La coincidencia.

691 5 0
                                    

Empezó a llover increíblemente fuerte de un momento a otro, entré como pude a un portal que estaba abierto para cubrirme de la lluvia. Ese cabrón me había plantado. Lo llamé dos veces para ver donde estaba y no me lo cogió. No iba a volver a quedar con ningún chico de internet nunca.

Decidí sentarme en el segundo escalón a ver si el tiempo se calmaba. Vi entrar a un chico que se tropezó al correr dentro al igual que yo, y se quedó a mi lado de pie abrazándose a sí mismo y tiritando. Era alto, ojos azules, moreno de piel y de pelo castaño algo despeinado, pude verle una dilatación en su oreja derecha y lo que parecía un tatuaje en su cuello, pero no pude verlo bien.

- ¿También resguardandote de la lluvia? - Preguntó con voz quebrada. Mientras tomaba asiento al lado mío. Tenia una voz muy sexy.

Asentí. Sin prestarle mucha atención. Por su forma de vestir y de moverse parecía el típico chulo que se las lleva a todas locas. Con su chaqueta de cuero negra, sus pantalones vaqueros negros un poco caídos pero por la cintura y sus zapatos que parecían de montaña marrones. Esos zapatos que tanto se llevan ahora. Esos tíos me hervían la sangre. No los podía ni ver...

- ¿Y bien? ¿Como te llamas? - Volvió a preguntarme sacándome de mis pensamientos.

- Nell. -Dije aún sin mirarlo.

-¿Nell? ¿que clase de nombre es ese? Yo me llamo Marcos.

No pude evitar mirarlo, y recibió mi mirada con una sonrisa. Puse los ojos en blanco, típica sonrisa marca "Colgate".

- Lo común aburre, Marcos. -Sentencié quitando mi vista de él y posándola de nuevo en la puerta. Me levanté y escuché un bufido.

- Tampoco tienes que ser tan borde hija.

Decidí no hacerle caso y me dispuse a salir de allí antes de soltar mas borderias.

Y no sé como, pero aquí estoy, con Marcos en una cafetería. Antes de cruzar el umbral de la puerta de cogió del brazo y me pidió ir a tomar café, pensé que algo caliente me vendría bien así que acepté.

- ¿Qué tipo de música escuchas? - Me preguntó con interés.

- RAP, y algo de estilo latino, pero muy lejos del reggaeton, odio el reggaeton. Algo contradictorio, lo sé, no tiene mucho que ver, pero bueno. - Contesté con sinceridad.

- Yo soy más de Dubstep, bachata, y algo de house... ¿A que instituto vas? me suena tu cara.

-Voy a Tarifa alt...- Sonó mi móvil. Es él, Ángel. -Perdona un momento.- Dije mientras descolgaba mi smartphone.

- ¿Dónde estás? - Dijeron al otro lado del teléfono.

- En una cafetería ¿y tú? Quedamos hace más de dos horas.

-Perdí el autobús y mi coche está en el taller, perdona, estoy aquí. ¿Aún quieres verme?

- ... bueno, yo estoy en la cafetería que hace esquina, en la parte de arriba, ven sí quieres. - Colgué. No me hace gracia alguna que me planten y encima decir que sí no sé ni por qué. -Perdona, debo irme. - Le dije a Marcos un poco sonrojada.

-No importa. - Dijo pasándome su móvil con "Agregar un nuevo contacto" abierto.- Déjame tu número sí quieres.

Conociendo a ese tipo de chicos la llamaría para quedar una noche y en cuanto rechazara decistiría e iría a por otra, así que se lo apunté.

Ángel me dijo que vendría con una gorra de Obey negra y con un skate. No sería muy difícil de distinguir. Empecé a bajar por las escaleras y noté una mano que sostenía mi cintura. Me di la vuelta con claras intenciones de pegarle una cachetada a quién fuera que osó poner su mano ahí... pero Marcos tuvo mas reflejos que yo y me agarró la mano.

Ya de qué nos conocemos, perfume de vainilla. - Susurró en mi oído apartándome un mechón de pelo mientras lo colocaba sobre mi oreja y dándome un rápido beso en la mejilla antes de salir corriendo de allí.

Me quedé en shock, su voz sonó tan fría, ronca, y convencida, que un escalofrío le recorrió la espalda. No conocía a ningún Marcos de ojos azules, si conociera a un chulito así me acordaría. Salí lentamente de allí pensando en lo que acababa de pasar, tan involucrada en mis pensamientos que sólo cuando tocaron mi hombro llamándome volví a la realidad.

--------------------*---------------------

La coincidencia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora