Arco del Bosque Maximoof.
EPISODIO ONCE. Llegando al Desierto de Krill.
Despertó temprano, alistó todo y se fue preparado para ver de qué se trataba de verdad dicha prueba y cuando Dervhi ya estaba despierto, eran antes de las cinco y Fairy junto a Merma estaban listos para emprender el viaje.
- Nunca había visto a alguien tan impaciente por morir.
- ¡Ya te dije que no moriré!
- Ya lo veremos. –Dijo sobándose el ojo y quitándose los rastros de sonámbulo mientras se estiraba.
Dervhi se precipita a una despensa especial dentro de su cocina, saca un baúl con trece botellas, seis vacías y solo una con el contenido deseado así que la saca y se la muestra a Fairy.
- Escúchame claramente, te voy a ayudar un poco. ¿Está bien? Bueno, esta es mi ayuda. –Dijo Dervhi mientras que mostraba el frasco con su contenido espeso, un líquido amarillento que con algunos grumos delgados y minúsculos parecía ser una especie de bálsamo extravagante. –Esto mi muchacho es el Bálsamo de Fierabrás. Es un bálsamo de épocas previas a todo lo conocido, de un mundo extraño y "humano". Lo encontré en una biblioteca, junto a un escudo junto a un libro junto a un dibujo de un asno junto a un caballo flaco, pero esas historias te las contare más tarde solo si llegas a pasar la prueba.
- No te entendí nadita pero sigue. –Dijo el chico mientras que recogía en sus manos el bálsamo y se lo guardaba en el bolsillo.
- Mira, el bálsamo funciona de esta manera, te lo tomas y todo efecto de cansancio desaparecerá, tus heridas sanaran mucho más rápido y toda herida que este presente sin cicatrizar cuando tomas este bálsamo sanara sin dejar marca alguna sobre ti. Pero hay algo que debes tener muy en cuenta, así como da, también quita, luego de que pasen sus efectos te sentirás el doble de cansado que cuando lo tomaste, la única manera de remediarlo sería comiendo la misma cantidad de energía que perdiste luego de tomar el bálsamo así que úsalo con cuidado, una gota basta y tomar más de lo mismo no hará mayor efecto. ¿Te enteras?
- Sí, tengo todo claro, no tienes que preocuparte.
El muchacho lo guarda en uno de los bolsillos de su maleta pequeña y toma su enorme saco en la espalda, luego de ponerle una armadura de cuero a su ave y llevarle de comida de reserva para ella, se marcha despidiéndose de Dervhi.
Fairy empieza a recorrer el camino pero antes de que se aleje demasiado, Dervhi aparece de repente enfrente de ella, como si fuere tan veloz como el rayo ya que no se percató que se había movido tan rápido.
- Antes de que te vayas, te pondré una firma en tu ropa, así todos los seres del bosque no te atacara pues sabrán que fuiste enviado por mí, el que domó al guardián mismo de este bosque. –Dice en lo que le firma en su camiseta su apellido materno "PORTGAST".
Fairy sonríe y reanuda el viaje a paso veloz. Corre sin detenerse hacia el frente en una línea sin curva.
Los días pasaron rápidamente, el primer día, el segundo y hasta el tercero estuvo corriendo entre el bosque Maximoof, luego de pasar el hermoso bosque entro en una planicie que lo separaba del otro bosque que era otro de los bosque maravillosos. Luego de estar cinco días más en el bosque contiguo ya era entonces año nuevo pues durante su primer día en el bosque contiguo ya había terminado el último mes de ese año y empezado el primero del nuevo, estuvo en otra planicie que se veía exageradamente larga y es que tuvo que caminar y caminar sin tregua alguna un día entero por dicha planicie, vio que a su diestra estaba Satantalante y a su otra mano Stalopento. Ambos lugares erguían una pared de árboles y más allá de sus respectivas paredes un castillo cada una. Siguió de frente entre los dos pasajes sin pensar en cruzar esa barrera de árboles de ninguna manera. Demoro pues unos tres días en terminar de ver esas paredes de árboles cuando llego a un enorme bosque con árboles color rojo como la misma sangre y con hojas tan amarillas como el sol radiante.
Fairy entonces puso una sábana en el piso antes de entrar al bosque pues aún era de día y el anciano Dervhi le dijo que no entrara de día sino de noche solamente. Paso el día entero de ocioso y en la noche atravesó el bosque rápidamente. Al entrar al bosque se percató de cómo las hojas amarillas ahora eran verdes y los troncos de dichos arboles de un negro oscuro como el carbón.
Cruzó el bosque y se topó entonces frente a una enorme cordillera que parecía que las rocas se acomodaran como escalones para que sean subidas. Merma voló rápidamente hasta la cima de la montaña y tardo unas dos horas en volver, confirmo luego que era seguro para que Fairy pueda escalarlas.
Luego de poder escalar todas esas peñas y rocas, Fairy estaba agotado así que decidió tomarse el día siguiente como reposo y así fue ya que pasado mañana, ya descansado, bajó las montañas que conducían hacia un enorme desierto de arena tan blanca como si de nieve se tratara. Bajo hasta el enorme desierto en todo el día hasta que llegando la noche ya estaba en las faldas de las montañas, entonces buscó una cueva para dormir esa noche. Antes de dormirse, Merma le advertía sin cansancio que mirase la puerta hasta que Fairy decidió taparla con una roca que movió haciendo palanca y con troncos que Merma busco horas antes de anochecer completamente. Luego de esa noche, vieron que la roca estaba llena de espinas enormes como troncos y hablando de troncos, estos estaban mordisqueados hasta no más poder.
Fairy al fin había llegado al desierto en donde estaba el gigante con el enorme templo en espaldas. Luego de tomar un buen desayuno, vio entonces que solo quedaban provisiones para cinco días, lo suficiente hasta llegar a los bosques maravillosos, en ellos la comida no sería un problema.
Caminó en el desierto sin problema hasta que en el medio día el sol se hizo de repente algo insoportable. Saca de entre su maleta una muda de ropa y se tapa con eso, así evita quemarse con el sol y empieza a andar con mayor comodidad El sol parecía palpitar con fuerza brutal y caminando siempre en línea recta por un buen rato se dio cuenta de que buscar un enorme templo en un aún más enorme gigante era más difícil de lo que creía antes. Caminando entre las arenas blancas como estrellas que desprendían calor sofocante, Fairy y Merma se toparon con una caseta que se deslizaba entre la arena de forma rotatoria.
- ¡¿Qué es esto?! –Dijo en voz alta al ver como la caseta se movía en las arenas blancas como si fuera una pluma arrastrado ante la fuera del viento.
Fairy pensaba que estaba alucinando, en su trayecto se había llevado una serie de sorpresas increíbles pues entre un bosque satánico y esos arañazos en las rocas eso era lo más extraño, peor volviendo a recapacitar la serie de sucesos reales e increíbles, pensó que una caseta que flotaba en las arenas era algo normal.
Sin pensarlo dos veces encontró la puerta y agarrándose de la manija empezó a tocarla para ver si alguien respondía.
- ¡¿Hay alguien allí?! –Dijo mientras que tocaba la puerta con fuerza, la madera estaba desgastada y parecía que las termitas habían acampado a sus anchas en ella pero a pesar de eso era dura y firme, nada fácil de golpear pues parecía ser de piedra.
Al rato se escucharon pasos dentro de la caseta, pasos de zapatos de madera y se abrió la puerta empujando a Fairy el cual estaba agarrándose de esta así que tuvo que sacar la cabeza por el costado para ver quién era el que la abría.
- Es muy estúpido creer que alguien vive en una caseta tan pequeña y en un desierto tan grande. –Dijo uno voz sarcástica. –Pero el sentido común es la voz de la muchedumbre. ¿Qué clase de joyita toca mi puerta?
De la nada se abrió entonces la puerta que desprendía un chillido irritante que hizo soltarse y perder el equilibrio a Fairy pero antes de caer, una mano lo sujeto para que no se precipitara al suelo.
- Yo soy Eregr, hijo de Eregor. Vivo en esta caseta desde hace años y deseaba tener visitas desde hace tiempo. Tengo 142 años de edad. ¡¿Soy un jovenzuelo no?! –Dijo la misma persona con la misma voz de sarcasmo.
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Aquellos Que Buscan Justicia
FantasíaFairy es un muchacho, hijo de unos campesinos libres dentro de la nación de Diagon que atraviesa plenamente la Gran Era de la Navegación (Edad Moderna dentro de nuestro contexto histórico real), despreocupado y con un destino incierto, que un día fa...