Ella dormía a su lado, su cabeza contra su brazo derecho. Bill observó el techo de la sala de estar, era bastante diferente al suyo, este brindaba algo de paz y la pintura no estaba desgastada.
La nicotina recorría su garganta reteniendo el humo en sus pulmones y soltándolo fuera de sus fosas nasales, esta era la tercera vez que se encontraba con aquella rubia mujer que robaba su aliento desde el momento que beso su piel. La miró con una pequeña sonrisa mientras esta dormía plácidamente, deseaba tener la misma paz que ella reflejaba. -Maggie- Susurró en su oido besando su frente y ella despertó, verla despertar era como ver el mar a causa de sus hermosos ojos. Ella sonrió mientras entrecerraba su ojo izquiero y estiraba sus brazos y piernas. -Bill- Soltó en un suspiro abrazandole -¿Todo bien, cariño?- Besó su mejilla y él asintió observandola levantarse del sofá con su blanca camiseta que a ella le quedaba a la medida perfecta encima de las piernas. -¿Te enseñé lo suficiente para que te luscas hoy en el baile?- Dijo en la cocina mientras vertía jugo dentro de la copa de cristal. -Dudo ir- Mencionó el muchacho abrochando el cierre de su pantalón y colocando su saco oscuro -Estabas bastante entuciasmado- Ella se aceró lo suficiente para que el olor a naranjas llenara los pensamientos de Bill y luego le plantó un beso -Sólo si vas ju-junto a m-mi- Ella mordió sus labios recorriendo con sus dedos el torso de Bill hasta acariciar su cuello. -No compré un vestido- Con sus labios hizo una leve mueca de tristeza -Te acompañaré a b-buscar uno- Bill sonrió y ella rodó sus ojos hasta asentir con dulzura, la misma que usaba él. *** -¡Vete a la mierda!- La morena salió tan molesta del local hacia donde ambos se dirigían y trataron de resistir la risa dentro de sus gargantas.
La mujer dentro, cambió en segundos su mueca de amargura por una amplia sonrisa que dejaba ver todos sus dientes. -Buenas tardes, jovenes- Principalmente se dirigió a la dama con la cual su mano la dirigió a los estantes con cientos y cientos de vestidos de gala, los cuales se probó dentro del vestidor y con cada uno de ellos se veía hermosa. Bill sonreía mientras la veía girar para mostrarle cada uno de los diferentes diseños pero que ninguno era elegido por ella. -¡Oh dios mio!- Su grito de emoción provocó un salto de parte de la mujer y Maggie corrió hacia uno de los estantes de madera, el cual guardaba una pieza bastante llamativa ante los ojos de los dema. La tela adornada con pequeñas piedrecillas de color plateado y pequeñas perlas lavanda. -¿Qué te parece?- Ella le miró con sus mejillas doradas -D-deberías probartelo- -No necesitaba tu consejo, pastelito- Besó sus labios -Era justo lo que iba a hacer- Él sonrió soltando su mano y viendola marcharse tras las puertas de madera.
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Observó un largo rato los trajes de gala bastante bien acomodados sobre los maniquíes y tras una vitrina de vidrio. Parecían trajes de agentes secretos o hombres millonarios los cuales no sabían donde gastar su dinero. -¿Quiere probarse uno, caballero?- La mujer le sacó de sus pensamientos y al mirarla le sonrió asintiendo, señalando uno de los que mas había llamado su atención. Pensó en ella, no en Maggie, no en ninguna mujer con vestido rojo que hacía resaltar su figura y había robado su aliento o su corazón, pensó en Beverly, pensó en la mujer que había tomado todo de él, y como se vería justo ahora eligiendo un traje para resaltarlo junto a ella.
Pero en cambio estaba destinado a lucirlo junto a la dulce dama de vestido lavanda.
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Se observó frente al espejo y claramente le quedaba a la medida perfecta, con la yema de sus dedos tocó sus distinguidas ojeras bajo sus ojos dandose cuenta cuanto se había dejado caer, enterró sus manos contra su cabello que yacía mas largo y lo acomodó de forma que pudiese ver un poco mejor. -¿Bill?- Dos golpecillos en la puerta del pequeño cuarto de vestimenta le indico saber que Maggie ya estaba fuera. Ella al verle sonrió, y el vestido de la rubia deslumbraba sin importar que tan pálido el color era. -Te ves bastante atractivo, cariño- Se acercó al muchacho acomodando el cuello del saco que estorbaba un poco y él le robó un pequeño pero corto beso en su mejilla izquierda. -Te ves hermosa, M-maggie- Enrredó su cintura con su brazo y el restante se lo ofreció, ella lo tomó sin dejar de mirar los ojos de él, siguieron sus pasos y de esa forma ahora se encontraban bailando un poco en el pequeño espacio. -¿Te enseñé bien?- Susurró ella y Bill asintió -Serás el mas atractivo de todo el salón- Todo iba tan bien, todo parecía perfecto, las cosas funcionaban con el tiempo y Bill no quería despertar. Él sosteniendo la delgada y frágil cintura de una mujer que decidió amarle sobre las mas mínimas cosas, sin prejuicios por su voz, sin prejuicios por la forma en como había sido culpado de un asesinato a sangre fria, sin prejuicios de temerle por quien era.
Ella se marchó, con una sonrisa despidiéndose en un beso fugaz junto a Bill. -Volvere a las 9- Le indico, deteniendo sus zapatillas sobre el asfalto -Y-yo pasaré por ti, Maggie- Ella negó enseguida con tranquilidad y volviendo junto a él para plantar otro beso sobre sus labios -Nos veremos aquí- Deslizó su dedo indice sobre la chaqueta del muchacho -Así podré sorprenderte al salir y que los faroles alumbren mi vestido, Mr. Skarsgård- El castaño rió por fin dejándola marchar en la misma dirección en la cual el aire lo hacía.
