Capítulo 5

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-Jade despierta- susurran en mi oído -Jade despierta, tenemos que ir a trabajar-

-Mmmm- me quejo -cinco minutos más-

-Jade, por favor-

-cinco minutos más Samy- jalo las cobijas.

-soy Andrew- abro los ojos de golpe.

Literal, estoy encima del pecho de Andrew, me quito de inmediato para apartarme de el, y me doy cuenta que fui yo quien se hizo para su lado.

-lo siento- comienzo a quitarme las lagañas -¿que hora es?-

-las cinco-

-pues que te valla bien- me acomodo nuevamente.

-es hora de irnos, tenemos que trabajar-

-ayer me dijiste que podía entrar después de medio dia-

-vamos, te llevaré a tu casa y tienes el día libre-

-¿de verdad?- asiente.

Me levanto de la cama con mucho pesar. Aún no sale el sol y cada cinco segundos estoy bostezando hasta el punto que se me salen las lagrimas.

-vamos-

-deja me cambio-

-así vámonos, despues me entregas mi camiseta-

Así con la ropa que traemos nos salimos de la habitación. Hay total silencio en la casa. Bajamos las escaleras en silencio hasta que llegamos a la estancia.
Salimos de la casa, la mañana está fría, me abrazo a mi misma para darme un poco de calor, subimos al auto de Andrew y enciende la calefacción.

-creo que tu camiseta no tendrá "V"- digo bostezando.

-¿que no tendrá "V"?-

-que no tendrá "V" de Vuelta- digo bostezando -es muy cómoda- no puedo dejar de bostezar.

***

Al llegar a mi apartamento Andrew insiste en acompañarme hasta la puerta, al llegar me doy cuenta de que olvidé mis cosas en la casa de la mamá de Andrew.

-que vaca soy- dejo mi frente en la fría puerta.

-¿que?-

-dejé mis bolso en la casa, y ahí estaban mis llaves y mi teléfono-

-¿y ahora?-

-me quedaré aquí hasta que Sam despierte- lo miro -dentro de unas cuatro horas más-

-vamos a mi casa-

-no-

-no seas ridícula, no puedes esperar a tu compañera aquí afuera por cuatro horas-

Lo sigo de mala gana hasta su auto, recargo la cabeza en el vidrio y cierro los ojos con la esperanza de quedarme dormida.

***

Nunca he pasado de la sala de la casa Andrew, siempre me recibía aquí, me hacía esperarlo en la sala para que me firmara los papeles que me pedía y después me iba.

-sígueme- dice subiendo las escaleras.

Sin decir palabra lo sigo, pero los pisos de mármol son demasiado fríos y siento que los dedos de los pies se me están entumeciendo.

-es bonita tu casa- digo viendo mientras avanzamos. Hay un cuadro en la pared que me llama la atención -¿este lo pintó Grecia para ti?-

-esa mujer sabe mucho de arte, pero jamás ha pintado algo en su vida- dice algo divertido.

EnamórameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora