Maratón (3/3)

1.8K 149 53
                                    


El sol veraniego se hizo paso entre las nubes del atardecer, cayendo rápidamente, dando paso a una noche que sería turbia y fría.

Me encontraba con los pies colgando de la cama, mientras el tocadiscos viejo que Annie me había obsequiado expulsaba una canción suave y melódica. Veía el techo con atención, sin obtener una mayor diversión que esa. Hacía muchísimo frío como para salir, y aún así, de querer hacerlo, no tendría a donde ir, lo cual era deprimente.

Mi estómago rugió con estridencia, y entonces me incorporé ante sus deseos. No había comido nada en todo el día, y ahora solo deseaba devorarme el refrigerador entero.

Atravesé mi desolada habitación y abrí la puerta. De inmediato, un aroma dulce me inundó la nariz; era perfume. Enarqué una ceja y atravesé el pasillo, curiosa de encontrarme con lo que soltaba aquel delicioso aroma.

Bajé las escaleras con sigilo, y asomé mi cabeza para comprobar lo que había abajo. Annie portaba un vestido, veraniego y de filtros suaves, junto con unos tacones medianos y el cabello suelto. Se veía hermosa, e iba a salir.

Una sonrisa siniestra se formó en mis labios. Ya lo había comprendido, todos estos días había actuado tan atontada que solo se podía deber a que salía con alguien. En mis adentros agradecí que alguien la estuviese haciendo feliz; últimamente solo le estaba causando líos, por lo que una distracción no le haría de más.

—Vaya, vaya...— Dije bajando los escalones restantes. No pude terminar la oración cuando ella ya se encontraba con una mano en el pecho debido al susto.

—Dios, Sky, no hagas eso. ¿Acaso quieres qué caiga muerta?— Dijo dramática.

La inspeccioné despectivamente, y se sonrojó. Sabía que la había descubierto.

—Bueno, ¿y quién es el afortunado?— Cuestioné chistosa, haciéndome paso para ir a la cocina.

Ella suspiró extasiada al recordarlo, supuse. De inmediato puso una sonrisa y siguió retocándose frente al espejo.

—Tú lo conoces. Es un buen hombre.— Me dijo colocándose unos aretes.

Me puse de puntillas y saqué un tazón del estante, volteándome un segundo para mirarla—. Vale, suéltalo. ¿Quién es?

—Bien... Es el oficial Bowers. ¿Puedes creerlo?— Chilló cual niña pequeña.

Bueno, retiro todo lo dicho.

Ante la sorpresa, el tazón se me resbaló de los dedos como si de aceite se tratase. Annie soltó un chillido, pero yo seguía sin creerlo. Mil vidrios en pedazos pequeños recubrieron mis pies desnudos, pero no era sencillo sacarme de mi trance.

¿Ella, con ese asqueroso tipo? ¡Era imposible! Aquel hombre solo podía mantener en su pequeño cerebro planes de tortura para su hijo, y como seguir sosteniendo esa perturbadora instalación clandestina con nombre de supuesta policía. Era ridículo, y era algo que me enojaba. No podía permitirlo, sabía que esta tóxica relación estaba influenciada en gran parte por ese maldito payaso. Era una razón más para acabar con él cuanto antes.

—¿Estás hablando enserio?— Dije en un tono incrédulo. Ella frunció el ceño al instante ante mi rechazo.

»—No me jodas, Annie. ¿Esto es enserio?— Insistí.

—No hables así. Y sí, hace semanas salgo con él. ¿Qué sucede contigo?— Dijo mirándome con algo de exasperación.

—¿Qué es lo qué pasa conmigo? ¡Eso debería preguntártelo yo! Ese tipo es todo menos algo bueno. Ambas lo sabemos, es un corrupto, un viejo lascivo y desequilibrado. ¿Cómo rayos puedes salir con alguien así?— Le grité, irritada al máximo.

Rotten: It/Eso [Bill Skarsgård]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora