Capítulo 5. Shary shar shar.

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I

zan ya se fue, cerré la puerta y me recosté en la misma soltando un suspiro.

— Holaaaaa — saludé a la nada.

No escuché nada.

Me encaminé hasta la puerta frente de mi habitación, toqué más de tres veces esperando a que abrieran y como no sucedió la abrí por mi cuenta.

No había rastros de personas, ni maletas ni nada, fui al baño y seguía seco como lo encontré.

Mi compañera no llegó.

Izan fue totalmente diferente hoy, y logró en un día lo que nadie ha logrado en años. Me encantó verlo sonreir, si el se viera desde otros ojos, decidiera sonreír más, se ve muy bien. al menos hoy se comportó como una persona normal, no me insultó ni me miró con ganas de asesinarme como las veces pasadas y hasta tiene gracia, pero siempre habrá algo en el, tener ese carácter seco e intimidante aveces, parece ser su personalidad, una persona que tenga ese pensamiento sobre la vida es porque algo grave le ha pasado, aún así con sus diferentes facetas sigue siendo frío, porque aunque sonría posee todavía con solo una mirada la frialdad de un bloque de mármol o un cubo de hielo.

Sonó mi teléfono y rebusqué en mis bolsillos delanteros y traceros, en ninguno de ellos estaba y entonces recordé que lo deje en la sala, aún sonaba y salí disparada a tomar la llamada.

— Hola Lisandro! — respondí.

Buenas noches Sharynette, llamo para decirte que no esperes a tu compañera...

Qué? ¿Por qué? — ahora sí que estaba asombrada, nunca va a llegar la irresponsable, viviré sola.

Cuando llegaste a estados unidos no tuve la necesidad de asignarte quien te esperará en el aeropuerto y te guiara, tu familia lo iba a hacer, con ella si lo hice, Alicia tomó un taxi hacia otro estado, pero la localizaremos y la mandaremos a que la deporten lo más rápido posible — afirmó convencido.

— Entonces pagaré sola el apartamento — Confirmé.

— Si, trabajaras en el área de la montaña rusa, ya sabes que hacer... suerte — dijo.

— Si, gracias! Buenas noches

Y colgó.

Que estúpida fue Alicia, nada le costaba estar en su trabajo estos tres meses, luego se podía casar por negocio y ser legal aquí, pero como la compañía en RD se dió cuenta que ella no piensa trabajar, la deportarán.

Levanté las bolsas del piso dirigiéndome hacia mi habitación para ordenarla rápidamente, hoy no cenaré porque con ese simple Sándwich me sentí llena.

Ya todo ordenado, me deshice de mi ropa, fui al baño a darme una relajante y reconfortante ducha, cepillé mis dientes cuando terminé. Abrí un cajón del buro y saqué unos blusa corta deportiva, y unos pantalones de algodón, que para ser unos pantalones ya deberían llamarse "Bóxer".

Me tiré en la cama y recosté mi cabeza en una almohadilla, una almohada grande la puse entre mis piernas para sentirme cómoda y enrosqué mis brazos en la otra almohada, todo esto es una costumbre, ya que necesito contacto y no duermo con nadie.

No somos cliché ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora