Capítulo 7.

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—¿Me dirás lo que pasó?

Jack me observó relajado bajo la potente luz del sol. Estábamos en el parque Bassey, sentados en una banca, mientras mi respiración seguía acelerada aunque los sucesos trágicos del día ya llevasen algunos minutos de sucedidos.

Mis manos jugueteaban nerviosas, a la vez que mi mirada estaba pérdida en el suelo. No sabía como hablar sin que las lágrimas me acorralaran la garganta.

Suspiré, y sin más, lo miré. Dios, era tan lindo. ¿Cómo era posible?

—No me creerías si te lo dijera...— Suspiré. Él frunció levemente las cejas.

—¿De qué se trata, Sky?— Su mano derecha apretó la mia, que estaba reposada sobre mi rodilla, en señal de apoyo. Mi piel se calentó a la par de mis mejillas. Era muy extraño sentir aquello con un casi desconocido.

—Siento... Que estoy siendo perseguida, por algo...— Expliqué vagamente, pero con el miedo a flor de piel. Él enarcó la ceja, en un gesto de total escepticismo.

—¿Qué... Fantasmas?— Preguntó en una carcajada. De inmediato me sentí pequeña, incrédula, tonta. Era imposible que alguien me creyese, ¿y cómo hacerlo? Sonaría tan patético decir “Hola, soy Sky Rogers. Un payaso o demonio me ha atormentado desde que llegué aquí, haciéndome perder la cordura, es un gusto”. Sonaba ridículo, pero era real.

No podía continuar con mi relato. No me creería, y lo único que lograría sería quedar tachada como lunática, cosa que prefería evitar.

Me levanté de mi asiento y me aferré a mi bolso, impostando una sonrisa resquebrajada—. Olvídalo... Solo, déjalo así.— Dicho eso, me dispuse a caminar para volver a casa. «Estúpida, estúpida, mil veces estúpida...»

—No, Sky, espera...— Al decir eso, se puso enfrente mío, agarrando mi brazo con suavidad. Su pulgar trazó suaves círculos sobre mi piel, haciendo que ésta respondiera positivamente a su tacto. Me encantaba—, no era mi intención, lo lamento...— Su voz ronca y masculina sonaba lo más sincera posible—, pero sea lo que sea, me tienes aquí, para desahogarte... Aunque tal vez pueda ayudarte si decides contármelo.

Sin poder evitarlo, sonreí enternecida. Su gesto me decía que verdaderamente quería ayudarme, pero no podía involucrarlo. Aquel asunto era demasiado turbio, y debía organizar mi cabeza antes de meterlo a él en todo esto.

Me acerqué a él, y le di un suave beso en la mejilla. Pude sentir como su respiración se entrecortaba, y por dentro grité emocionada.

—Podemos intentar lo primero.— Le dije con una sonrisa coqueta. Él me la devolvió, y sin más, soltó mi brazo.

Me di media vuelta, empezando a caminar de vuelta a mi hogar.

Lo único que no lograba explicar era la sensación de intranquilidad que sentía al percibir su mirada penetrándome la espalda. Seguía creyendo que algo no cuadraba con él.













Dos semanas había transcurrido desde el día del fallido proyector, y por consiguiente, la última aparición de Eso en mi vida.
Por alguna razón, el payaso no había vuelto a merodear por aquí, ni a aparecer para asustarme. Era como si se hubiese desvanecido del todo.

Por mi lado, tuve que continuar. Había hecho amigas, había salido con Jack algunas veces y me sentía como una adolescente relativamente normal.

Jack se había comportado realmente bien. A pesar de no contarle lo de mis incidentes fantasmales, él no me lo reprochó. En cambio, habíamos compartido bastante tiempo juntos. En solo dos semanas me había vuelto cercana a él.

Rotten: It/Eso [Bill Skarsgård]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora