5: Un sueño hecho realidad

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Había programado mi alarma a las 7:00 a.m. una hora antes de que publicaran los resultados de la universidad. Debía llegar puntual para evitar el tumulto de gente buscando su nombre desesperadamente sin dejar pasar a los demás...para mi desgracia justo ese día, de los más importantes de mi vida, me había quedado dormida más de la cuenta.

Me levanté justo a los 8:00 a.m. me di una ducha, desayuné y me fui. Al llegar, como ya lo había imaginado, no se podía ni pasar. Había muchísimos estudiantes observando las hojas que la secretaria había colocado en los pizarrones que se encontraban afuera de su oficina.

Como pude me metí entre la gente y logré encontrar las listas de mi carrera; pero por más que buscaba no encontraba mi nombre en ningún lado, comencé a ponerme muy nerviosa; quedaba solo una lista más y...ahí, justo por la mitad se encontraba escrito mi nombre.

No podía creerlo, sentí un alivio inmenso y me sentía tan orgullosa mí...

-Se lo dije señorita.

Escuché detrás de mí como un susurro sobre mi hombro; me di vuelta rápidamente y ahí se encontraba aquel profesor que nos había aplicado el examen de admisión.

-Profesor, buenos días- dije con una sonrisa nerviosa.

-Vamos, no sea tan formal... ¿o es acaso que ya soy tan viejo?- me dijo con una sonrisa.

Ahora que lo veía con detenimiento, era un poco más joven de lo que imaginaba, tenía los ojos azules y una bella sonrisa...era un hombre atractivo sin duda.

-No, claro que no- le dije un poco apenada y el soltó una carcajada.

-La felicito por ser desde hoy una de nuestras alumnas; bienvenida a esta maravillosa escuela, espero que pueda encontrar lo que busca y que se convierta en una de las mejores alumnas.

-Le agradezco mucho; tenga por seguro que así será.

-Muy bien, nos vemos la próxima semana-me dijo mientras ponía su mano sobre mi hombro; que ya comenzaba a hacérsele costumbre, y se alejó lentamente.

Lo vi alejarse y entonces caí en la cuenta de que todo lo que estaba sucediendo era real y por fin comenzaría a realizar un sueño y que muchas cosas nuevas estaban por venir. Con entusiasmo hice mi registro final en donde me asignaron las materias que llevaría en mi primer semestre: Dibujo y espacio, dibujo esquemático, historia del arte, elementos conceptuales de la pintura, pintura experimental y estética de la modernidad. Era viernes y el Lunes comenzarían las clases, salí de la oficina de inscripción y choqué con un chico.

-¡Discúlpame!, no te vi, lo siento. –Dije muy apenada.

-¡Oh, no te preocupes! – Me dijo con una brillante sonrisa. Era delgado, alto y de cabello rizado. Sus ojos eran de un hermoso color verde olivo, lucían sinceros y profundos. Él comenzó a mirarme de una forma un tanto extraña e inquietante, como tratando de analizarme, me observaba detenidamente sin decir nada pero como si se hubiera encontrado con algo que hacía mucho había estado buscando. Me quedé sin habla por un segundo hasta que sentí como mi rostro se sonrojaba.

-Muchas gracias, prestaré más atención ahora, nos vemos- dije mientras cruzaba la puerta.

-Espera, ¿Eres nueva?- Me detuve y lo miré.

-Sí, comienzo este lunes.

-Vaya, que bien. Es bueno ver a chicas nuevas tan lindas como tú. Mi nombre es Nicolás- Me dijo extendiendo su mano.

-Mi nombre es Alessa- dije correspondiendo el saludo. –Mucho gusto Nicolás.

-Ja, ja. Eres muy formal para ser una chica de primero. Espero verte de nuevo Alessa, cuídate.- Me dijo mientras acariciaba mi cabeza como a un perro.

¿Por qué aquí los hombres eran tan confianzudos? Primero el maestro ya hora él... Debo admitir que Nicolás era muy guapo, seguramente era un chico popular inalcanzable como los de las novelas. Así que no debería preocuparme, si vuelvo a toparme con él seguramente ya no me recordará. Tomé mi mochila y salí de la universidad, esta vez mi mamá no vendría a recogerme pues como era usual, estaría ocupada trabajando.

