Capítulo 5.

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Derry High School era la escuela donde se suponía tenia que terminar mis estudios. Después de tantos ires y venires con respecto a mis clases, había quedado estancada en segundo de preparatoria. Annie me había dicho que las clases acabarían pronto gracias a la llegada del verano, así que tendría tiempo de sobra para recibir el nuevo curso con el «mayor conocimiento». Sus palabras eran tan dulces y añorantes que me causaban tortícolis.

Y ahora, era la hora de ir a la cárcel.

Después de haberme arreglado y peinado, me encontraba acostada en mi cama boca arriba, analizando el techo como si tuviese algo interesante que ver. Me asustaba un poco el hecho de socializar y ese tipo de idioteces, ya que nunca fue mi fuerte, pero tenia que salir de aquellas cuatro paredes. Solo tendría que sobrevivir estos últimos días y después podría seguir de ermitaña.

La puerta se abrió y Annie entró, con una sonrisa blanda—. ¿Estás lista?

—¿Lista para joder mi vida? Por supuesto, siempre se está lista para eso.— Respondí con ironía exagerada. Estaba muriendo de nervios.

—Te lo he dicho mil veces, cariño. Apenas llegamos ayer y estás en guerra con Derry. ¿Podrías darle al menos una oportunidad, por favor?— Cuestionó sonriente. Ella se estaba esforzando demasiado para hacerme vivir en un estado normal, era una adolescente, se suponía que eso debía hacer. Me sentí levemente culpable y le di una sonrisa resquebrajada, asintiendo—. Bien, te espero abajo para darte las indicaciones. No olvides tus cosas.

Cerró la puerta y yo suspiré, quejándome en voz baja.

Me paré de la cama y recogí mi maleta del suelo, echando en ella un cuaderno y varios lápices.

Me la puse en los hombros y me di la vuelta, llevándome una sorpresa.

El pequeño barco de papel con el nombre «Georgie» estaba ahí, a unos pasos de mí, inocente e inmóvil. Fruncí la ceja y me agaché, agarrándolo.

—¿Dónde estabas?— Pregunté, dándome una palmada mental por hablar con un barco de papel inanimado. Suspiré, mirándolo. Algo dentro de mi pecho me gritaba que lo llevase, así que descolgué mi mochila, y como si mis brazos tuvieran vida propia, lo guardé al lado del cuaderno.

Cerré la maleta y abrí la puerta, saliendo por el pasillo.









La mayoría de los ojos estaban posados sobre mí. Si, extrañamente parecía ser el centro de atención de la preparatoria.

Tragué saliva y avancé por el largo pasillo, oyendo los murmullos de todos a mi alrededor. Yo sólo caminaba como si mis pies tuviesen grabado ese camino. Me sentía a punto de vomitar.

Gracias a Annie –y a sus muy inexactas indicaciones– tuve que pararme a preguntar donde estaba la dirección tropecientas veces. El timbre aún no sonaba, por lo cual supuse que tenía tiempo.

Al llegar por fin a ella, tuve que hacer fila para que me entragaran mis horarios. ¡Genial!
Estaba falleciendo del aburrimiento, aquel lugar solo me hacía sentir aún más nerviosa.

Murmullos y risas empezaron a acercarse por mí espalda. Por el rabillo del ojo pude ver cuatros chicos menores que yo haciendo la fila también, cosa que a la cual no puse mucho atención.

—¿No es esa tu nueva vecina Bill?— Dijo una voz masculina y cantarina, cargada de humor. Otro chico, que supuse era mi vecino, lo mandó a callar.

»—Cierra la boca tú, Tartaja.— Respondió la misma voz. Yo seguía con mi vista al frente, prestando atención al bullicio que los chicos emitían.

Rotten: It/Eso [Bill Skarsgård]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora