¿Sola o acompañada?

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Pasaron los meses a una velocidad increíble, una velocidad superada a la del sol, o al menos eso parecía. Garm no se hacía mayor, al igual que su carácter, pensaba igual que antes de llegar a ese mundo. Sin embargo, se sabía proteger, pasar desapercibida sin que nadie la notara y sobretodo sabía cazar. Su arma de mayor confianza era su puñal, pero el arma que más utilizaba era el arco un experta en ello. Su vestimenta era como la de una armadura de guerra, pero eso a ella le daba igual, total, la ropa era cómoda.
Garm sabía que pronto debía de irse, ella pensaba que se iría sola, y eso no le causó temor ni anelo hacia la gente que la ha cuidado estos meses, pero lo que no sabía era que alguien tenía pensado ir con ella, alguien rival para la joven muchacha.
***
Garm había llegado ya con la manada de elfos-lobos, y al parecer todos estaban muy tristes. Ella ya sabía el por qué estaban todos así, ya que Fenris se lo comentó hace varios días si re su partida. Era madrugada aún, pero ella ya iba a salir, por lo que fue a despedirse de todos, pero Fenris la paró y le empezó a contar sobre el valle, y que por ningún consentimiento debía pisarlo.
-¿Por qué? ¿Qué hay allí que cause tanto temor?
-Cuando Salamandra y Jonás fallecieron, Lis tomó el mando de la torre, pero lamentablemente sola. No se sabe aún qué fue lo que hizo que la joven desapareciera. En el mundo de los muertos no puede que esté, pero desde entonces nadie se atreve a sumir su puesto, ni el más ávaro de los magos se ha atrevido a poner un pie en ese valle. Cuentan que ella lo maldijo antes de desaparecer y que todo aquel que lo pisa, está maldito por su palabra, ahora los lobos cuidan la Torre esperando a una sola persona que rompa esa maldición, pero Garm, no debes arriesgarte, por favor, no vallas, ni te acerques, ni preguntes por él, es por tu seguridad, promételo
-Te lo prometo, Fenris
El lobo asintió y Garm emprendió su camino a cualquier sitio, menos a la manada y al valle de los lobos, tal vez iría al bosque dorado, en la escuela de magia en el reino de los elfos, allí pediría ayuda y a lo mejor encontraría el camino que la llevaría hasta su familia o amigos, o tal vez, hasta donde su destino quiso para su futuro.
Cuando menos se lo esperó ya había anochecido, había estado todo el día caminando, a veces corriendo pero nada más que sumida en sus pensamientos. Garm iba a descansar un poco, no tenía prisa de llegar a un sitio cualquiera, pero un ruido la hizo mirarla a todos lados hasta que por fin supo quién era.
-Hola Goth, ¿Qué haces aquí?
-Le he pedido permiso a mis padres para acompañarte y me han dejado
-La verdad-concluyó Garm sin creerse nada
-Quieres saber más de ti, conocer tu mundo, pero es verdad que me han dejado-dijo sonriendo
-Está bien-aceptó ella y en escasos segundos cayó en un sueño bastante profundo, al igual que Goth, en otra parte del terreno en donde descansaban los dos jóvenes. Muchas cosas le vendrían por delante pero ¿Sabrán enfrentarlas con la verdad?

Crónicas de la torre y el misterio de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora