Crystal Lake•

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Dejó el pequeño frasco de líquido negro sobre el tocador mirando frente al espejo asegurándose que ambas líneas sobre sus ojos habían quedado parcialmente rectas, tomó una de las brochas más gruesas y enseguida dio golpes suaves contra la pastilla de polvo rosado que le daría un color cálido a sus mejillas. Observó por unos instantes la roja barrita que estaba frente a ella y cerró sus ojos al sentir las frías manos de Marcus sobre sus hombros.
-Te ves hermosa- Ella simplemente sonrió mirando el reflejo de ambos contra el espejo
-¿Realmente lo crees?-
Él se inclinó a la altura de su cuello para pasar sus delgados y sofocantes labios en ella, la pelirroja apretó sus dientes y se giró para verle.
-Cariño- Sonrió -Debes estar listo- Besó sus labios -El show está por comenzar-
-¿Te sientes incomoda por mi presencia, bonita?- Apretó entre sus manos los frágiles hombros de la muchacha -Antes te encantaba que te tocara todo el tiempo, incluso si faltaban apenas 5 minutos para comenzar- Susurró cerca de su oído y ella besó por última vez sus labios.

Bill esperaría los últimos minutos en los cuales los espectáculos estaban a punto de terminar, esta vez no vio danzar a Beverly en el aire, no quería observar la mirada de Marcus sobre ella, no quería observar como los brazos de él se enredaban alrededor de ella para atraparla.

El escenario dio su final con la melodía de un piano que envolvía los oídos de la gente y el rosado vestido de Rosenbluth se elevó dejando ver sus medias color beige cerca de la liga enredada a su pierna derecha.

Bill tomó el balde de basura saliendo de entre las sombras cuando el lugar estaba completamente solitario, se inclinó tomando un puñado de las tantas serpentinas regadas por el suelo de madera barnizada, habían dejado a los cerdos andar por todo el lugar, cascaras de banana cuando presentaron el mini show de los monos y arena de mar, era un completo fracaso pero jamás le dieron la oportunidad de mostrar más.
Sus zapatos estaban llenos de tierra mojada y con lo liso del suelo resbaló, manchando su ropa con toda la basura que estaba acumulada lista para meterla a una bolsa. Debía comenzar de nuevo.

Suspiró limpiando de su frente las pequeñas gotas de sudor frío y se sentó en uno de los bancos de madera que se encontraba ahí, las fuertes luces blancas reflejaban su silueta contra el suelo y movió su zapato tratando de hacer figuras contra la tierra, desabotonó los primeros dos botones marrón de su camisa tratando de ventilarse con la misma. La silueta comenzaba a tomar una forma extraña y eso le asustó. En un abrir y cerrar de ojos aquella ilusión ya no estaba ahí, y su sombra era la misma.

Tomó un suspiro dejando las bolsas negras en el balde de basura, terminando con todo lo de ahí.
El sonido de las ramas de los arboles chocar unas contra otras daban el toque silencioso y calmado de la noche, las estrellas brillaban colinas arriba y supo que necesitaba ir al pequeño lugar escondido entre las tinieblas, adentró sus pasos al frondoso bosque mientras escuchaba el sonido de los búhos en la punta de los pinos. Tomó una de las pequeñas rocas tiradas en el suelo y la lanzó a varios metros frente a él, el sonido del agua se escuchó fácilmente en el silencio hasta llegar al pequeño lago cristalino el cual reflejaba la luz plata del cielo.

Dejó salir el aire de sus pulmones y desabotonó el resto de pequeños botoncillos de su camisa, quedándose así por unos instantes. Tomó asiento sobre una roca que se encontraba frente al lago y vio su reflejo en el agua hasta llevar sus dedos a la parte posterior de su hombro, tocando las ligaduras de hilo rojo que había hecho para que la herida dejara de sangrar.
Retiró los jeans azules que justo ahora se encontraban sucios por la tierra que se había adherido al caer, retirándose cada prenda y entrar al frío lugar. Sintió la calma en cada musculo de su cuerpo que estaba algo tenso después de todas las cosas del día, y como había sostenido la mano de Bev contra la suya.

