
- No, gracias. Prefiero caminar.
- Insisto. Deja que te lleve, ¿sí?
- Está bien, dejaré que me lleve. –respondí resignada volteándome para abrir la puerta.
- Deja que agarre mi maletín y las llaves para poder cerrar la institución. –pidió mientras caminaba a paso apresurado.
Se siente bien poder confiar en una persona. Creo que a partir de ahora no podré ver al director Collins como un señor serio, el director de la preparatoria. Sino como un amigo, un confidente.
Andrew, -al menos así me dijo que lo llamara- cerró el portón de la institución, la cual se encontraba completamente vacía y se dirigió hacia su auto mientras yo lo seguía. Me abrió la puerta para que pudiera subirme y después procedió a subirse él. Le indiqué la dirección de mi casa y empezó a conducir.
Todo el camino transcurrió en silencio. Nadie dijo una sola palabra. Vi que ya habíamos llegado, así que le pedí que se detuviera.
- Aquí es. –Exclamé viendo mi casa a través de la ventana- Gracias por traerme. –musité mientras volteaba a mirarlo.
- Fue un placer, señorita Evans. –Contestó con una sonrisa.
- Noah, dime Noah. –Por primera vez, le dediqué una pequeña sonrisa.
- Noah, es un nombre muy peculiar, me gusta –su sonrisa se hizo más grande, dejaba a la vista su perfecta dentadura.
- Bueno, hasta mañana. –me despedí mientras me giraba para abrir la puerta.
- Mañana es sábado, ¿Iras tu sola a la preparatoria? –preguntó divertido.
- ¿Mañana es sábado? entonces nos vemos el lunes. –respondí un poco apenada saliendo del auto.
- Si. Hasta el lunes. –se despidió con una leve sonrisa.
Cerré la puerta del auto y me dispuse a abrir la puerta para luego entrar a casa.
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Deseo Insaciable © (EDITANDO)
RomancePor culpa de problemas familiares, Noah Evans va mal en su último año de estudios. En una visita a la oficina del director, toda su vida empieza a cambiar lentamente cuando descubre que él tiene deseos eróticos hacia ella. ¿Sentirá Noah lo mismo? ¿S...