La máquina (Parte 2)

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Garm entró apresuradamente en dónde sus padres estaban en su trabajo.
-¡Mamá, debes de decirme dónde está la máquina que vos utilizaste de pequeña!
-Buenos días hija-contestó su padre pero ella no hizo caso
Su corazón estaba a cien, y es tiempo corría, no se podía perder tiempo.
-Hija, esa máquina ya no existe
-Sé que sí, ¿En dónde está?
La mujer suspiró y la llevó al sótano, y le enseñó la máquina, o al menos lo que quedaba de ella.
-¿Podemos hacerla funcionar?
-Primero dime qué sucede
-Su mundo está en peligro, y no sé esactamente por qué
-Entiendo, bueno vamos a intentar arreglarla
Garm asintió y las dos se pusieron manos a la obra.
***
Pasaron las horas y ellas al fin lo consiguieron y Garm se metió en ella.
-Sí llegas a otro mundo pide ayuda, y ve al del valle de los lobos
-Está bien-dijo con firmeza y Alexandra puso todo en marcha la máquina. Luces se encendían, y Garm solo llegaba a oír su respiración, segundos después se desmayó y cayó en un pasto diferente, en un bosque peligroso, en un lugar pasado.
***
Era de noche, el frío la hacía temblar, la luna brillaba con su plateado color. Garm abrió los ojos y se levantó algo cansada. Miró a todas partes pero no sabría decir en dónde estaba, pero estaba segura que no en el mundo que ella viaja constantemente.
Anduvo durante una hora o dos, hasta llegar aún río, en el que se paró a beber, pero una flecha apuntando a su cabeza la detuvo. Era normal que dudarán de ella, por su vestimenta, su carácter y por el hecho de estar en la noche deambulando.
Garm tragó saliva, no sabía que decir en ese momento, cuando más gente llegó, dos o tres personas pudo deducir la joven.
-¿Quién eres?-preguntó de la flecha
Yo sonreí, y recite un hechizo que no llegaron ninguno a entender, cuando unas serpientes les amarraba a una velocidad de vértigo hasta que los atraparon, no se dieron cuenta que eran ramas demasiado fuertes como para soltarse de ellas.
Garm no se paró a girarse y empezó a beber agua, después de ello se giró tranquila de no estar apuntada con una flechas en su cabeza. Cuando la joven se giró pudo sorprenderse por ver quienes eran, ahora sí que podía tener buena ayuda.
-Ahora no solo viajo a distintos mundos, si no que también a películas y libros, interesante
-¡Cuando salga de esto te voy a matar!-dijo el elfo
-Lo siento príncipe Legolas, pero necesito que primero me escuchéis, y sí, puedo soltarlos, pero cómo sé que después de eso no estaré muerta o acosada por una espada, hacha, flecha o navaja, a escepción de magia
Ella sonrió y al final los soltó de allí pero apartó rápidamente las armas de los presentes.
-Ahora escuchad, necesito ayuda y la vuestra será muy buena
-¿Qué tipo de ayuda?-quiso saber el humano
-Pues en otro mundo distinto, hay muchos terremotos, grietas, y oscuridad, y sé quién puede llegar a ser, pero para eso os necesito, necesito ayuda
-¿Otro mundo?
Ella asintió y les contó su vida después del agujero negro, cosa que dejó sorprendidas a los cuatro presentes.
-Es difícil de comprender, lo sé, pero sois los únicos que me podéis ayudar
-Yo voy con la joven, hace mucho que no hay aventuras por aquí-contestó el enano
-Gracias Gilmi, ¿Y vosotros?
-Claro que aceptamos, muchacha
-Bien, pues primeros llegaréis a la Torre, después al reino de los elfos y seguido hasta donde reside la manada de elfos-lobos, allí hay un gran elfo que nos ayudará
-Aún no nos has dicho tú nombre
-Me llamo Garm, y por cierto, allí no os confiéis en nadie que no seáis vosotros mismos y que yo os diga, nadie pide nada a cambio de nada
Los cuatro asintieron y Garm empezó a recitar de nuevo las palabra, cosa que después apareció un portal en el que entraron todos y aparecieron en la Torre.
-Vengo con ayuda
Él Maestro asintió con una sonrisa y Goth suspiró y la abrazó de que llegara a tiempo, a tiempo de empezar el plan.

Crónicas de la torre y el misterio de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora