Ficción o realidad

CAPÍTULO 13

   Sábado por la mañana, había quedado con Jorge para ir a Ikea a comprar cositas para el piso, pero si había algo que tenía claro era que la habitación la compraría en otro sitio, no estaba dispuesta a perder horas en montarla. A Ikea iba básicamente a por cosas de decoración y poco más, bueno y porque me hacía ilusión, no había estado nunca en uno. Bajé a la calle y Jorge me estaba esperando, le sonreí, entré y nos dimos dos besos. Por el camino me contó que había conseguido la figura con la ayuda de Rubius, ya que él conocía muchas más páginas que él. También me contó que estaba editando el vídeo de los pisos, y que para el martes lo subiría.

   Llegamos y yo flipé, me sentía como una niña en una tienda gigante de juguetes, lo quería todo. Estuvimos como dos horas mirando todo, ¿tanto rato había pasado? Fuimos a por un carro grande, y me monté en él, Jorge me paseó por la tienda y estuvimos un rato haciendo el payaso. Cogí cuadros, una vajilla, cubiertos, lámparas, mantas, colchas...bueno cosas para un piso nuevo. Pagamos y lo subimos como pudimos a su coche. Luego fuimos a otra tienda de muebles que me recomendó él para mirar los muebles de la habitación. Compré dos mesitas, una cama de cuerpo y medio con un canapé, para una de las habitaciones de abajo pensé bajar la cama de arriba y compré una estanteria, un par de mesitas, un armario y un puf. En la segunda tenía pensado hacer mi sala de cine, algo que siempre he querido tener. Así que pillé un reproductor de techo por internet con una pantalla de 60 pulgadas que estaba bien de precio. Encargué el equipo de sonido y un sofá que era como 4 sillones individuales, cada uno se echaba hacia atrás y tenía reposapiés propio. Era una pasada. Pagué en las tiendas y me dijeron que sobre las seis o las siete de la tarde tendría los muebles allí.

   Llegamos a casa y nos tiramos en el sofá del comedor que venía incluido. Estábamos bastante cansados, miré a Jorge y estaba con los ojos cerrados, eso me permitía mirarle con toda libertad. Cada día me sentía más unida a él, era un amigo increíble. Sí, un amigo, reí en mi interior. Era verdad que al principio me gustaba muchísimo, he de reconocerlo, pero aprendí a que nunca habría nada entre nosotros. Aun que fuese un chico como cualquier otro, era alguien conocido,y nunca estaría con alguien como yo que no tenía nada especial. Pero de vez en cuando me permitía el lujo de mirarle. Miré la hora y eran las cinco y media de la tarde. Volví a mirar a Jorge y su respiración era más profunda y calmada, se había dormido. Saqué de la mesita que había delante una manta de estas finas, y le tapé. En octubre empezaba a hacer fresquito. Y le dejé ahí mientras yo me ponía a mirar cajas de las que tenía por ahí.

   Cogí un rotulador y me dediqué a "etiquetar" las cajas, para hacerme una idea de donde estaban las cosas y no pasarme horas buscándolas. Fui a la cocina a por un poco de agua y tuve una idea, en los laterales de la isla habían unos pilares para separar la cocina de la zona de comedor. Tenía que llamar al dueño de la casa, habíamos quedado que si quería hacer cualquier cambio primero tenía que consultarlo con él. Así que busqué mi teléfono y lo llame.

-Hola, ¿quién es?

-Hola Antonio, soy Lucy, su inquilina -le dije.

-A si, dime hija, pasa algo.

-No no esté tranquilo. Simplemente estoy decorando la casa y poniendo mis cosas y se me ha ocurrido algo, y quería consultarlo con usted.

-Claro que si, dime. Y ya te dije la última vez que dejes de tratarme de usted, me haces sentir viejo -reimos los dos.

-Pues he pensado en que podría pintar los pilares que hay en la cocina, a los laterales de la isla. Me gustaría comprar pintura de pizarra, es algo que siempre me ha hecho mucha ilusión. -siguieron unos segundos de silencio.

-Claro que si hija, el color de las paredes puedes cambiarlo cuando quieras, y ya sabes que también puedes colgar los cuadros que quieras. No hace falta que me llames cada vez que quieras hacer algo de eso. Solo cuando sea algo más serio como modificar paredes o cosas así.