Me levante de golpe cuando escuche la puerta de la habitación de mis padres cerrarse. Eran las once de la noche, muy buen tiempo para tomar mis cosas y marcharme a la carrera de autos y motos que habría en una media hora más.
Siempre había sido su única hija, pero con miles de defectos, pero el más grandísimo para ellos era que mi comportamiento que mostraba mi mayor rebeldía. ¿Cómo un hombre millonario tendría a una hija que se junta con clase media y solamente tiene 2 amigos de clase alta?
En esta ocasión las carreras serian en los barrios bajos de Nueva York. La mayoría de ellas eran cerca de la clase media, nunca se hacían en donde habitaban los millonarios y multimillonarios, después los encerrarían en el reformatorio.
Mi madre siempre deseaba que fuese más femenina y claro, me lo decía por mis gustos al box, a las peleas callejeras, a las carreras de motos y a las carreras de autos. Me encantaba apostar, casi siempre ganaba y no me gustaba perder. Mientras mi padre al ver mis gustos solo decidió cumplirme el de box, regalándome el privilegio de entrenar y realizar box.
Salí de mi habitación al estar lista, con mucho cuidado cruce la puerta y al terminar la cerré, pero sin antes revisar si las almohadas me ayudarían.
Al bajar las escaleras, observe mi reflejo en aquel espejo que se encontraba cercas de la entrada, mi cabello café castaño se esparcía debajo de mis hombros, hasta llegar a mis caderas. En ellas se encontraba un jeans color azul y debajo de los jeans mis botines de cuero del color negro. Mi blusa sin mangas también compartía el color de mis botines.
Al estar lista tomé las llaves y salí de la casa, dejando entrar el aire en mis pulmones mientras encendía mi auto.
Los barrios bajos eran peligrosos, mi padre jamás me habría permitido pisar un pie en ellos, pero yo era demasiado terca para hacer caso a una advertencia.
Disminuí la velocidad al notar que había llegado. Unos kilómetros lejos se encontraba Judith, fumando un poco.
Judith era muy diferente a mí. Su clase media, sus cabellos negros, sus ojos verdes y con tez blanca. Pero lo que nos unía era nuestra fuerte amistad, la cual se formó en unos 2 años pasados.
Al verme corrió hasta a mí, mientras me bajaba del auto. Sin embargo cuando la tuve entre mis brazos, mi aire desapareció a consecuencia de su fuerte abrazo.
-Abril, que alegría verte. Comenzaba a pensar que no vendrías –Dijo sin borrar su felicidad
-¿Alegría? Claro que vendría tonta, quiero jugar un rato mientras la adrenalina comienza a subir –Respondí y le guiñe el ojo.
Sonreí al hacer esto y ella también.
-Sigues siendo la misma de siempre
-Y tú sigues siendo enana –Sin decir más, nos volvimos a abrazar. Un abrazo más tranquilo y mejor.
Ella se marchó, mientras yo recorría mi vista en todo el lugar. Esto era completamente nuevo para mí. Conocía todas las pistas de los barrios de clase media, pero no eran nada comparados a este nuevo lugar, en el cual, las paredes se encontraban rayadas y sucias.
“Fiu, Fiu”
Un chico chiflo a lo lejos, ganándose mi atención a él.
No tarde mucho en enfadarme y cerrar mis puños, de algo me serviría ser rebelde. Le cortaría la cabeza si fuese necesario para que me pidiese perdón.
Camine hacia él con un paso decidido y firme, mientras su rostro se ensanchaba con una sonrisa arrogante, lo cual me provocaba a estamparlo en el retrete hasta que me hartara.
ESTÁS LEYENDO
Heart
RomanceSu vida no es como cualquier chica típica. Ella no busca adentrarse al patrón de niña mimada por el simple hecho de que nunca le ha gustado ser así. Entonces... un encuentro la cambia para siempre. La chica fría se vuelve sensible, pero a la vez, co...