Capítulo 4. Pequeña morena.

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IZAN

Le tendí mi mano y ella la aceptó, sentí inmediatamente un cosquilleo en las manos, nos saludamos mirándonos a los ojos.

Era una chica bonita, era la primera vez que veía en Birmingham una chica de tez morena clara; tan linda... con unos ojos grandes y marrones claros, una nariz pequeña y unos labios tan carnosos, grandes y delineados como a mano.

La observe con mi mirada fría, que no permitía ver mis verdaderas emociones, la mirada que siempre llevo a todas partes.

Shary soltó rápidamente mi mano como si le quemara, y miró a sus amigas.

— Chicas, voy a subir las bolsas a mi recámara, bajo de inmediato, ¡pueden ir a la cocina e ir preparando sándwiches! — Ariadne les habló sonriente mientras subía las escaleras.

Claire se sentó inmediatamente en un sofá, en el mismo que Zack estaba sentado, y este se sentó otra vez.

Entre eso dos pronto habrá algo, ya lo noté en la mirada que el le echó desde que la vió.

— Shary — llamó Claire y ella la miró aún parada — Haz los Sándwiches por favor, sabes que estoy cansada — juntó sus manos a modo de súplica e hizo un puchero y Zack le miró los labios. Aproveché que su atención estaba centrada en Claire, y miré a la pequeña morena más detenidamente.

— Mira perrita Puddle, para la próxima te cobro el favor — y le guiñó un ojo y Claire río.

De mi boca, al escuchar esa forma de hablar, amenazaba con salir una sonrisa, la cual contuve.

— Si Zorra — contestó la rubia.

Se dió la vuelta dirigiéndose hacia la cocina y observe su cabello castaño a media espalda y su hermoso trasero tan redondo. Desapareció de mi vista rápidamente ya que había entrado en la cocina.

— Voy a buscar agua — anuncié a los chicos y Zack comenzó a reírse.

Le respondí su risa con una mirada fulminante y no dejó de reírse, no me tenía miedo. Aunque ir a buscar agua fue una excusa muy barata.

Llegué a la cocina y la vi observando los gabinetes con tristeza y casi me eché a reír al verla así.

Hora de tratar de ser normal.

— Apuesto a que no sabes dónde están ubicados los ingredientes pequeña morena — dije, sé que mi apodo la incómoda, por eso se lo diré más a menudo. Ya que es posible que nos encontremos muchas veces.

Me miró enojada al darse cuenta que era yo quien estaba en cocina.

— ¿Quieres ayuda? — volví a hablar.

— ¿Ahora eres bueno y no ofendes? — se rió sin gracia.

Me encogí de hombros.

— Yo soy y estoy bueno — sonreí encantador.

Sonrío con esos labios tan lindos. No sé que es lo que tiene, pero lo tiene... ese algo que me llamó tanto la atención desde que la encontré sentada en aquel taxi.

No somos cliché ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora