CAPÍTULO 14

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   El domingo lo pasé básicamente desempaquetando las cosas y colocándolas en su sitio, también me dio tiempo a dar la última capa de pintura a los pilares, y estaba quedando todo precioso. Las estanterías que separaban el comedor del salón las había llenado de mis libros y figuritas frikis, había puesto unos dados de colores que se iluminaban repartidos, y quedaba super bonito. Fuí a tirar la basura, me tocó hacer como tres viajes, y vi unas ventanas de esas de madera que tienen tablas en horizontal, eran de color blanco y la pintura estaba vieja, pero tuve una idea, cogí las cuatro y me las llevé a casa. Mañana tendría cosas que hacer al salir de trabajar.

    Al salir del trabajo me fui corriendo a comprar una lija, y pintura en un amarillo muy clarito para las ventanas, de ahí me pasé por primark y compré lucecitas de estas de leds como las de navidad, y vi otras con formas de corazón, de flor y de colores que me enamoraron y arrasé con ellas. Bajé el cabezal de hierro a la habitación de abajo y lo puse con la cama un poco mas pequeña. Lijé bien las ventanas y les puse la capa de pintura amarilla. Al día siguiente fui a imprimir fotos, creo que no me dejo nada. Llegué y colgué las ventanas a distintas alturas y coloqué las luces por dentro y por fuera, y de ellas colgué algunas de las fotos que había sacado. Las otras luces las fuí colocando por ahí, pero la mayoría se quedaron en la terraza, menos las de corazones que rodeaban por fuera a las ventanas.

   Estaba precioso, le hice una foto y se la mandé a mi hermana y a Cris, les gustó muchísimo, de momento la decoración iba viento en popa, mi habitación ya estaba terminada y al salón le quedaba un poco. La última sería la sala de cine, ahí tenía metidas todas las cajas que aún quedaban por colocar. Mi casa ya empezaba a tomar forma y me gustaba mucho, ahora quería que mis amigos pintaran algo bonito en las paredes de pizarra de la cocina. Me senté en el sofá un rato, estaba cansada, llevaba tres días sin parar. Bueno realmente desde el sábado.

   La semana pasó y ya había colocado todas las cosas que tenía, ahora solo quedaban pequeños detalles, cosas que se me iban ocurriendo poco a poco, según iban pasando los días. Era viernes y hoy había vuelto a casa para comer, abrí la nevera y vi que estaba bajo mínimos, esta tarde tenía que hacer la compra si o si. Este fin de semana quería dedicármelo a mi por completo, a mimarme. Desde el sábado pasado no había podido descansar como tocaba y ya era hora.

   Me despedí de Mónica a las siete prometiéndole que si mañana me apetecía le daría un toque para salir a tomar algo. Me fui a comprar y de camino al súper empezó a tronar. Perfecto, nótese mi ironía, encima de que iba poco abrigada, no llevaba paraguas. Si, casi a finales de octubre hace frío, lo se, pero aquí en Valencia el tiempo es un poco especial, y por las mañanas hace más bien calor, y luego refresca. Solo llevaba un vaquero de esos rasgados, que no rotos, una camiseta marrón de manga tres cuartos y una cazadora vaquera. Me metí en el súper, cogí un carro y compré todo lo que me hacía falta.

   Al pagar pude observar que estaba diluviando, así que decidí pedir que me trajesen la compra a casa al día siguiente y yo me llevé lo imprescindible para sobrevivir hasta entonces. Llegué empapadísima, me quité los zapatos en la entrada, no quería poner todo perdido de agua y en la cocina dejé las bolsas, fui a la habitación y me cambié, me puse un albornoz, abrí el grifo de la bañera. Sabía que esto ahora mismo era lo que mejor me vendría. Mientras se llenaba la bañera bajé y coloqué las cosas en su sitio.

   Subí y el baño estaba lleno de vapor, puse un poco de sales con olor a vainilla, encendí las luces que había comprado para relajarme y apagué las del techo, puse al lado el taburete con mi libro y el teléfono, ya había espuma, me metí. Qué gustazo, esto era un lujo, encima podía ver y oír como llovía, en el techo del baño había una pequeña ventana. Cogí el libro y lo abrí, al momento decidí darle un poco de envidia a mi hermana, ya que en casa no teníamos bañera e hice una foto de mis pies, también salía el libro y puse "estos momentos que solo puedes compartir en soledad me encantan" y etiqueté a mi hermana y varias amigas.

Ficción o realidadWhere stories live. Discover now