¿Yo? ¿Qué he hecho?

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Garm se dirigió a lo más alto de la torre lo más rápido que pudo, se encerró allí, en un gran sala sin ningún mueble en la habitación, sólo había una ventana cerrada.
Ella se puso a convocar aquel extraño hechizo haciendo que cuatro esferas con unos signos raros la rodearán por la cintura a la distancia de sus manos. Una de las bolas se rompió creando una hoja que tenía escrito el signo de la naturaleza.
La bola azul también hizo lo mismo convirtiéndose en una gota de agua con el signo de esta.
La morada y la roja hicieron igual que las dos anteriores. La morada se convirtió en un humo que no se acaba y que formaba el signo del viento y la roja se transformó en una llama con el signo del fuego.
Cada vez, esos elementos giraban más rápidos a su alrededor hasta que un fuego de color verde, azul, morado y rojo pasión la envolvieron por completo. Era la llama de todos aquellos creyentes y portadores de la magia de los cuatro elementos, de creer en que existe, en la esperanza que todo se va a solucionar estaba todo esos sentimientos envueltos en ella.
A los pocos segundos un demonio se le apareció delante con una sonrisa malvada, pero más terrorífica era la mirada desafiante y neutra de Garm. Sus ojos mostraban ira y desesperación, su corazón quería que todo volviese a la normalidad, pero su alma mostraba tranquilidad, fuerza y fortaleza, como si nada ni nadie pudiese contra ella, y aunque eso fuese verdad, ya que la joven es la única que sabe ese hechizo aparte de los antiguos conjuros del primer mago más poderoso de esa tierra, Garm no quería hacer mal, pero en esos momentos solo quería matar aquel procedente de todo lo que está pasando.
-¿Qué desea saber, mi señora?
-Dime quién es el procedente de todo lo que está pasando. De las guerras, los desaparecidos, de las plantas marchitas...... ¡TODO!-exigió Garm
El demonio tuvo unos segundos miedo a la joven, pero contestó por su vida, apesar de estar ya muerto, pero podía llegar a parar al laberinto de las sombras y eso era aún peor que el mismo infierno.
-¡CONTESTA!-volvió a exigir más furiosa y hechando más fuego del los colores de los elementos.
-Creo que la respuesta no le gustará, mi señora, pero el procedente de todo esto eres tú.
El fuego se calmó pero no desapareció, ella estaba confusa y perdida, más de lo que esperaba estar.
-¿Yo no he hecho nada?
-Fuiste humana, fuiste un ángel y ahora eres un demonio, hasta que no mueras y a la vez cumplas con todo lo que debes de hacer nada cambiará he irá a peor, todos te temen hasta tú misma te temes, si piensas que sola será mejor para no lastimar es tarde, hay gente que te aprecia, pero acompañada puedes llevar a todos a su desgracia....... O a su salvación, eso depende.
-¿Depende de qué?
-De cómo te aprecian, tú debes morir y nunca regresar, si ellos te quieren será demasiado duro y los podías destruir por dentro, si apenas te quieren lo afrontarán a duras penas.
-¿Y qué he de hacer si me quieren de verdadero corazón?
-Borrarles la memoria, que no te recuerden y que no recuerden nada de lo sucedido ni de ti.
-¿Y si yo recuerdo?
-Si en verdad deseas salvarlos a todos deberás sacrificarte y afrontarlo como puedas, tienes una vida por delante, no la malgastes, Garm, no seas tan ilusa.

Fenris: Está mal que hagas eso de las bromas, Elena.
Escritora: Bueno, pero fue pequeñita, tampoco es para tanto, además al final no me voy 😁.
Fenris: Eso no es excusa.
Escritora: Maldito elfo de las narices.
Fenris: ¿Qué has dicho?
Escritora: Algo.
Fenris: ¿Y qué es ese algo?
Escritora: Espero que hos haya gustado el capítulo y sé que queréis matarme por haber tardado tanto en escribir y por la broma, no os juzgo. FELICES FIESTAS.
Fenris: Elena, repite lo que has dicho.
Escritora: Para qué si ya sabes lo que he dicho, con tus puñeteras orejas de elfo no hace falta.
Fenris: Eso ya veremos.

Crónicas de la torre y el misterio de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora