27: No, no puede ser...

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Justo cuando me di cuenta de la foto, noté algo familiar...pero antes de poder verla con detenimiento, Nicolás abrió la puerta. Temerosa y rápidamente cerré la cartera y la escondí detrás de mi espalda.

-Lo siento, era sobre un asunto de la escuela...

-Sí, si...no te preocupes.

-Oh, por cierto...afuera me encontré con el hombre a quien le encargué que arreglara la habitación, le había pedido que trajera un cambio de ropa para que te cambiaras y estuvieras más cómoda, aquí tienes.

-Oh, muchas gracias no te hubieras molestado-dije nerviosa mientras escondía la cartera debajo de la ropa doblada.

-No fue nada, el baño está por aquí...tomate tu tiempo.

-Ok, muchas gracias...-entré al baño y cerré con seguro. Me cambié lo más rápido que pude y abrí la cartera, saqué la foto y la observé detenidamente. Era una foto de hacía mucho tiempo, había en el medio una mujer hermosa de cabello rubio, alta y delgada, a su derecha estaba Nicolás, supuse, pues tenía el mismo color de ojos y la misma sonrisa, y a la izquierda, se encontraba un niño de más baja estatura, cabello negro, con unas lindas y finas pecas, semblante serio y unos ojos que hicieron que un escalofrío me recorriera la espalda. Tenía que ser mentira...no podía ser verdad. ¿Qué hacía Raúl en esa foto? ¿Qué diablos estaba pasando?...Las manos comenzaron a temblarme y no sabía cómo reaccionar...sin pensarlo dos veces abrí la puerta del baño y salí con la fotografía en mis manos...

-¿Puedes explicarme que es esto?-dije casi molesta.

La expresión de Nicolás no lo dejaba mentir...su rostro se ensombreció de inmediato y sus ojos tan culpables suplicaban mi perdón. Aun sin decirme palabra, yo ya sabía lo que se avecinaba y él, también lo tenía muy claro.

-Por favor Nicolás, dime... ¿Quiénes son las personas de esta foto?- bajó la mirada y con la voz entrecortada dijo algo que mis oídos deseaban no escuchar.

-Es mi familia...mi madre y mi hermano.

Yo no podía creer lo que estaba escuchando, tenía que ser una mentira, ¡Tenía que serlo!...sentí como las lágrimas se asomaban de nuevo y como mi cuerpo se empezaba a debilitar...

-¿Era por esto que no querías que viniera a Francia? ¿Qué tanto es lo que sabías?

-Alessa yo...-comenzó a acercarse a mí.

-¡NO! No te cerques...¡Solo contéstame!

-Yo...yo realmente no quería hacerte daño, ¡Créeme!

-¡Dime! ¡Dime que tanto sabías sobre mí! ¿Por qué no querías que viniera a Francia y por qué nunca me dijiste nada?

No me di ni cuanta de en qué momento comenzamos a alzar la voz, no me di cuenta del momento en el que comenzaron a llorar nuestros ojos, el momento en el que nuestra conversación se tornó en la peor pelea que había tenido en mi vida...no me di ni cuenta, de en qué momento dejó de importarme todo.

-Sí, no quería que vinieras y te encontraras con él, no quería que sufrieras Alessa, yo...sé que no lo ves de esa manera, pero yo quería protegerte. Al principio admito que fui un idiota y que lo he sido todo este tiempo. Admito que todo me pareció solo un juego divertido, pero cuando comencé a conocerte, me fui dando cuenta de que debía terminar con eso, de que tú eras la chica más hermosa que había conocido en la vida pero...

-Espera...¿ósea que tú ya sabías quien era yo cuando me conociste?

-Alessa...¡Lo siento! De verdad lo siento...-dijo ahogándose en su llanto.

ÉlWhere stories live. Discover now