Fuimos a un bar que estaba muy bien donde habían todo tipo de montaditos y tapas. Fuimos a pie, hacía fresco pero el sol invitaba a salir a pasear. Cuando llegamos al bar eran poco más de las siete. Pasamos la tarde entre bromas y risas y probamos muchísimas cosas que no habíamos comido nunca. Jorge estaba tan tranquilo, y yo no podía dejar de pensar en lo que me había soltado en el ascensor. Le estás dando demasiadas vueltas, me dije a mí misma, y seguramente sería así, pero yo era de esas que pensaba que cuando decías alguna cosa era por algo, pero igual solo quería decir que le gustaba mucho la colonia.
-¿Te acuerdas teta? -dijo mi hermana.
-¿Eh, que decías?
-Lo que yo te diga, ella en sus mundos, no ha cambiado nada -la miré mal. -Que le estaba contando a Jorge el día que me asustaste con lo de los dinosaurios.
-Ah si es verdad, pobrecita, se traumatizó. -Seguimos riéndonos y gastando bromas toda la tarde. Me había relajado bastante y estaba disfrutando con ellos. Llevábamos alguna cerveza encima y se nos empezaba a notar, pero total, no teníamos que coger el coche, así que alegría.
Sobre las diez estábamos llenísimos de comida, no podíamos más, y a mi hermana y a mí se nos antojó un gofre. Mi cuñado y Jorge se miraron como resignados, a mi cuñado no le gustaba nada el chocolate, todo lo contrario, le daba angustia, pero yo sabía que a Jorge si le gustaba y bastante. Llegamos a una cadena donde vendían los mejores gofres del mundo, antes de entrar ya se podía disfrutar del olor y mi hermana y yo nos miramos con complicidad mientras que Jorge y mi cuñado resoplaban.
-Oye tú, tampoco hace falta que resoples porque creo que de los cuatro a ti es al que más le gusta el chocolate -le dije señalándolo con el dedo.
-Va ser que tienes razón -y se encogió de hombros.
Nos comimos los gofres, yo lo disfruté como si fuese el último que me iba a comer en mi vida. Hacía mucho tiempo que no disfrutaba de uno. No soy una obsesionada con la comida ni mucho menos, solo había que verme, pero si es verdad que me cuidaba un poco. Era pronto todavía para irnos a casa y Jorge nos propuso ir a un karaoke que había por ahí cerca, y allí que nos fuimos.
Entramos y el sitio estaba bastante bien, la música era buena. En principio parecía un bar de copas, nos sentamos en una mesa y cada uno pidió lo suyo. Yo elegí un mojito de sandía, me perdía el mojito en cualquiera de sus variedades. Mi hermana no quería salir a cantar a conmigo, le daba vergüenza, y yo me había empeñado en salir a cantar, insistí varias veces pero ninguno quería. La gente se lo estaba pasando bien, y era súper divertido ver como cantaba todo el mundo sin vergüenzas. Esperé un par de rondas más y volví a insistir.
-Venga, yo me animo -se notaba un poco el alcohol ya. Todavía controlábamos y eso, pero íbamos en ese estado perfecto en el que has perdido un poco la vergüenza -Pero con una condición -me dijo mientras íbamos hacia el escenario. Le miré esperando esa condición -Que me des un besito. -Y le di uno en la mejilla, pero noté que me miró mal.
Subimos al escenario y cada uno cogimos un micro, y pusimos el aleatorio. Veremos que nos toca cantar. Cuando empezaron las primeras notas empecé a descojonarme encima del escenario ¿de verdad esta canción todavía se ponía en los karaokes? Miré a Jorge que estaba con una cara rara, creo que no conocía bien la canción, pero yo si. Nos tocó cantar Me gustas mucho de Rocío Dúrcal.
Empecé yo a cantar "Yo no he perdido la esperanza de tenerte entre mis brazos y ese día ha de llegar. Desde hace mucho que me gustas y lo que me gusta mucho lo obtengo con toda seguridad" Me vine un poco arriba al principio, pero tal como iba cantando, me di cuenta del significado de la letra. Joder ¿en serio? Venga va, y que mas. Jorge se fue enganchando poco a poco, y por fin reconoció la canción y le dejé cantar a él solo "Yo no he perdido la esperanza de que un día tu me quieras y algún día me querrás" Él calló y me hizo una señal como dándome paso y canté yo "Tarde o temprano serás mío" y se unió a mi "yo seré tuyo algún día y lo tengo que lograr"
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Ficción o realidad
FanfictionLucy, una chica de 28 años luchadora, alegre, valiente, con mucho coraje vive una vida perfecta hasta que algo ocurre y da un giro de 180 grados. Algo hará que todo sea diferente, la descolocará de tal forma que no sabe si lo vivido es un sueño o re...