Maratón (2/3)

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El bar Red Apple resonaba con su música a todo volumen por el vecindario, mientras yo avanzaba a pasos lentos por el lugar, abrazándome a mí misma en busca de un poco de calor. La noche era helada, y ya sentía mi nariz goteando por el frío incipiente. La escarcha recubría mi piel.

Después de salir del alcantarillado aquella tarde, dejar a los chicos en sus casas y escribirle una nota a Annie avisándole que estaría con Jack, me había encaminado por las calles –aún con mi ropa sucia y manchada, ya que no podía tardarme en casa para cambiarme– yendo a parar en los límites de Derry, solo para buscar a Jack. No lo había visto en todo el día, y necesitaba contarle nuestros descubrimientos de la tarde. Ya teníamos el sitio ideal donde atacar, solo necesitábamos más ayuda, y sabía que él sería nuestro cómplice.

Llegué al pórtico y subí los pequeños escalones que me conducían a su hogar. Golpeé la puerta con mis nudillos y esperé, ansiando verlo. Me moría por estar con él.

Los cerrojos de la puerta replicaron, y mi corazón vibró con nerviosismo.
Al abrir la puerta, sus ojos se toparon con los mios, y en cuestión de segundos me abrazó con fuerza. Me aferré a sus brazos, liberando el aire de mi pecho con lentitud. Era como si estar con él fuese desechar todo aquel peso muerto que cargaba.

—Dios, Sky, te he buscado durante todo el día.— Refutó, y sus manos acunaron mi rostro. Sus ojos se entornaron al ver mi labio roto—. Mierda... Ven conmigo.

Asentí sin poder hablar, y entré, observando el lugar oscuro y vacío. Él cerró la puerta y pasó su brazo por mis hombros, dándome un beso en la coronilla de la cabeza—. Me tenías malditamente preocupado.

Avanzamos hasta su habitación, la cual era la única con iluminación, y observé que su cama era bastante amplia, con acolchado blanco y un televisor enfrente. El tocador tenía un perfume encima y algunos libros, mientras que todo permanecía en perfecto orden.

—Traeré un botiquín.— Informó, saliendo a la oscuridad del resto de la casa. Suspiré, a sabiendas de que aún no había dicho nada, y me retiré el suéter sucio que traía, quedando únicamente en una camisa diminuta grisácea. Mis músculos se sentían aún muy agarrotados, y presentía que en cualquier momento podría desmayarme.

Como acto mecánico, me senté en la cama pulcra, llevando mis manos a mi rostro. Estaba realmente cansada, y solo deseaba dormirme.

Sus pasos nuevamente se oyeron, y entonces se sentó a mi lado. Suspiré y lo miré, estaba humedeciendo un algodón.

Me miró, y sonrió—. Ven aquí.

Me acerqué y él llevó el algodón a mi labio, llevándose cualquier rastro de infección u sangre seca tras él. El dolor era soportable, solo mientras su mano siguiera entrelazándose con la mía.

Él acabó la limpieza, y acarició mi mejilla, dejando a un lado las cosas que había utilizado—. ¿Cómo fue qué terminaste así, preciosa? Estás hecha un desastre.— Reí, negando con mi cabeza. Mi risa se desvaneció en cuestión de segundos, y entonces me quedé observando nuestras manos juntas... Como piezas perfectas.

Dios, lo quería demasiado.

Me incliné levemente y suspiré, viéndolo directamente a los ojos. Me mordí el labio, y siendo franca, no sabía como reaccionaria ante esto.

—Hoy estuve en el alcantarillado...— Se le escapó un suspiró negativo, y entonces apreté su mano—, encontramos su guarida, Jack. Peleamos contra él, esto es un gran avance.— Relaté emocionada. Él se puso de pie, negando con la cabeza.

—Sky...— Dijo en reproche.

—Podemos derrotarlo. Solo debemos volver...— Le interrumpí.

Rotten: It/Eso [Bill Skarsgård]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora