Sorpresa.

105 5 3
                                    

(Narra Nell)

-¿Por qué hay tantos cristales rotos aquí?- Pregunté.

- Sssshhhh.

- Vale vale.

- Sientate ahí, y no te quites la venda hasta que yo te diga. - Dijo ayudándome a sentarme en algo muy blandito.

Lo escuché correr, como bajando escaleras, a los pocos minutos el olor a palomitas volvió a ser notable.

- Ya puedes quitártela inútil. - Dijo, juraría que utilizando un micro. Entonces le hice caso, llevé las manos a mis ojos y me quite quité la venda, mirando a mi al rededor. Era como... Un teatro abandonado, viejo, y yo estaba en un palco, con una pantalla enorme tipo cine delante de , en frente tenía una mesa, con un ramo de rosas enorme en el centro, al lado izquierdo de éste habían palomitas y vasos con refresco, al lado derecho, envuelto en papel transparente una cesta con mucho chocolate; kinder bueno, huevo kinder, chocolates Lindor...
No me lo podía creer, casi sin darme cuenta estaba sonriendo.
Miré a la gran pantalla cuando la musica comenzó a sonar. Era un vídeo, la película de nuestra vida. Fotos de cuando eramos pequeños y jugábamos juntos, el vídeo trascurrió así, desde niños hasta ahora. Llegando al final del vídeo habían dos fotos, las dos últimas, una de cuando eramos pequeños, besándonos, y otra de ahora, de hoy, besándonos también. Antes de concluir había un frase:
Déjame ser tu futuro.

Y entonces me taparon los ojos. Marcos besó mi mejilla, y luego mis labios.

- Sé que no es fácil para ti, pero no quiero compartirte, seamos novios. - Dijo o más bien rogó.

- No puedo, lo sabes.

- Querer es poder. Me quieres, te quiero, ¿qué más necesitas?

- Que el pasado hubiese sido diferente.

- Bien, entonces por un pasado, por errores que cometí, ¿no vamos a poder estar juntos nunca? - Dijo

- No sé si nunca, pero por ahora no.

- Vale, entonces no pienso perder el tiempo.

- ¿Por qué no seguimos así?

- Porque tú estas bien, como para no estarlo, tienes a dos chicos. Pero yo tengo que compartir a alguien que es mía desde que éramos pequeños. Y no me da la gana. ¿Te daría igual a ti que yo tuviese novia y estuviese contigo de segundo plato?

- Pero, Marcos...

- No, lo siento. - Dijo y me besó. Un beso con sabor a despedida. Un beso que me quebró el alma.- Vámonos.

- ¿A dónde?

- Tú a tu casa, yo no sé.

- Pero, a ver...

- No, déjalo, ya hoy lo has dicho todo.

(...)

Me dejó en mi casa y desapareció.
Le hablaba a whatsapp y no se conectaba, no lo leía, le llamaba y no me cogía el teléfono.
Dos semanas después seguía sin saber de él. Lorena me dijo que no había pasado por casa, que no hablaba con él, pero que seguro estaba bien.
Dejé mi relación con Pablo, bueno, nos dimos un tiempo. No podía verme llorar y estar inventándome falsas excusas que no se creía nadie.
Echaba de menos a Marcos. Lo necesitaba, necesitaba volver a sentir sus besos, necesitaba abrazarme a él para poder dormir... Lo quería, y por mi culpa desapareció.

... Continuará.

La coincidencia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora