CAPÍTULO 5

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   De la puerta que pone Mónica sale una mujer de unos 36 años, con el pelo rizado, su pelo es de color rosa ceniza, y va vestida de forma bastante informal, y siento que destaco un poco. Tiene los ojos de color negro, pero intenso y brillan. Lleva unas carpetas en la mano y al fin se percata de que estoy aquí.

-¡Ah! Tu debes de ser Lucy ¿verdad?-asiento con la cabeza-Perfecto sígueme-y lo hago. Se mete tras el mostrador y deja sobre él las carpetas que llevaba. Tras el mostrador hay un ordenador último modelo y más archivadores, cada uno de un color.-Bueno, este va a ser tu lugar de trabajo, tus tareas básicamente van a ser organizar mi agenda, atender a mis representantes y cuando yo no esté poner todo al día. Como verás cada carpeta tiene un color, y es cada uno de los diferentes representados. La roja son youtubers, la azul son probadores de juegos, verde fotógrafos, amarillo actores, rosa cantantes. Ves mirando las carpetas, poco a poco te familiarizarás con todo. Como ves, detrás de ti hay armarios con los mismos colores, cada uno es diferente, coinciden con los de las carpetas.

   Me hizo un tur por la oficina, pero acabamos rápido ya que no era muy grande. Aun que hice un descubrimiento, que desde fuera no se podía apreciar. Lo que parecía un armario más detrás de mi mostrador con un póster gigante de minecraft era una puerta que daba a una mini cocina y después a un baño. Esa era nuestra sala de estar, para cuando hiciésemos nuestras paradas. Mónica también me contó que en la planta de arriba y en la de abajo había una cafetería por si alguna vez me apetecía ir.

-Tranquila, se que todo así de golpe parece demasiada faena, pero ya verás como no es para tanto. Tu relájate y cualquier duda que tengas aquí estoy yo para resolvértela.

-Entonces Mónica cuando no esté aquí ¿seré yo la que se ocupe de todo esto?-dije bebiendo de mi zumo.

-Si cariño, y por favor no me hables de usted, no quiero ser la típica jefa que todo el mundo odia. Además mi trabajo es bastante entretenido, ya verás como vas a disfrutar y vas a conocer a mucha gente-me dijo con una gran sonrisa.

-Gracias, la verdad me da un poco de miedo no hacerlo bien cuando no estés.

-Para nada, verás como todo va sobre ruedas. Además mis clientes son fantásticos, te pondrán las cosas muy fáciles, ya lo verás. Y si por lo que sea surge algún problema tienes mis teléfonos. El segundo es el de "emergencias" ese lo cojo esté donde esté.-y me dio un apretón en el brazo como queriendo decir que no me preocupase.

-¿Y tus ausencias serán muy a menudo, o solo de vez en cuando?-pregunté.

-Todo depende de la temporada, por ejemplo este mes de septiembre solo tengo tres viajes, dos a Madrid y uno a Bilbao. Pero han habido meses que apenas he pisado la oficina. Al principio no tenía a nadie, pero cada vez me toca viajar más y aquí tiene que haber alguien.

-Bueno, pues poco a poco. Por dónde empiezo hoy-pregunté levantándome de la silla con energía.

-Pues de momento lo que puedes hacer es familiarizarte con mi agenda, para que veas como intento organizar los días. Y por hoy te puedes ir a la hora de comer. Esta semana va a ser bastante calmadita.

   Llegó el jueves y allí estaba un día más, esperando el ascensor. La verdad es que estaba bastante contenta con mi trabajo y mi jefa. Era muy simpática y agradable, siempre estaba de buen humor, y cuando metía la pata en algo solo sonreía y me corregía, no se enfadaba ni perdía los nervios como me había pasado otras veces. El ascensor llegó y entré, pulsé el 9 y las puertas empezaron a cerrarse.

-Eh por favor dale a stop -oí que alguien gritaba. Reaccioné rápido y le di al botón. Las puertas se volvieron a abrir y entró un chico alto que llevaba puesta la capucha de su suéter. Se apoyó un segundo en sus rodillas tratando de recuperar la respiración. Cuando lo consiguió se giró y me dijo:

-Muchas gracias de verdad, me has salvado, llegaba tarde a una reunión, y cuesta casi una vida que llegue el ascensor.-

-De nada. Te comprendo perfectamente, llevo aquí apenas una semana y he aprendido a llegar un poco antes por la misma razón.- Entonces el chico se giró y yo me quedé petrificada. No podía ser cierto, el destino se estaba riendo de mi, tenía ante mi a ese chico que en Youtube se hacía llamar ElPirata. Era exactamente a como lo recordaba, su sonrisa, sus ojos, su voz. Me sonrió yo le devolví la sonrisa como una idiota. No podía reaccionar, estaba perdiendo otra oportunidad, pero estaba tan alucinada que era incapaz de decir nada. El ascensor llegó a mi planta y fui capaz de decir:

-Pues aquí me paro yo, hasta luego.

Ficción o realidadWhere stories live. Discover now