La Torre

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Ella despertó en una cama, estaba limpia, al igual que sus ropas. No recordaba apenas nada desde que se desmayó, pero eso no le importaba, solo quería volver, el pasado no era como ella pensaba, era aún peor que eso y no quería saber hasta cuánto duraría ello.
Alexandra salió de la habitación y se dirigió escaleras abajo, en dónde chocó con una muchacha de pelo cobrizo y rizado, con ojos marrón claro, tenía unos dieciséis años.
-Hola, soy Lis, y debo llevarte arriba con mis padres los señores de la torre y con algunos maestros más
-¿Una reunión?
-Algo así
Lis se rió y Alexandra solo sonrió soltando un suspiro de la risa que casi se le escapa.
-En tal caso. Soy Alexandra
Dicho esto, las dos subieron lo más rápido que pudieron hasta arriba. Lis tocó en la cuarta puerta y entró primero.
-¿Sucede algo, Lis?-preguntó Jonás
-Alexandra ya ha despertado, la chica del pueblo
-Gracias, que pase, por favor
Ella asintió y les dejó solos a los seis que estaban presentes, algo que le molestó muchísimo a Alexandra, porque ella era bastante tímida en tales casos, pero ellos la recibieron con una sonrisa.
-¿Estás mejor de aquel golpe?-preguntó Conrando
Ella asintió con ganas de irse pegando leches de aquel lugar, ya que hablar con desconocidos o con mayores que no sean sus abuelos o sus padres, le cuesta la misma vida.
-Soy Jonás y ella es Salamandra, somos los dueños de la torre. Él es Conrando el que te salvó ayer de ese hombre
-Gracias-contestó al recordar ese hombre y todo lo que pasó desde que llegó
-Él es Fenris, es un elfo hechicero y ella es Iris
-Yo soy Alexandra
Él asintió y está vez habló Salamandra con una sonrisa cálida.
-Y dinos, qué hacías en el bosque esa mañana
Ella dudó en contestar, sabía a la perfección por las túnicas que eran magos pero aún así, ella era un caso perdido.
-No lo recuerdas-contestó está vez una voz melodiosa que ella sabía de quién procedía, ya que su madre, le contaba miles de cuentos de fantasía, y siempre había, un duende, un hada, hechiceros o elfos, y eso le hizo recordar a la perfección la sensación antes de desmayarse en un piso frondoso. La respiración más o menos agitada, la palpitación de su corazón, sus amigos paralizados, debía contarles aunque fuera lo más loco del mundo, ella quería volver y no irse de allí nunca jamás.
-Sí recuerdo, pero no era agradable las últimas sensaciones
-Tranquila puedes confiar en nosotros-respondió Salamandra
-Pues estaba con mis dos mejores amigos haciendo la mayor locura que se ha pasado por la cabeza. Construimos una máquina del tiempo
El silencio reinó sobre la sala, ella miraba allí suelo, no quería ver la cara que pondrían ellos seguramente pensarían que estaba loca, y que no tiene caso.
-La lluvia caía, y cada segundo aumentaba más y más, hasta que un rayo cayó en la antena, yo quería utilizarla en ese preciso momento, pero ellos me convencieron de lo contrario periodo ya era tarde, la puerta se cerró, todo funcionaba según lo previsto hasta que el tiempo se paró, yo me ahogaba dentro de allí después me desmayé, pero caí no caí en la máquina si no en un piso frondoso, eso fue lo que pasó.
-Eso significa que has viajado al pasado-concluyó Conrando con una sonrisa por dentro, ya que nadie la había creado y funcionando hasta entonces
-Creo que es peor que viajar en el tiempo, esto me recuerda demasiado a las historias que me contaba mi madre de niña, hadas, duendes, elfos, hechiceros, criaturas mitológicas, era todos cuentos, creo que e viajado a un mundo paralelo a la realidad-contestó ya alzando la cabeza para mirarlos
-Tranquila vas a volver, pero de mientras, sabes leer o escribir
Ella la miró con incredulidad, haciendo que Jonás soltara alguna que otra risita.
-Sabes arcano
-A no, bastante que tengo yo con el inglés para ahora aprender arcano
La sala se inundó en sonrisas y algunas risas que ella no comprendía, pero le supo coger la gracia, aunque siguió sin reír, aunque no sabía por qué.
-Si estás en un mundo diverso al tuyo sabrás hacer hechicería. Los te enseñará el arcano y cómo escribirlo, al igual que utilizar el caballo
-Entonces no sé para qué aprendía a utilizar el arco, total aquí no se utiliza
-Eso quiero yo verlo-respondió el elfo con una sonrisa amigable
Ella asintió con una sonrisa y salió de la habitación sin saber muy bien qué ha pasado, pero no debía tener mucho cariño a todo y todos, si no, se le haría bastante difícil volver. Ella corrió escaleras abajo para buscar a Lis, hasta que un voz le habló detrás suya he hizo que ella parara en seco, se volvió y divisó...

Crónicas de la torre y el misterio de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora