CAPITULO 24

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––No hay muchas cosas, ¿No? –– pregunte observando con detalle el apartamento de Naruto, dado que era la primera vez que me encontraba aquí.

Había una pequeño comedor de madera, encima de la mesa había un portátil y al lado izquierdo pegado a la pared una estancia con varios libros, las paredes estaban pintadas de blanco y no tenían colgados ningún tipo de cuadro.

Mis ojos viajaron a mi derecha, donde se encuentra ubicada la cocina, me sorprendió al ver la cocina integral pequeña hecha en madera de cedro. No era la mejor cocinera pero de hambre no me moría y ver aquella cocina da ganas de entrar y prepararse algo.

––Será duro dejar las cosas de lado si las mantienes –– respondió secamente sacándome de mis vacilaciones.

Lo vi confusa al no comprender con exactitud a que se refería. Camino hacia la sala y se dejó caer sobre el mueble. Deje mi bolso con mi chaqueta en el perchero y me acerque a él

––Cuando tenía 6 años... –– empezó a hablar con la mirada perdida en la pared –– fui a casa a celebrar la navidad con mi familia y la casa estaba vacía. Lo había incautado todo.

Mis ojos se abrieron grandes.

–– ¿Incautado? –– Repetí perpleja –– ¿Por qué?

Naruto soltó un suspiro con pesadez y frunció el ceño.

–– Mi padre se endeudó, mi madre y yo no teníamos ni idea –– me volteo a ver –– Viví de trabajos a tiempo parcial y gane una beca para poder estudiar. Me las arregle para graduarme y poder sobre vivir.

Se puso de pie, una expresión de dolor enmarcaba su rostro, sus ojos azules reflejaba tristeza y dolor. Lleve mi mano a mi pecho al sentir como la tristeza me embargaba al verlo así.

––Hubo momentos en que parecía que la tierra se iba a abrir bajo mis pies y caería de nuevo al mismo hueco donde una vez estuve. –– Bajo la mirada y añadió –– como dijiste...solo soy una gallina. –– Se dejó caer al mueble y cubrió su rostro con sus manos.

Al terminar de escucharlo sentí una punzada de dolor instalarse en mi pecho. Nunca pensé que Naruto había pasado por tantas cosas desde su niñez, el siempre aparentaba ser alguien centrado, fuerte y seguro de sí mismo, una persona que no tiene ningún tipo de problemas en su vida...que tontería todos tenemos problemas pueden ser pequeños o grandes pero, problemas al final.

Me senté a su lado y tome sus manos con delicadeza, al sentir mi contacto volteo a verme, apretó mi mano con un poco más de fuerza; como si tuviera miedo que lo soltara y me alejara de él.

––Si no sigo corriendo, siento que me convertiré en un inútil Sakura-chan –– musito lentamente con la mirada perdida en su regazo. Me acerque a él y lo abrace, mis ojos se cristalizaron y empecé a llorar en silencio, no quiero que el sienta de esa manera. Nunca imagine todo el peso que cargaba Naruto sobre sus hombros y lo solo que se sentía al no compartirlo con nadie.

––Esta bien –– musite a media voz acariciando su corto cabello rubio –– está bien...aunque te caigas, yo estaré aquí haciendo esto. –– Me aparte un poco para que me viera, sus ojos expresaban tranquilidad y sus labios se curvaron una tierna sonrisa –– Ya no tienes que cargar todo tu solo, de ahora en adelante estaré contigo Naruto.

Acerque mi rostro dándole un corto beso, al separar nuestros labios lo bese en la frente, su rostro lucia apacible y sonrojado, me abrazo dándome un beso en mi cuello haciéndome estremecer.

––Gracias Sakura-chan –– susurro abrazándome con más fuerza.

La confección de Naruto me había hecho comprenderlo un poco más y sentirme más cerca de él. Siempre había querido que él se abriera más a mí que me contara sus cosas y ahora que lo ha hecho me da seguridad que estamos tomando el mismo camino.

CLOVERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora