Capítulo 10. Baile de twerking.

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e me formó un nudo en la garganta. Sentía que no iba a poder responder.

— Reto — dije firme.

Sonrío.

— Te reto a... a que bailes Twerk, por 5 minutos.

— NO! — negué — yo ni sé bailar! Qué es TWERK? — pregunté horrorizada. (Fingidamente claro) yo si sabía bailar y muy bien.

Izan enarcó una ceja en dirección a Ariadne. Yo la miré a ella.

Maldita pelirroja! Le dijo a Izan que vio un video mío bailando twerking.

— Tú y yo sabemos... que si sabes!— Ari me guiñó un ojo — vamos baila! Danos clases! — me levantó del sofá de un tirón.

Me quedé parada rodeada por los chicos, me sentía avergonzada, todos esperaban verme moviendo el tracero, sus ojos estaban clavados en mi cuerpo y me sentía incómoda.

Amanda se quedó mirando a Izan, ella esperaba que él la mirara (seguro para preguntarle porque quiere verme bailar) pero yo era la que absorbía toda su atención. Estos nervios no me iban a dejar hacer nada bien.

Bringing back comenzó a sonar.

Suspiré.

— Está bien! — gruñí — hijos de puta — susurré.

Les di la espalda a todos, flexioné mis rodillas hacia abajo, puse mis manos sobre estás. Bailé al ritmo de la música... moví mi tracero de arriba hacia abajo, de lado a lado, forme un círculo moviendo mi tracero rítmicamente e hice el famoso cuadro.

Ya se me estaba yendo la vergüenza, este baile podía servir como una provocación a Amanda. Caminé hacia atrás sin mirar a nadie aún moviendo el tracero, bailar Twerk era uno de mis fuertes y ahora le voy a sacar provecho.

Yo sabía que estaba caminando para acercarme a los chicos, y sobre todo a Izan, cerré los ojos y me dejé llevar por la música, puse una mano en mi pelo revolteandolo, y la otra la posé sobre mi cadera, hice vibrar mis nalgadas rápidamente y seguí bailando sensualmente.

Lo estaba disfrutando.

Esta vez también empleé movimientos de cintura mientras bajaba al piso y seguí bailando sexymente.

— Ya! — se apagó la música — eeeh! eeeh! — se escucharon fuertes aplausos y silbidos.

Estaba segura que aún no habían pasado los cinco minutos.

No quise mirar a ninguno a la cara, me iba morir de vergüenza. Me incorporé y salí corriendo con dirección a la cocina y me tiré al piso, escondiéndome detrás del desayunador.

Me estrujé la cara con las manos.

¿Qué infiernos hice? Le baile a Izan.!!

Y si su ami-novia viene a golpearme? Estoy segura que ella no querrá tener su nariz rota, así que evitaré problemas.

— SHAAARYYYY! — gritó Claire, pero yo no iba a responder, no quería volver a la sala.

Luego de un momento sin volver a llamarme, se escucharon gritos controlados en la sala y resonó por toda la casa el fuerte asote de la puerta.

Tenía curiosidad, pero no iba a pararme a ver que sucedía.

Hubo un corto silencio.

— Pequeña morenaaaaaa — cantó.

Ay Dios ayúdame! — rogué internamente. Me pegué más a la estufa (como si eso fuera a impedir que me vea) cerré los ojos y bajé mi cabeza hasta las rodillas. Por un lado quería y no quería hablar con el.

No somos cliché ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora