4: Solo quedaba esperar

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Finalmente el examen terminó y fuimos libres, me sentía nerviosa pero hasta cierto punto confiada. Un poco antes de que todos abandonáramos el salón y lo dejáramos solo por completo; mientras recogía mis cosas el profesor que nos aplicó el examen se acercó a mí.

-Señorita, no se preocupe, por lo que alcancé a observar usted definitivamente será una de nuestras nuevas estudiantes.

No sabía que decir, me había tomado totalmente por sorpresa. No estaba segura de sí era algo verdaderamente honesto o simplemente un comentario sarcástico de los típicos maestros malvados de la universidad de los que ya había escuchado hablar.

-¿De verdad lo cree? Bueno, muchas gracias, esperemos que así sea.-Le dije con una sonrisa.

-¡Claro que sí!-Me sonrió y me dio un apretón en el hombro.-bueno, nos vemos en clase.

Cuando se fue el profesor, por un momento me quedé pensando, tal vez realmente tenía posibilidades, tal vez realmente lo podía lograr. Tomé mis cosas rápidamente y salí de ahí.

Llamé a mi madre y llegó por mí.

-¡Hola mi preciosa niña!- me decía mientras me abrazaba- ¿Cómo estás, cómo te sentiste?

-¡Bien mamá gracias, incluso un profesor me dijo que estaba casi seguro de que entraría!

-¡Ay que gusto me da!

-¿Cuándo te entregan los resultados?

-En una semana.

-Muy bien, vamos a prepararnos. No importa lo que pase, nunca olvides que eres increíble en lo que haces y tarde o temprano, hacer lo que amas te llevará al éxito.

-Si mamá, muchas gracias.-le dije mientras le besaba la mejilla y nos subíamos al auto.

De camino a casa recordé cuando era una niña...siempre me gustó observar las estrellas, el paisaje maravilloso del jardín de mi casa y observar las nubes buscando figuras. No sé porque me habría tardado tanto en darme cuenta de que el arte era mi pasión.

Empezó a llover y comencé a recordar los días en los que mi mamá me llevaba a colorear a la casa de la tía Irene mientras ella salía a trabajar. Recordé de pronto un buen día en el que comencé a dibujar por mi propia cuenta las cosas que observaba en el paisaje. Me encontraba recostada sobre el pasto mirando a las nubes moviéndose lentamente, creando figuras increíbles cuando de pronto alguien más llegó y se recostó junto a mí...era más o menos de mi estatura, blanco, de cabello negro y lacio, recuerdo su sonrisa, tan chimuela y encantadora.

En cuanto llegó lo observé pero no dije nada y seguí observando el cielo.

-Hola.

-Hola.

-¿Por qué ves las nubes?

-Intento encontrar figuras lindas.

-¿Y ya has encontrado alguna?

-Sí, varias de hecho.

-Mmmm... ¿Y por qué no las pintas?- me dijo mientras se sentaba.

Su reacción me tomó por sorpresa. Se veía tan lleno de energía y entusiasmo que me hizo despegar los ojos de aquello que estaba viendo con tanto detenimiento. Me senté también y lo miré a los ojos.

-Bueno, no lo había pensado...

-¿Te gustaría intentarlo?-Me dijo con su bella sonrisa.

-¡Claro!-le dije devolviéndole la sonrisa.

ÉlWhere stories live. Discover now