Recordó la vida ficticia fuera de esto que sus compañeros de ahí le habían contado, como sus padres murieron después de haber sido amado por tanto tiempo. Ficticia...por que no recordaba absoluto cuento, y si de alguna forma hubiera sido así, podría saber de que se trataba el amor.

-Skarsgård- Escuchó el susurro de alguien y al girarse ahí estaba ella. Sus mejillas se tornaron tan rojas y sus ojos se abrieron enormemente por la vergüenza de que ella se diera cuenta que no llevaba absolutamente nada y como siempre podía leer sus pensamientos -Tranquilo- La pelirroja rió mirándole con serenidad para desatar el listón de la bata pistache que llevaba puesta, dejando a la vista el hermoso cuerpo de reloj de arena que ella poseía, su ropa interior era blanca con encaje y le daba el toque de inocencia que cualquier niña tendría. Se sostuvo contra una de las rocas para comenzar a adentrarse y Bill se deslizó contra el agua rápidamente para brindarle su mano y así tomarla para no caer.
Dio un salto y el castaño la tomó mientras ambos reían y ella escondía su rostro contra el pecho de él, jamás imaginaria que estaría en un momento así junto a ella y esa noche se veía hermosa. El maquillaje se había esfumado dejando ver las pequeñas pecas sobre las mejillas y su nariz, aquello hacía resaltar mas el color de sus ojos y Bill deseó jamás verla de esa manera.
-Está muy fría- Tembló mirando al muchacho y él seguía respirando con lentitud, para suspirar con una sonrisa y rodearla con sus brazos, sintiendo el poco calor de su cuerpo.

Las dos de la madrugada marcaban las manecillas del reloj, y tenían el tiempo necesario hasta que el sol se asomara tras las nubes, ella le había lanzado agua y él para llevarle la contraria había hecho el mismo acto mientras reían ante aquello, hacía tanto tiempo que no se divertían, y hacía tanto tiempo que no sentían algo como aquello.
-Bill- Rompió el momento -Debo- Su voz se entre cortó -Debes saber que- Sus palabras no alcanzaron para explicar lo que estaba sintiendo, para después juntar sus labios rosas contra los del muchacho, rodeó el cuello de él con sus brazos atrayéndolo un poco más y él siguió el mismo ritmo que hacía la adrenalina correr por sus venas, sintió la aterciopelada lengua de ella humedecerlo y así la tenía junto a él una vez más. El momento estaba lleno de conmoción por que se sentían como chispas.
-No tienes idea de todo- Su voz se la llevaba la falta de respiración -De todo lo que siento por ti-
El rió entre los besos y se detuvo por un momento para mirarla
-La-La tengo, Beverly-
Le atrajo de nueva cuenta para besarle con mas intensidad que el anterior y quería estar para toda la eternidad de esta forma junto a él.

Sobre la orilla y con la arena cubriendo el suelo, recostó al muchacho para deslizar su cuerpo hasta sus caderas y plantar pequeños besos en la longitud de su miembro, él la miraba desde donde estaba y entrelazó su mano con la de ella al momento que la pelirroja probaba el néctar de su cuerpo.
-Estuve esperando para esto, Bill- Regresó a sus labios y el muchacho la besó de vuelta, bajando los pantis dejando a la vista la feminidad de ella, sintió vergüenza ante aquello y su cuerpo cambió de lugar. Ahora él estaba sobre ella mientras sostenía su espalda.
-Beverly- La miró fijamente y ella sonrió
-Adelante- Cerró sus ojos lentamente al sentir como sus cuerpos se convertían en uno solo, sostuvo con fuerza la espalda del muchacho mientras besaba su cuello y se movía con el sonido del viento.

Él acarició el cabello de la hermosa mujer que ahora tenía y había deseado por tanto tiempo en sus brazos. Recargó su cabeza en el hombro de ella mientras ambos trataban de enterrar sus dedos en la arena a causa del orgasmo.
La pelirroja llevó sus dedos a la espalda de él acariciándole tenuemente sin parar de besarle.
-T-te amo, Bill- Él rió por que ya no había necesidad de ocultar todo lo que tenía que decirle desde hacía tanto tiempo, la tenía frente a él diciendo las palabras que siempre había anhelado escuchar.

The Circus of Fun (Bill Skarsgård/Pennywise)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora