Epílogo.

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Años después.






El clima en Derry, el cual debía estar destinado a ser soleado e increíblemente caluroso gracias a la llegada del inminente verano, osaba llevar otro rumbo al tener su cielo totalmente oscuro, como si una gran tormenta tuviese lugar en el pequeño pueblo dentro de algunas horas, a pesar de ser tan solo medio día.

Noah observó por la ventana que estaba frente a sí el avance del auto de su padre por la larga y desierta carretera. Apoyó su frente en el gélido cristal y suspiró, carcomido por el aburrimiento. Con tan solo ocho años estaba consciente de las muchas cosas en su alrededor, y una de las cosas que menos le hacía ilusión al pequeño rubio era abandonar Portland, su ciudad, para venir a lo que él llamaba “un pueblucho granjero con déficit en educación y nula diversión.” Sí, el niño era lo suficientemente listo para opinar y oponerse.

Una lluvia casi catartica se desató en cuanto la familia cruzó los límites del pueblo. Noah posó su iris celeste en el lugar, pero la gran cantidad de agua que caía le impedía ver algo más que no fuera masa verdosa y borrosa. Miró a su madre, y solo pudo ver su larga cabellera rubia cayendo por sobre sus hombros, mientras dormía en el asiento de copiloto. Su padre, en cambio, mantenía los ojos en la carretera, echando vistazos fugaces a los lados. En cuanto su mirada se fijó en el espejo retrovisor, se percató de la mirada algo enojada y curiosa de Noah.

—¿Sigues molesto? —Preguntó Jack burlón. Conocía muy bien a su pequeño, y sabía que con simplemente bromear con él podría sucumbir a su enojo, tal y como su madre lo hacía. Ambos eran bastante predecibles para él.

Noah resopló: —No quiero pasar mi verano en este maldito pueblo, es extraño y aburrido. —Refutó recostándose en el asiento.

—Hey, hey, ¿Quién te enseñó a hablar así? —Dijo Sky, despertando y reclamándole a su hijo. Noah y Jack intercambiaron miradas, hasta que Sky frunció el ceño.

»—Solo serán unos días, cariño. El verano acabará tan pronto que nisiquiera notarás la diferencia. —Opinó la rubia, dándose la vuelta para observar a Noah, quien solo se cruzó de brazos en respuesta. Ella sonrió; su cabello liso del mismo color que el suyo caía por sobre sus ojos azules y penetrantes, mientras su rostro permanecía algo rojo por la irritabilidad, la cual ya empezaba a disminuir. Ella estiró la mano y le apretó una de las mejillas, haciéndole sonreír. Conocía a la perfección su pequeño hijo, y sabía que esto solo era el comienzo. Luego, incluso le gustaría el pueblo.

La razón para volver a Derry era el reencuentro. A pesar de que en el pueblo ya no se oían noticias como en años pasados sobre secuestros y asesinatos de niños y demás ciudadanos, “El club de perdedores” tal y como Billy Denbrough aún lo llamaba, por méritos de él mismo, tuvo la idea de reunirse allí nuevamente, una última vez, ya que los años seguían pasando, pero ninguno quería olvidar; nadie quería rememorar lo malo pero tampoco deshacer lo bueno que vivieron. Era por ello que Derry sería el epicentro de su reunión. Sky sonrió para sus adentros con alivio, más que segura de que este acercamiento sería distinto a los demás.

Ella sería la primera en llegar, ya que era la más cercana al pueblo. Los demás, llegarían con el pasar de los días.

Al introducirse definitivamente al pueblo, Jack se dirigió a la vieja casa que la familia conservaba. Todo seguía igual, a diferencia de que algunas viejas casas habían sido remodeladas, al igual que el característico parque Bassey. Todo el centro era moderno gracias a la nueva alcaldía, e incluso el icónico bar Red Apple había sido demolido para poder abastecer de nuevos y más modernos lugares al pueblo, incitando así la llegada de turistas con bolsillos llenos.

Rotten: It/Eso [Bill Skarsgård]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora