Capítulo 6. Una zorra enfadada.

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Qué? — pregunté asombrada.

Se encogió de hombros.

— Prepárate pequeña morena — dijo echándome a un lado de la puerta, y por un momento pensé que me tocó para sacarme la toalla pero
ingresó a la sala sentándose en el sofá.

— No voy a ir a ninguna parte Aizen! Estoy cansada — me quejé.

— Cansada de qué? — interrogantemente alzo una de sus cejas.

— Qué te crees, que vine aquí de vacaciones? — dije.

— Quien sabe... — hizo el gesto de pensador.

— Estoy trabajando Aizen, vine aquí a trabajar — aclaré.

— Es un gran trabajo para ti hablar conmigo? — preguntó desconcertado — si hubieras dicho: "estaba trabajando Aizen" hubiera estado mejor — dijo con mirándome con sorna.

— En fin, no voy a salir de aquí, no pierdas tu tiempo — dije — además que tiene de divertido ver cómo corre alguien? — interrogué retóricamente.

Río mucho.

— Que tonta pequeña morena! — volvió a reír — el que correrá seré yo, y quiero que te subas conmigo — ofreció.

— Porque no buscas una chica cualquiera y me dejas morirme aquí! — le regalé esa idea.

Y ahí pensé algo ingenioso...

— Porque no estoy para darles esperanzas a putas — contestó mirándome con un brillo en los ojos — y yo no te gusto, así que no esperarás nada de mi, que dices? — musitó ansioso soltando y retomando su agarre de la chaqueta — que es eso de morirte? — finalizó.

— Con una condición — dije confirmando su petición.

— Lo que sea pequeña morena — sonrió triunfante.

— Llévame a comer — respondí.

— Me estás pidiendo una cena en un restaurante tipo cita? — preguntó relamiéndose los labios en el acto.

— Para nada — contesté sin inmutarme, prácticamente retiré la mirada de sus labios al comprender lo que prentendía — Quieres que vaya o no?

Asintió.

— Entonces deja de molestarme! — reproché y corrí hasta mi habitación a vestirme.

Sonreí.

Vino a buscarme.!! Como el estaba vestido de negro yo también me vestiría así, escogí un short negro tiro alto, un crop-top negro sin mangas y mis botas bajitas... todo negro. Apliqué perfume en mi cuello, nuca, hombros y muñecas. Me pinté los labios de rojo vino mate y listo . Tomé dinero, mi teléfono y ambos los guardé en mis bolsillos.

Salí de la habitación y llegué a la sala, no vi a Izan ahí, fui a la cocina y lo encontré husmeando en mi nevera.

— Como sobrevives aquí? — preguntó señalando la vacía nevera.

— Muy difícil — contesté obvia — Mañana iré de compras — restándole importancia con las manos.

— Te ves... muy bien — halagó — porqué estás de negro?

— Porqué estás tú de negro? — contraataqué.

Se calló... supo que no obtendría respuesta.

— Ya se! Te gusta mi estilo y lo quieres copiar — acertó.

— Yo tengo estilo propio — abrí la puerta principal y salimos — te molesta que use el mismo color que tú? — aunque me dijese que si, no cambiaría mi ropa.

No somos cliché ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora