CAPÍTULO 15

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-No te preocupes, no es nada. Solo que, no se, me he levantado con los sentimientos a flor de piel -dije intentando quitarle importancia, y sonreímos.

-Vamos a hacer una cosa. Sube a la terraza, enciende la chimenea y baja los toldos de la pérgola, ahora subo. -le miré extrañada y me empujó suavemente hacia el pasillo.

   Subí e hice lo que él me había pedido, cogí un par de mantas y puse los sillones uno al lado del otro. Me senté en él con los pies encogidos y me eché la manta por encima. Tras varios minutos, cuando empezaba a preguntarme qué estaba tramando, apareció con una bandeja, en ella habían dos chocolates calientes con mini nubes y unas magdalenas.

-El plan perfecto, lluvia, chimenea, manta y chocolate caliente -me dijo poniendo la mejor de las sonrisas. Puso la bandeja sobre la mesa.

-Espera, siéntate, esto se merece una foto -cogimos las tazas y nos pusimos delante de la chimenea y nos hicimos un selfie. La subí a instragram poniendo "con la mejor compañía que se puede tener, que te cuiden así cuando estás enferma es bien" y le etiqueté. Se sentó en el sillón de al lado del mio y cogió la otra manta, y empezamos a tomarnos el chocolate. Estuvimos un rato en silencio mirando la chimenea, la lluvia, las luces de Valencia, pero no era incómodo.

-Lucy -dijo llamando mi atención -Puedo preguntar porqué lloraste antes. -bien, la pregunta que tanto temía.

-Bueno, la verdad es que ni yo lo tengo claro. -Me miró no del todo convencido -Te soy totalmente sincera Jorge. Un montón de sensaciones me invadieron, y no sé salió solo.

-Sabes que me lo puedes contar, cualquier cosa.

-Lo se. -y le di un apretón en el brazo en forma de agradecimiento. Volví a mirar a la lluvia, estuve un rato así absorta en mis pensamientos, empecé a pensar en muchas cosas, en todo lo que había pasado en mi vida, pero siempre había un pensamiento que me atormentaba. Intentaba apartarlo de mi cabeza siempre que aparecía, pero hoy no lo había conseguido. Noté como Jorge me pasaba un brazo por la espalda y volví al mundo real, entonces noté que tenía la cara mojada ¿estaba llorando? No me había dado cuenta pero así era, me sequé las lágrimas con la manga del pijama y sorbí por la nariz.

-¿Quieres hablar? -no lo tenía claro, pero a lo mejor lo que necesitaba era sacarlo y decirlo en voz alta. -Lucy, a veces no hace falta hablar para sacar todo fuera, a veces basta con llorar, si es lo que necesitas, tetitas dulces está aquí para ti -dijo frotándose, me hizo gracia, y medio sonreí, pero realmente no me apetecía.

-Es que no se por donde empezar, son tantas cosas.

-Vamos a ver, ¿es porque echas de menos a tu gente?

-Si y no -me miró -A ver, antes, cuando me has abrazado abajo sí había sido por eso, porque me sentía sola, siempre me he sentido sola. Nunca he sido una persona que ha tenido muchos amigos, y sentir que tu estabas ahí a reabierto la herida. -Me miraba un poco incrédulo -Siempre he sido la rara del grupo, no se porqué, nunca lo entendí y bueno la gente que creía que eran mis amigos acababan alejándose de mi -Su mano seguía en mi brazo, me hacía sentir bien notar su tacto.

-Pues no logro entender porqué, eres una tía de puta madre, bromista, cariñosa, divertida, se puede hablar contigo. -Me encogí de hombros yo tampoco entendía porqué. -Pero...¿hay algo más verdad? -asentí, y las lágrimas volvieron a salir, no podía controlarlo, nunca me había pasado esto, solo una vez. Se levantó y se acuclilló delante de mi y me abrazó, mi cabeza quedaba en su hombro y me acariciaba la cabeza. Yo lloraba en silencio, no podía parar -Llora lo que haga falta, sácalo fuera, va a ser mejor -Me decía en el oído, suspiré y le di un beso en la mejilla. En ese momento me salió así y me separé un poco.

-Ya, ya está. Joder, debes pensar que estoy de psiquiátrico -y me reí, él no. Estaba serio mirándome, así que me puse seria yo también. -Siéntate y ponte cómodo porque esto va a ser largo. No se si te he contado alguna vez que mi padre murió el año pasado -me miró con los ojos abiertos y antes de que dijese nada seguí. -Estuvo casi tres meses ingresado aquí, en el hospital de la fe, no llegó a salir de la UCI. Ingresó porque estando en casa le dio un dolor muy fuerte en el pecho, y tras varias pruebas le dijeron a mi hermana que lo que tenía era una disección aórtica, eso es que tiene la aorta por dentro rasgada, y que un simple golpe de tos lo podía matar. Así que lo trajeron aquí y lo operaron durante ocho horas. Parecía que la operación había salido bien, pero no fue así, se habían dado cuenta que había tenido coágulos en el cerebro, le había faltado oxígeno...El caso es que fue empeorando poco a poco hasta que se murió.

