La máquina (Parte 1)

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Habían pasado cuatro años, desde entonces. No había ningún peligro cerca, y nada que tener contra el Maestro, hasta que la vida en ese mundo empezó a temblar y abrirse grietas inexplicables.
Garm subió las escaleras a toda la velocidad que pudo, hasta llegar a las almenas, ya que estaba prohibido traspasarlas. Allí se encontró con Goth que miraba preocupado el horizonte.
-Este era el peligro que me trajo aquí
-Tenías razón, no era cosa del Maestro- contestó Goth
Ella no respondió y se acercó hasta quedarse a su lado mirando el horizonte sin saber qué hacer.
-¿Y si no sé qué hacer?
-Entonces debes buscar ayuda, información, pero solo nos quedarán unos días de vida, si tenemos suerte, dos meses
-Entonces he de darme prisa, y conseguir que mi madre venga y me ayude
-No creo que sea una buena idea, Garm
-La chica tiene razón, mi querido aprendiz, es cuestión de vida o muerte
-Pero entonces debemos parar el tiempo-concluyó Goth
-Lo sé, y eso no es fácil, pero sé de alguien que de seguro sabrá cómo.o hacerlo
-¿Fenris?-preguntó Garm pero el Maestro negó
-Dana
-¡Pero ella está muerta!
-Garm puede llegar a ella sin problema ninguno
-Pero hay que abrir un portal para llegar
-Y tú entrarás-concluyó el Maestro para acto seguido decir unas palabras y hacer que un puerta se abriera
Garm entró tragando saliva con dificultad hasta que de repente se encontró en un gran pasillo con una puerta y un muchacho.
-¿Qué deseas, humana?
-Necesito hablar con Dana, algo muy trágico está pasando en el mundo de los vivos, ella me dará respuesta, por favor
Él la miró detenidamente y al final asintió con la cabeza y Garm entró por la puerta para encontrarse con millones de espíritus en un lugar hermosos. A pesar de los comentarios que susurraban los espíritus al verla, ella buscaba a una archimaga conectada con ella y que sea la procedente del colgante.
Garm iba demasiado distraída Pirlo que chocó con una mujer de pelo negro como el ala de un cuervo y ojos azules como un pozo sin fondo. También había una muchacha pelirroja y un joven de unos dieciséis años rubio y de ojos esmeralda.
-Lo siento mucho, iba distraída
-No pasa nada ¿Eres nueva en este mundo?
Garm alzó la cabeza y Dana pudo recordar esos mismos ojos en otra joven, pero que al llegar tenía un año menos. Al igual que Dana, Salamandra la reconoció al instante y se quedó petrificada.
-¿Alexandra?
-Soy su hija, Garm, vengo a buscar a Dana
-Yo soy Dana, ¿Qué ocurre muchacha?
-En vuestro mundo de los vivos reina el caos, grietas, oscuridad, el miedo invade todo, no sabemos qué ocurre
-Dana, recuerda que a Surén le dieron una oportunidad de vivir-dijo Kai
-Él no es el causante de esto, al igual que yo está confundido con lo que pasa
-Has de volver a tu mundo, y no perder demasiado tiempo. Te enseñaré un hechizo para parar el tiempo aquí y otro para que puedas volver, debe de construir esa máquina que usó Alexandra para venir aquí
Garm asintió y le entró la curiosidad de repente por la chica llamada Lis.
-¿Y sabéis algo de Lis?
-Ella está aquí, en el mundo de los muertos, pero lo más seguro que quién la mató está haciendo esto-contestó Salamandra
Dana le enseñó los hechizos y Garm volvió a la vida con una sonrisa y muchísima prisa.
-¿La has encontrado?
-Sí, y tengo el hechizo, para parar el tiempo y para volver
Él Maestro asintió y Goth la miró preocupado pero no quiso discutir y Garm empezó a recitar el hechizo que para el tiempo y después el otro para volver su vida real, y apareció agitada mente en su habitación con el pijama puesto, solo habían pasado una hora justa, pero ella no perdió tiempo y fue corriendo a buscar a su madre para conseguir construir de nuevo esa máquina llegar a otro mundo y conseguir volver justo a tiempo, mates de que el hechizo se deshaga.

Crónicas de la torre y el misterio de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora