La coincidencia.

Ángel.

CAPÍTULO 2.

Me di la vuelta acordándome de que Ángel andaba por ahí cerca. Y era él, mucho más guapo de lo que había visto en fotos, con una sonrisa increíble y el "smile"* haciéndola aún más llamativa.

- Hola bonita.- Dijo a la vez que me guiñaba el ojo derecho. Tenía una mirada jodidamente penetrante, y un brillo en los ojos indescriptible.

- Hola señor jardinero. - Lo miré mal apesar de estar fascinada por su físico.

- Que no te he plantado, mi coche está en el taller y el autobús salió antes y lo perdí... lo siento fea... - dijo mientras me cogía la barbilla suavemente y hablándome con voz triste. - ¿Me perdonas? - concluyó con una sonrisa de medio lado.

- Tendrás que invitarme a un gran batido con trocitos de oreo.

- Tú y tus batidos... hecho.

La tarde con Ángel fue bastante bien. No pensaba que fuera tan gracioso, mucho menos que tuviéramos unos gustos tan parecidos, insistió en acompañarme a casa, y aquí estamos, apunto de despedirnos.

- Bueno, yo en unos días tengo que viajar a Los Ángeles con mi familia a hacer algunas gestiones de los terrenos que tenemos allí, y a ver como van funcionando los hoteles de mi padre... pero intentaré estar menos de un mes y así venir pronto a verte, que no te olvides de mi... -  ¿No lo dije verdad? Este chico era millonario, bueno él no, sus padres, aunque invertían más del 60% de sus ganancias en la educación en los países tercermundistas, acto que les honraba. A él sonando contradictorio sólo le daban 100 euros al mes, y tenía que trabajar para ganarse la vida. El padre siempre le había dicho que no iba a vivir de él, que trabajó desde que era un niño para lograr quién hoy es, y que su hijo tenía que aprender a valerse por si mismo, porque el dinero siempre se acaba. Aunque heredaría la cadena de hoteles si le pasaba algo a su padre...-  y bueno, me has encantado la verdad. Espero que el sentimiento sea mutuo, a pesar de tu edad eres bastante madura y sabes lo que quieres, y eso me gusta.