Mi padre había muerto hacía unos pocos años y mi mamá debía hacerse cargo de Kristen y yo. Cuando Kristen salió de la universidad pudo valerse por sí misma y ahora yo soy la única carga, a pesar de todo, mi mamá nunca ha aceptado ninguna ayuda de mi parte, conseguí un trabajo de medio tiempo durante las vacaciones para tratar de ayudarla pero nunca recibió nada de lo que le daba. A veces eso me molesta mucho pero al mismo tiempo es algo que sé que debo agradecer...

El día estaba soleado y muy bello, el camino a casa era bastante pintoresco y nunca lo había observado con detenimiento... a unas cuadras antes de llegar a mi casa vi un pequeño parque para niños y sentí mucha nostalgia al recordar cuando era niña. Kristen siempre estaba en clases extracurriculares, mis padres trabajando y yo...bueno, me dejaban en casa de la tía Irene. Siempre jugaba con ella a juegos de mesa, me ponía a colorear en cuadernillos y me contaba historias, así fue siempre hasta que conocí a Raúl.

A partir de ese día, siempre lo encontraba en el jardín dibujando o pintando. De pronto nos volvimos los mejores amigos, me encantaba pasar tiempo con él jugando, hablando y pintando.

-¡Alessa! Qué bueno que llegaste, te estaba esperando.- Me dijo mientras tomaba mi mano para llevarme a otro lugar.

-¿Qué pasa Raúl?

-Vamos, antes de que todo se arruine.

-¿De qué hablas, que pa...?- no pude terminar la oración cuando frente a mí encontré un paisaje mágico...

-¿Qué es todo esto?

-Es el lugar perfecto para ti, quiero dibujarte, tú serás mi musa.

Recuerdo la alegría que sentí en ese momento, no podía creerlo, me sonrojé de pronto y mi corazón comenzó a latir muy fuerte. En ese momento comencé a verlo diferente, me di cuenta de que me estaba enamorando de él...

 El lugar era tan fantástico que no podía creer lo que veían mis ojos, la atmosfera era divina y delicada, todo era como un cuento, las luces, el cielo, los colores, los aromas y sus ojos, sus ojos tan profundos y brillantes, su sonrisa tan alegre...

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El lugar era tan fantástico que no podía creer lo que veían mis ojos, la atmosfera era divina y delicada, todo era como un cuento, las luces, el cielo, los colores, los aromas y sus ojos, sus ojos tan profundos y brillantes, su sonrisa tan alegre e inocente, su atuendo tan desordenado y su cabello alborotado, sus intenciones tan absurdas y sobre todo, su pasión. Éramos tan solo unos niños pero el para mí lucía tan decidido, tan real e inalcanzable. Había adornado el jardín con velas y flores, comenzaba a oscurecer y la luz de las velas se hacía cada vez más intensa...Me pidió que me sentara en medio de aquella obra de arte y me puso una flor en el cabello. Se sentó frente a mí y comenzó a escudriñarme, su mirada era tan penetrante y precisa que me hacía sentir indefensa. Me observaba con detalle y paciencia, temía que el momento terminara, no quería que se acabara nunca, no quería que dejara de mirarme...

Cuando estaba a punto de terminar su obra...la tía Irene me llamó.

-¡Alessa llegaron por ti!

-¡Oh no! Debo irme...

-¡Espera! No he terminado, me faltan tus ojos.

-¡Lo siento, tengo que irme!- le dije mientras corría hacía la entrada.- ¡Volveré pronto!

-Pero tus ojos eran la parte más importante...-Raúl murmuró para sí, mientras sostenía la hoja de papel entre sus manos... 

Nota: Gracias a todos por su apoyo! :D Espero que les guste mucho este capítulo y el siguiente pues comenzará un poco más de drama. PD: para evitar confusiones, el chico de la foto, es Nicolás... (Raúl aparecerá (o tal vez no) más adelante. Ja ja. Un abrazo! y una ves más, gracias por leerme y por sus votos! <3   

ÉlWhere stories live. Discover now