Hoy soy feliz por ti.

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(Narra Marcos.)

Nunca olvidaré todo lo que lloró esa noche.
¿Porqué las tías son tan difíciles de entender? Primero me dice que la olvide, que ella ya me olvidó y ahora que estoy con otra llora. ¿Estamos locos o qué?
Pero es que toda la ira se me olvidaba cuando la observaba dormir entre mis brazos, cuando nuestras respiraciones se sincronizaban, cuando ese aroma a vainilla inundaba mi cuarto.
Hace como dos horas que se fue, la vino a recoger su pijonovio. Y yo aún estoy aquí, en el borde de mi cama, con los codos apoyados en mis rodillas y las manos en la cabeza. Sintiéndome estúpido por perderla poco a poco, o quizás demasiado deprisa, pero perdiéndola sin poder hacer nada.

Me acerqué a la neverita de mi cuarto y saqué una litrona, envolví mi puño al rededor del cuello depositando el dedo pulgar en la boquilla y así me volví a sentar en mi cama. Abrí el primer cajón de la mesa de noche y saqué uno de todos los porros ya liados que había. Lo encendí y mi mente, alma y cuerpo se relajaron, dándole un trago a la botella sentí que todo desaparecía, que no habían más preocupaciones.
Y entonces...  Sonó el timbre de mi casa.
Logré escuchar a la rubia de mi hermana que me gritaba que abriese yo.
Busqué mi camiseta por todo mi cuarto con un vistazo rápido, y volvió a sonar el timbre.

La coincidencia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora