El castigo

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Alexandra se quedó mirando culpable a todos que la fulminaba con una penetrantes mirada.
-No entiendes cuando te dije que fueras a esa torre-contestó Jonás casi gritando
Ella iba a replicar pero no le salieron las palabras, no sabía el qué iba decir, de nuevo se ha metido en un lío.
-No vas a contestar o estás sorda
-Allí no hay nadie, solo un pasillo directo a la muerte segura y una habitación en dónde la magia no funciona
-Por eso no pudimos encontrarte-susurró Iris
Ella asintió e iba a ir a su habitación pero Fenris la detuvo, su mirada era bastante seria y penetrante.
-No vas a ir a ningún lado hasta que nos digas todo lo que ha pasado
-Que casi muero por una cuchilla gigante y sólo he visto libros, pero no decían apenas nada, salvo uno, el cual ponía que el lobo azul solo cumple su misión, las lunas solo se juntan una vez en la vida inmortal, esta es la primera y la última, creo que sea como sea la leyenda se cumplirá
Todos se quedaron mirando la serios, decía la verdad pero no era posible que no hubiera alternativa en ello.
Mientras Dana miraba divertida la conversación.
-Vaya, sí que se ponen nerviosos por eso, recuérdales, el laberinto de las sombras, y lo que dijo el oráculo
-Y eso que tiene que ver con las lunas, Dana
Ella se encogió de hombros y sonrió. Ella rodó los ojos y transmitió el mensaje, a lo que ellos pusieron una mueca de dolor.
-Dana, ¿Por qué la convenciste en ir, es solo una cría de doce años?
-Curiosidad-contestó y desapareció
Alexandra puso una cara de sarcasmo por el comentario del espíritu.
-¿Qué pasa, Alexandra?
-Se ha ido y ha dicho que solo era por la curiosidad
Salamandra rió con desdén y Alexandra intentó de nuevo irse de nuevo pero Jonás la detuvo esta vez.
-Bueno, señorita problemas, te tendremos que vigilar en cada movimiento
-¿Hace falta también en el baño?-preguntó burlona
-No, creo que ahí no hace falta, pero esto hay que tomárselo enserio
-¿Y qué crees que hago? Yo no estoy aquí por gusto, me gustaría volver y ver a Paula y a Mateo, a mis amigos y mis familiares, pero no, estoy aquí estudiando arcano y hechicería, erriesgándome la vida por esta dimensión que no existe, porque eso es lo que sois, unos personajes de una pesadilla, que solo me evalúan en los exámenes y nada más, estoy maldita o algo así, aunque sabéis qué, apañárosla vosotros, voy a volver sea como sea y que la leyenda coja sus tiendas por donde ella quiera
Y con esa frase se teletransportó a su cuarto, había sido dura, y todos quedaron impactados por ello, algunos se sintieron mal, pero era verdad, ella era la más sacrificada, no podían detener algo que se sabe que se va a cumplir.
-Debemos hablar con ella
-Iré yo, la conozco, bien-contestó Salamandra y se teletransportó a la habitación. Ella tocó a las puerta pero nadie contestaba, tocó la segunda vez y nadie contestó, entonces abrió la puerta con sigilo pero no divisó a nadie allí, solo la túnica verde que yacía en la cama, había vuelto, estaba enfada y ya sabía de la magia, había investigado millones de libros, ella podía volver sin ningún problema.
Salamandra se teletransportó a dónde todos estaban y les contó lo sucedido.
-Iré yo, se ir con mucho sigilo y encontrarla-contestó Fenris
Todos estuvieron de acuerdo de ello, ya que era un elfo-lobo y tenía experiencia en ello. El elfo se fue a su mundo, y desapareció del suyo, allí ella era la que controlaba la situación, ahora Fenris era el que debía de convencer a duras penas a la inocente y cabezota chica.

Crónicas de la torre y el misterio de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora