Capitulo 19

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Capítulo 2

Las luces se apagan en el momento en que estamos perdidos y encontrados. Sólo quiero estar a tu lado si estas alas pueden volar, por el resto de nuestras vidas –Birdy

-Buen día –Saludo la enfermera mientras movía hacia un lado las cortinas que cubrían la ventana -¿Has dormido bien? Te eh traído el desayuno –Su voz y su comportamiento era muy amable

-Buen día –Musite un poco adormilada –Si, gracias por preguntar. Muchas gracias.

-Por cierto –Se acercó poco a poco a mi camilla –Hay alguien fuera de esta habitación. Desde ayer en la noche vino, no se ha querido ir. Le hemos dicho que no eran horas de visita. ¿La dejo entrar? –Cuestiono dudosa

-¿Se quedó toda la noche?

-Si señorita. No se despegó, dijo que tenía algo importante que decirte y luego se marcharía.

-¿Cómo es?

-Es una señora, dijo que también fue enfermera

-¿Qué más menciono? –Mi voz sonaba nerviosa. Tenía miedo, miedo a que fuera la persona que toda mi vida espere.

-Que no se podía enterar nadie que estaba aquí. Ni siquiera su padre. Nosotros no hemos dicho nada. Pero… ¿La dejo pasar? –Insistió

Afirme con la cabeza. La enfermera avanzo hacia la puerta y salió un momento. No la volví a ver, lo único que vi fue la puerta moviéndose para dejar entrar a alguien.

¿La enfermera del internado? Mi vocecita del subconsciente se encontraba sorprendida. ¿Qué hace aquí? ¿A que ha venido? No dejaba de cuestionar.

Su mirada deslumbraba una tristeza conjugado con alegría. Difícil de descifrar lo que sentía en realidad.

-¿Te encuentras bien? –Su vista no se apartaba de mí

-Sí. ¿A que ha venido? No quiero la excusa de que vino a ver a su ex alumna. No se lo creeré en absoluto.

-Soy tu madre, Abril. –Sus ojos se hicieron vidriosos, igual que los míos. Mi expresión y sentimientos se mezclaron. Sentía odio, repugnancia, furia, tristeza, alegría… ¿Por qué me había abandonado de pequeña?

-No puede ser eso posible. ¿Acaso está bromeando? –Espete

-No, Abril por favor. Necesito que me escuches. –Bajo su mirada al piso y posteriormente, luego de 5 segundos volvió a verme. Su faz había cambiado, se notaba triste –Solo escúchame. Deja que te explique ¿Vale?

-¿Qué me va a explicar usted señora? –Mi furia no disminuía en lo más absoluto -¿Me va a hablar como si fuese su hija? Eso hubiese pensado antes de abandonarme. Antes de dejarme solo con mi padre.

-¡Yo no te deje! –Me interrumpió con su grito –Escúchame –Insistió. Yo solo calle, deseaba una explicación aunque doliese. –Tú aun no existías. En ese entonces, tu padre me juraba un amor infinito, un amor verdadero. No me negué, me deje amar y me deje envenenar por el amor. Yo lo amaba. –Parpadeo para que las lágrimas no cayeran. Giro su mirada hacia la ventana y luego se dirigió a esta –Tu padre era igual que ahora, millonario. Cuando se enteró de mi embarazo, él simplemente se enfadó. Me dispuse a tenerte y mantenerte sola. Sin embargo, mis planes se arruinaron cuando naciste.

-¿Se arruinaron? –Inquirí enfadada

-Déjame continuar –Calle –Él llego esa noche al hospital, cuando tu naciste. Luego de minutos al llevarme a mi dormitorio le pedí al doctor que te llevase a mí. El doctor negó mi petición, decía que era tarde. Decía que el día siguiente te podría ver. Me inyectaron y no supe más.

-¿Qué sucedió después?

-Llego el día siguiente, ordene a las enfermeras que te llevasen conmigo. Igual que el día pasado, te negaron nuevamente. Enfadada fui decidida al cunero. Tú… -Pauso mientras sus lágrimas recorrían sus mejillas –Ya no estabas. Tu padre te había raptado, pago miles de dólares para que te dejaran ir. Los médicos se vendieron, te arrebataron de mis brazos. Jamás supe de ti, jamás hasta que… un día, en mi trabajo anunciaron la nueva alumna. Tu apellido hizo que mi esperanza volviese. Entonces revise tu expediente –Giro para volverme a mirar, una sonrisa en su rostro apareció –Eras tú. Eras mi pequeña. Tan hermosa, tan bella. –Se acercó y me abrazo, un abrazo que soñé por años.

Se sentía tan cálido estar en los brazos de una madre, de tu verdadera madre. Sentía el amor que tanto había anhelado.

-¿Te quedaras? –Pregunte al separarnos

-No –En su voz había melancolía –No ahora. Demandare y luchare por tu cuidado, si me quedo ahora, tu padre utilizara su poder para destruirme.

-No te vayas… -Susurre –Te necesito a mi lado. Él no lo hará si se lo pido

-Pronto cariño, el trámite no ha de tardar. No conoces a tu padre, y me alegro un poco que aún no sepas que clase de persona es, y lo que ha hecho por conseguir lo que desea. –Dicho esto se marchó.

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