Gracias a dios pude verle con vida minutos antes de morir, aun que él no estuviese consciente, pude despedirme de él. Hacía seis años que yo no sabía absolutamente nada de él -miré su cara, estaba totalmente perplejo, y yo estaba llorando, le negué con la cabeza. -Desde pequeña él, no se porqué motivo, nunca me ha aceptado. Nunca nos hemos llevado bien. De pequeña nunca me llevaba a ningún sitio, solo tenía ojos para mi hermana. No me hacía desprecios del tipo apartarme si le iba a abrazar, pero si que me dejaba a mi y se la llevaba a ella, siempre que pasaba algo me reñía a mi.

Todo esto empeoró cuando él y mi madre se divorciaron, porque yo descubrí que él estaba engañando a mi madre, y eso por muy padre mío que fuese no lo iba a permitir. Imagínate a una cria de 15 años intentando hacerle ver a su madre que su padre le estaba siendo infiel con su mejor amiga. Pues después de eso vinieron peleas, gritos, insultos y mil cosas. Yo intenté mil veces que todo volviese a la normalidad, di mi brazo a torcer muchas veces, pero me cansé de que siempre acabase mal, porque él llamaba a mi hermana o venía a por ella y a mí no me hacía ni caso, y decidí cortar el contacto. El final del todo vino cuando en la última pelea me dijo que yo las veces que había ido a buscarle había sido por dinero. Eso no se lo pensaba consentir, ya que fue mi madre la que nos sacó sola adelante.

Y seis años después de pensar si estaba haciendo bien las cosas, si me estaba comportando como una buena hija, mi hermana me llama y me dice que lo han ingresado. Fui al hospital, pero no entré, me quedé fuera, la mujer de mi padre tampoco me dejó entrar en ese momento. No sabía que pensar o qué hacer, estaba echa un lío. Uno de los días que mi hermana le vio bastante lúcido le preguntó si se acordaba de mi y le dijo que si, y le preguntó si quería que fuese a verlo, pero le dijo que hasta que no le llevasen a planta no. Ese me hizo sentir bien, al menos quería verme. Pero nunca llegó a pasar, nunca salió de la UCI y nunca pude hablar con él. -Hice una pausa para coger aire, esto estaba siendo muy duro para mí, pero me estaba haciendo bien sacarlo, Jorge no había dejado de acariciarme el brazo y la mano, sentir su apoyo me estaba dando el valor suficiente para soltarlo todo. -Desde entonces no dejo de preguntarme que a lo mejor yo no fui una buena hija, por qué un padre no va a querer a su hija si no hay ningún motivo para ello. -Y me derrumbé -a lo mejor es que es verdad que no soy una buena persona, por eso él y todos los demás se alejan de mí, al final todos se dan cuenta y se van de mi lado. No pude despedirme de él, pedirle perdón por si había hecho algo malo. Necesitaba decirle cosas, pero se fue antes, igual me merezco todo ese sufrimiento por haberme portado mal -me costaba respirar, me estaba empezando a ahogar y a poner muy nerviosa.

   Jorge lo notó, se levantó y me ayudó a levantarme y me llevó a la cama, me acosté y se arrodilló en el suelo, me puso una mano en la frente y me dijo que estaba muy caliente, yo seguía congestionada y respirando con dificultad, estaba realmente nerviosa, no podía hablar, estaba empezando a marearme. Jorge bajó corriendo las escaleras, joder, no te vayas por favor, pero las palabras no salían, otra persona que se alejaba de mi. Al momento subió con una taza.

-Tómate esto, es una tila y tranquilízate por favor -le hice caso, me empezaba a sentir algo más tranquila, le di la taza y la puso sobre la mesita, se sentó en la cama, apoyándose en unos cojines contra la pared, y yo me acurruqué sobre él. En este momento no pensaba en si me gustaba o no, simplemente en que necesitaba ese alguien que simplemente está ahí, no necesitaba que dijese nada, solo notar que tenía a alguien. Apoyé mi cabeza en su pecho y el empezó a toquetearme el pelo

-No te voy a permitir que vuelvas a decir que te mereces lo que has sufrido porque eres una de las personas más buenas que he conocido jamás. Se nota en ti que no hay maldad ninguna, cualquier persona que intente conocerte un poco se dará cuenta, y el que no lo haga es porque no merece formar parte de tu vida. -Levanté la vista para mirarle, estaba serio, muy serio, más de lo que nunca le había visto. No hacían falta más palabras, poco a poco y gracias a sus caricias que me tranquilizaron me dormí.

Ficción o realidadWhere stories live. Discover now