CAPÍTULO 19

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-Buenos días -susurró, y lo dijo medio dormido que casi no se le entendía.

-Buenos días señor koala. -Me miró y puso la sonrisa más bonita que nunca había visto en él, apoyó su cabeza sobre un brazo y me miró. Me quedé quieta, y di gracias a que estaba un poco más abajo que él y con el pelo podía taparme un poco la cara y no podía ver lo roja que me estaba poniendo.

-¿Sabes? Estas muy mona recién levantada -dijo en tono ñoño -Tienes las mejillas coloradas y los ojillos te brillan, te dan ganas de pellizcarte -ya estamos con los pellizcos. Morí de vergüenza, pero un escalofrío recorrió mi espalda entera. Cuando levanté la vista vi que se estaba riendo, y me pellizco la cara como hacen las viejas.

-Ay ya, coño. Pareces una abuela de pueblo -y empezó a reírse. Intenté moverme, pero recordé que no podía -¿Serías tan amable de liberarme de tu prisión? -me miró extrañado, no entendía a lo que me refería, así que moví bruscamente las piernas y entonces lo entendió. Levantó las manos en son de paz y me dejó libre -Muchas gracias señor.

   Me fui directamente al baño y me di una ducha rápida y me puse ropa cómoda, unos pantalones de chándal azul y una sudadera amarilla con unas letras azules que decían "You are the only one", me recogí el pelo con una pinza y ya estaba lista. Salí y vi que Jorge ya no estaba en la habitación. Bajé y lo encontré en el sofá con los perros y mi hermana.

-Jorge si quieres sube y dúchate si quieres.

-No tengo ropa limpia.

-No te preocupes, la lavadora tiene un programa de secado, déjame la ropa fuera en la habitación y solo tardará cuarenta y cinco minutos. -le vi con una sonrisa malévola.

-Entonces me aprovecharé de tu bañera.

-Solo me quieres por mi bañera -dije fingiendo indignación. Mi hermana él y yo nos reímos.

   Se fue hacia arriba, y mi hermana y yo hablamos un poco de mamá, de mi padrastro, de mi hermano. Subí cogí la ropa y la puse en la lavadora. Estuvimos hablando un rato más y me preguntó por el tema que no tenía ganas de hablar. Mis sentimientos hacia Jorge, y llegó el momento de ser totalmente sincera. Cada día me gustaba más, tenía que admitirlo, era algo que no podía negar, además era algo que se podía ver. Pero se que entre él y yo nunca iba a haber nada. Yo me he resignado a tenerle como amigo, y lo prefería así. No quería declararle mis sentimientos porque tengo miedo de perderle y le necesito en mi vida. Era una parte imprescindible, es esa parte que saca lo mejor de ti, sin importar nada. Y así me sentía con él, tenía plena confianza con él, podía hablar de todo con él, me comprendía, él había aprendido a descifrar mis caras, mis gestos y sabía cuando me pasaba algo o no, aunque dijese que estaba bien. Mi hermana se quedó un rato en silencio.

-Sabes que al final no aguantarás más y esto explotará.

-Lo se, pero mientras eso ocurra quiero disfrutar de su compañía. Nunca he tenido a nadie así en mi vida.

-La verdad es que ayer noté tu cambio. No se si será él, o que estás empezando tu nueva vida y todo esto hace cambiar a la persona. Pero anoche noté que eras feliz de verdad, que tu sonrisa era sincera. No me preguntes como lo sé porque no podría contestarlo, pero soy tu hermana y es algo que se.

-Y es que es así, teta, por primera vez en años soy feliz de verdad, no es felicidad al 100% pero me siento bien. -Nos abrazamos, y la lavadora pitó recordándome que le quedaban diez minutos. -Venga, ayúdame a desinflar el colchón y doblar las sábanas anda. Le quitamos la válvula y comenzó a soltar el aire, mientras doblamos las sábanas.

-Que sepas que esto debería estar haciéndolo aquí don me voy a dar un baño. -nos reímos, cogí las mantas y su ropa y subí a la habitación. Dejé la ropa sobre la cama y le di un grito diciéndole que ya podía salir a vestirse. Me dirigí a guardar las mantas en el armario y al girarme abrió la puerta del baño y tuve la mejor visión del mundo. Solamente llevaba una toalla atada a la cintura y estaba secándose la cabeza con otra, las gotas de agua recorrían su cuerpo. Jooooder, ahora si que no iba a dormir en meses, no estaba ciclado en exceso, pero se podían intuir un poco sus músculos.

Ficción o realidadWhere stories live. Discover now