-¡Traeme otra maldita cerveza!- El tarro de hidromiel se estrello contra el suelo, exaltando a la gente de alrededor, exceptuándolo a él, estaba tan acostumbrado después de haber asistido unas tres semanas atrás cuando recién había llegado, el mismo hombre le había arrojado un tarro que casi golpea la poca consciencia que aún tenía, pero ahora era completamente normal, Jervi siempre perdía la cabeza después de dos cervezas.
-¿Un whisky, hijo?- Habló la mujer de ondulado cabello y no mas de 60 años frente a él y sonrió
-Por favor- Soltó en un suspiro tratando de contener la misma palabra en una sola para no tartamudear. Bebió lo último que quedó en la pequeña copa e introdujo la redonda y verdosa aceituna a su boca. Sintió la acidez en las orillas de su paladar y observó los anuncios adheridos a la pared del baile de gala que habría próximamente en el pequeño pueblo, las letras deslumbraban purpurina que llamaba mas la atención de los presentes.
'Gran festival y danza artística en Derry's palacious , 20 de noviembre' al fondo del cartel se encontraban dos siluetas que adornaban el papel, un hombre sosteniendo a simple vista una atractiva mujer de cabello recogido. Tragó saliva viendo el televisor en el cual imagenes predecibles comenzaban a transmitirse por primera vez después de salir de prision.
'El asesino de el gran mago del Circo de Derry, Victor Wenington. Aun no a sido identificado por algun presente o pistas concretas que nos lleven con el paradero del hombre. Hace un par de semanas uno de los sospechosos fue liberado por la falta de pruebas contundentes que lo señalaran como el culpable de la atrocidad cometida hace mas de un año atras'
Bill agachó su cabeza observando a los presentes y todos parecían haber olvidado aquella noticia, todos bebían y brindaban por cosas que solo ellos sabían y en un abrir y cerrar de ojos se encontraba en su antiguo remolque, el antiguo bosque y el viejo fantasma del cadaver de su amigo, sus manos manchadas con la sangre de alguién inocente, giró su mirada e incontables niños le miraban con frialdad e inocencia. Su voz tembló sin poder decir una palabra hasta cerrar sus ojos y volver a la escena del bar.
-Amigo- Un fuerte golpe chocó contra su espalda provocando que casi el whisky se regresara por su garganta. Bill sonrió al hombre que tomó lugar en la parte izquierda
-Un ginebra por favor- Pidió con amabilidad a la mujer que enseguida asintió y volvió su vista al castaño -Después de tanto tiempo te encuentro en un lugar como este ¿eh? ¿que sucedió con tu hogar en el circo?- El muchacho se limitó a elevar y dejar caer sus hombros en un gesto de no saber que responder a aquello, el hombre con el cabello platinado a causa de las canas tomo el pequeño vaso y lo elevó haciendo la bienvenida a un brindis -Por Derry- Bill sonrió y elevó su copa al mismo tiempo que él para dejar los cristales chocar el uno con el otro.
***
Dejó su chaqueta sobre el pequeño e individual sofá que estaba en la puerta de entrada del apartamento que apenas podía pagar con los ahorros que restaban en el banco, había buscado incontables veces algun puesto de trabajo pero todas las solicitudes habían sido rechazadas. Tomó las cartas sobre el suelo de madera y comenzó a hojearlas sin exito en encontrar alguna buena noticia.
Un folleto llamativo similar al cartel que estaba adherido en el bar estaba escondido entre la pila de cartas, Bill golpeó el papél contra la mesa provocando que la purpurina doradas se despegara de las letras y manchando el suelo.
'Mierda' pensó. Debía congeniar con alguién en ese lugar para lograr entrelazar amistades y encontrar un trabajo algo estable para poder seguir manteniendose en cuestiones al menos deplorables.
Dos golpes sobre la puerta de madera se escucharon sacandolo del estado de profundo trance. Dirigió su paso para girar la manija redonda que apenas era capaz de mantenerse en su lugar.
Ahí se encontraba un castaño niño esperando, con un delgado impermeable llamativo cubierto de cristalinas gotas de agua, los enormes ojos azules del pequeño se dirigieron a los del muchacho mientras sus rosas y delgados labios se curveaban en una mueca de tristeza.
-Lo siento, señor- Su voz se contrajo en una leve disculpa llena de tristeza -No puedo encontrar a mis padres- Bill dió un paso al frente viendo a cualquier dirección en busca de alguna señal de alguien pero era imposible que alguien se perdiese en un lugar tan alejado como ese. Sus rodillas le hicieron el favor de colocarse en cuclillas a la altura del pequeño niño y posar sus manos sobre los fragiles hombros de él.
-¿Cómo has ll-llegado hasta a-aquí?-
-Mamá soltó mi mano y yo quedé observando el espectáculo de esos payasos- El niño llevó uno de sus dedos a la entrada de su boca mordiendolo suavemente con una mueca de dolor. Bill tomó su muñeca observando la yema de sus dedos y en el dedo correcto que estaba entre su boca se encontraba una herida bastante profunda.
Estruendosos ruidos comenzarón a escucharse dentro del departamento y cristal quebrarse como si la suela de alguien pasara sobre ellos. Los ojos de Bill se situaron en el pequeño de nuevo tomándo su mano.
-Vamos a buscar a tus padres-
